CAMBIOS EN FONDO Y FORMA

Dominique Strauss-Kahn borra las huellas de Rodrigo Rato en el FMI

El francés no solo ha traído un nuevo tono, sino que supone un cambio en la sustancia, al adoptar posiciones que refuerzan la independencia del organismo internacional.

En sus casi seis meses como director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn se ha esforzado por vaciar "un archivo grande" de problemas que ha dicho haber recibido de su antecesor, el español Rodrigo Rato, y, de paso, imprimir su sello personal a la institución.


"El FMI ha vuelto", afirmó Strauss-Kahn en la rueda de prensa de apertura de los actos de la asamblea semestral del organismo, que se celebra este fin de semana en Washington y que es su primera como mandamás de la institución.


Esa frase digna de una película de acción refleja las intenciones del francés Strauss-Kahn de colocar al Fondo Monetario Internacional (FMI) en el centro de los debates económicos y de la atención del mundo.


"No han pasado ni seis meses y ésta ya es una institución de Strauss-Kahn", dijo un alto funcionario del organismo que no quiso ser identificado.


"Se ha convertido en un experto en los detalles de la organización interna del FMI", añadió.


Instalado desde noviembre en la oficina de jefe en el piso 12, con sus grandes cristaleras con vistas al sur, donde fluye el río Potomac, Strauss-Kahn es todo ambición.


"Lo que decimos sobre la economía mundial es usado no sólo por la prensa, sino también por los políticos, y el debate está organizado en torno a nuestros pronósticos y nuestras recomendaciones", dijo Strauss-Kahn.

"Me pagan en inglés"


La auto-promoción es también a nivel personal. Tras esa rueda de prensa de apertura, el ex ministro y aspirante a la candidatura socialista al Palacio del Elíseo se sentó en un plató que el canal de noticias "Francia 24 horas" había montado en la sala de prensa del FMI para una entrevista en directo. Los otros periodistas se arremolinaron ante la novedad.


Habló en francés, claro, como también lo hizo durante la rueda de prensa en respuesta a una pregunta de una periodista quebequés.


En cambio, cuando una reportera argentina le dijo a Rato hace un año si prefería la pregunta "in español", el entonces director gerente le respondió: "Prefiero en mi lengua oficial. Me pagan en inglés".


Su contestación ilustra el estilo que adoptó Rato en sus casi tres años y medio en el FMI, ajustado al guión preparado por los expertos del organismo, mientras que Strauss-Kahn habla con más libertad y soltura en nombre de la institución.

En fondo y forma


El francés no solo ha traído un nuevo tono, sino que supone un cambio en la sustancia, al adoptar posiciones que refuerzan la independencia del FMI.


Ha criticado a Estados Unidos, por ejemplo, por no permitir que el Fondo evalúe en detalle su sistema financiero. Otros directores gerentes también han presionado al máximo accionista del organismo, pero no en ruedas de prensa.


Y bajo su batuta, el organismo ha divulgado esta semana pronósticos económicos pesimistas, pese al desacuerdo de los Gobiernos europeos, a los que han colocado en una posición incómoda frente a la opinión pública interna.


A la asamblea ha llegado con la solución para los dos problemas fundamentales que encontró en ese "archivo grande" que dice que recibió en herencia: la redistribución del voto en el seno del organismo y el saneamiento de sus cuentas.


En ambos frentes "se movió muy rápido y probablemente fue más allá de lo que se había anticipado", dijo la fuente.


Rato abrió la negociación para dar más poder a los mercados emergentes en el Fondo, lo que fue su principal logro, según los analistas, pero cuando dejó su cargo estaba paralizada. Un miembro del Consejo Ejecutivo llegó a decir que veía "imposible" lograr un pacto.

Presión a los grandes

Desde entonces Strauss-Kahn ha presionado a países como el Reino Unido y Francia, que se resistían a ceder poder, y al final ha habido acuerdo.


"Desde que Dominique Strauss-Kahn ha asumido el control, las cosas han cambiado bastante. Ha dado un nuevo dinamismo" a la negociación, opinó el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega.


En el lado de las cuentas, no ha tenido escrúpulos en eliminar 380 empleos, algo que no había contemplado Rato, lo que combinado con una venta parcial de oro cubrirá un déficit de 400 millones de dólares previsto para 2010.


Incluso Argentina tiene ahora algo bueno que decir sobre el FMI.


El recorte de personal "demuestra que el Fondo está preparado para aplicarse la austeridad que ha predicado tan a menudo", afirmó el ministro de Economía, Martín Lousteau.


Esa afirmación contrasta con la petición hace un año de su antecesora Felisa Miceli de que para ahorrar se le bajara el salario a Rato y al resto de la gerencia.


Paradójicamente, Argentina, Brasil y el resto de los países latinoamericanos dieron un apoyo decidido a Rato como candidato a director gerente del FMI en 2004.