JESÚS MEMBRADO

"Si no hay acuerdo, el juez decidirá quién tiene razón"

Considera inaceptable la enmienda de CiU en la reforma laboral para que sea el empresario el que decida.

Imagen de archivo del diputado del PSOE Jesús Membrado.
"Si no hay acuerdo, el juez decidirá quién tiene razón"
ESTHER CASAS

¿Cómo un sindicalista , que ha sido secretario general de UGT Aragón tantos años, puede defender ahora una reforma laboral que UGT y CC. OO. consideran el mayor ataque a los derechos del trabajador en los últimos treinta años?

Con argumentos y con razonabilidad. Era imposible sustraernos a la reforma laboral. ¿Qué es lo que defiendo? Que sindicatos y patronal han tenido dos años de proceso de negociación. Y de acuerdo, ha habido una parte, la representación de la CEOE, que no ha querido avanzar, pero ya se sabe que al acabar ese proceso se entra en una dinámica absolutamente perversa y entonces el Gobierno tenía que actuar. Personalmente, ¿qué es lo que siento?: Que algunas veces tengo dificultades para moverme en el ámbito en el que cual estoy actuando. Pero, creo sinceramente que el texto que ha salido del Congreso está bastante ajustado, centrado y es perfectamente defendible.

A usted le ha tocado también liderar alguna huelga general, ¿cree que es justa la convocada para el 29 de septiembre?

Yo respeto absolutamente a las organizaciones sindicales. Considero que están pasando un mal trago. Pienso que en estos momentos hay una campaña de desprestigio innecesaria e indigna y que el movimiento sindical tiene razones suficientes para oponerse a esta deba-cle neoliberal que viene de Europa. La huelga del 29 de septiembre forma parte de una movilización a nivel europeo. Creo que es necesario decir que las políticas socialdemócratas deben ganar para poder mantener el Estado del Bienestar y ahí los sindicatos son fundamentales. A mi me parece que las organizaciones sindicales se la están jugando: están trabajando porque la huelga general del 29 salga bien y están en su perfecto derecho.

¿No piensa que la reforma laboral frustra las esperanzas de muchos que confiaban en que ayudaría a crear empleo y no a destruirlo al abaratar el despido?

Estoy radicalmente en contra de ese discurso y de esa posición. No hay en este momento elementos que puedan determinar que con la reforma aumenta la capacidad de despido de los empresarios. Eso es falso. Eso se podría haber producido si hubiésemos aceptado la enmienda 302 de CiU, pero es que nunca la hemos aceptado.

¿Por qué no?

El planteamiento de los nacionalistas catalanes es inasumible. Dentro de la flexibilidad interna que establece la reforma y que recoge que para que una empresa perviva puede cambiar la jornada o el incremento salarial pactado con un máximo de tres años, CiU proponía que si no había acuerdo fuese el empresario el que decidiera y eso, a nosotros, nos parece inaceptable. Preferimos no contar con un aliado para sacar adelante la reforma laboral y tener que pasar el mal trago del jueves pasado antes que dar el brazo a torcer en este tema que para nosotros es de enorme importancia y es que si no hay acuerdo, el juez determinará quién tiene razón.

¿Y no le parece que esta reforma va a traer una mayor judicialización de las relaciones laborales?

No, porque hemos sacado el conflicto de empresa del marco judicial. Hemos introducido criterios que obligan o incentivan a que los problemas de la empresa se resuelvan en el ámbito laboral. ¿De qué manera?: Se trata de flexibilizar los problemas de la empresa para evitar el despido. ¿Qué es mejor: tener que hacer un ajuste de jornada o cambiar el mes de vacaciones o que la empresa tenga que despedir a seis porque no puede hacer tales cambios y después volver a contratar a otros seis para atender un pico de producción. Ese es el problema y lo que nos piden los empresarios: poder resolver los conflictos rápidamente dentro de la empresa.

Pero, ¿no le parece que el trámite para sacar adelante la reforma peca de poco democrático dado que ningún grupo político salvo el suyo la ha apoyado?

Claro que nos hubiera gustado que hubiera salido apoyada por más votos. Hombre, ¡por Dios!, claro que sí. Y nos hubiera gustado porque una reforma con la contestación social que está teniendo esta y con la convocatoria de huelga del día 29, si hubiera habido un apoyo parlamentario mayor habría dado una cierta tranquilidad al conjunto de la sociedad, que bastante susto le estamos dando todos los días.

¿Quién ha sido más culpable en esta falta de consenso parlamentario?

Tal y como está la situación política en este país no hay ningún grupo político, excepto el que sustenta el Gobierno, que esté dispuesto a darnos apoyo aunque les hubiésemos vendido una lluvia de oro. ¿Por qué? Porque hay una contestación social ya marcada para el 29 de septiembre. No hay nadie que quiera hacerse una fotografía con el Gobierno en una situación de estas características.

¿Por qué les corría tanta prisa aprobar esta reforma? ¿No hubiera sido mejor esperar a tener apoyos para sacarla adelante?

El consenso parlamentario es imposible en este tema y más en un momento en que los intereses partidistas priman por encima de todo. Ni con el PP ni con PNV ni con CiU. El PNV está tensionado por sus contradicciones internas. CiU está trabajando para ganarse a un sector de las clases medias en Cataluña y por tanto, tiene un planteamiento más agresivo en temas de mercado de trabajo. Y la clave para el PP es dejar solo al Gobierno frente a la huelga general de septiembre. Con esta perspectiva, el tiempo no era lo determinante sino la voluntad política y esa voluntad no ha existido nunca.

¿Para qué cree usted que servirá esta reforma laboral?

Tiene que servir para evitar que se destruya empleo innecesariamente. Esta reforma permitirá que una parte de la destrucción de empleo que podía venir por la falta de flexibilidad en las empresas no se produzca. Y aquellos empresarios que usen el sistema de destruir empleo ante cualquier problema se van a retratar porque tienen medidas para resolver sus conflictos sin necesidad de mandar a gente a la calle.