Heraldo del Campo

GENTE DE LA TIERRA

Los agricultores detrás del aceite del Matarraña

La Cooperativa de Aceites del Matarraña, encabezada por Joaquín Riba, une el trabajo de los agricultores del olivo pertenecientes a la comarca.

Joaquín Riba (centro) en los premios de la DO Bajo Aragón 2024.
Joaquín Riba (centro) en los premios de la DO Bajo Aragón 2024.
Javier Navarro

En 1988, los agricultores de la oliva en la comarca turolense del Matarraña decidieron unir sus fuerzas en una cooperativa en la que recibir y clasificar por cada referencia las olivas recogidas de aproximadamente los 215.000 olivos de variedad empeltre que se encuentran en el entorno. Ese año, el cretense Joaquín Riba, a sus 24 años de edad, y, en ese momento, miembro de la cooperativa de San Pedro de Cretas, su pueblo natal, pasó a formar parte de la constitución de esta nueva cooperativa como su gerente. "Acabé de licenciarme en Económicas y volví al pueblo para trabajar con mis padres, también agricultores", afirma Riba. La tierra de secano característica del Bajo Aragón permitía que en su familia se trabajaran las olivas, pero también las almendras y la uva.

Para Cretas y Arens de Lledó, de apenas 200 habitantes, junto a Calaceite, pueblos turolenses dedicados a la agricultura, fusionar sus fuerzas era la mejor opción de estabilizar y rentabilizar el cultivo de la oliva y la elaboración del aceite del Matarraña. Por ello, a esta cooperativa de primer grado se le incorporaron las sociedades base de los pueblos Torre del Compte, La Fresneda y de La Portellada unos años después, en 1996, 1998 y 2007, respectivamente. De esta fusión resultó una superficie de olivar de aproximadamente 2.700 hectáreas que se trabaja anualmente para producir el aceite de la característica calidad de la Denominación de Origen del Bajo Aragón, de la que forma parte.

Más de tres décadas después de esa primera unión, la cooperativa sigue dando sus frutos: "Esta campaña 2023/2024 la recordaremos años, e incluso décadas, como la de máxima producción, por los precios y por la calidad de nuestros aceites y aceitunas", asegura el agricultor. Ese producto, resultado del trabajo de los 350 socios con los que cuenta actualmente Aceites del Matarraña, los ha llevado a ser premiados en varias ocasiones: "Este año tuvimos el honor de ser una de las cooperativas reconocidas en los Premios al Mejor Aceite de la DO Bajo Aragón", afirma el turolense.

Su trabajo sigue abogando por el mismo objetivo que la llevó a constituirse: asegurar el cultivo y la elaboración del aceite de la comarca. Por eso mismo, Riba, junto al resto de agricultores, se dedica a recoger las aceitunas de sus socios de tierras de secano y también de los agricultores de avanzada edad de la zona, además de reivindicar la existencia de mejoras que garantizarían a la oliva del Matarraña un porvenir asegurado: "Si se implantasen regadíos de apoyo, los agricultores jóvenes tendrían un futuro más alentador, favoreciendo producciones más estables", explica el agricultor, sobre todo, teniendo en cuenta las características propias del Bajo Aragón.

Un producto de calidad

Botella de 500 cc. de la Cooperativa de Aceites del Matarranya
Botella de 500 cc. de la Cooperativa de Aceites del Matarranya
J.R.

Su actividad se centra en la recepción y procesamiento de la aceituna que se recoge en los distintos campos de olivos de sus socios, distinguiendo entre la del árbol, convencional y ecológica, destinada para aceituna de molino o aceituna para aderezo, además de para la obtención de aceite; y la del suelo, de la que se obtiene el aceite lampante, no apto para el consumo humano. Una vez clasificadas, en el molino se procesan para elaborar el aceite y, posteriormente, almacenarlo sin luz y a una temperatura adecuada. Finalmente, se filtra, evitando su propia humedad, y se envasa. Por su parte, la oliva de mesa se traslada a depósitos en los que se fermenta hasta perder su amargor, mientras que la aceituna de aderezo se envasa por calibres en los diferentes formatos.

En resumen, el trabajo de los socios que conforman esta cooperativa se traduce en "un aceite que se puede maridar con muchos platos de nuestra cocina aragonesa y nacional, y en una aceituna empeltre negra, sin estar teñida como otras variedades, por lo que no hay una negra que le haga sombra", garantiza Riba.

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