La Cooperativa Niño Jesús de Aniñón, abocada al concurso de acreedores

La asamblea general de la entidad acordó a principios de julio la disolución y la apertura del proceso de liquidación

Imagen de archivo de las instalaciones de la Cooperativa Niño Jesús de Aniñón
Imagen de archivo de las instalaciones de la Cooperativa Niño Jesús de Aniñón
MACIPE

La Cooperativa Niño Jesús de Aniñón, fundada en 1979 y que aglutinaba a cerca de 200 socios productores de la localidad zaragozana y otros pueblos del entorno, ha iniciado el procedimiento para iniciar el concurso de acreedores. Así, el pasado 10 de julio, la asamblea general acordó, por unanimidad de los asistentes, la disolución de la entidad, así como la apertura del periodo de liquidación. De la misma manera, se dio por cesado al consejo rector y se nombraron tres liquidadores entre los integrantes de la misma. El siguiente paso será que se abra el proceso en el Juzgado de lo Mercantil.

Según explica José Manuel Sebastián, alcalde, socio y uno de los liquidadores, esperan que el nombramiento del administrador concursal pueda ratificarse a principios de septiembre. Asimismo, Sebastián asume que este paso, madurado desde inicios de 2023, ha sido "meditado y consensuado". A su juicio, la inviabilidad del proyecto se debe a una conjunción de factores: "mala producción, sobredimensionamiento de las instalaciones y el mal panorama crediticio".

"osé Manuel Sebastián: "Han sido dos o tres años de malas cosechas y, por ejemplo, el 2022 fue un desastre, que con unos precios bajísimos no daba ni para amortizar las calibradoras de cereza de mercado que se habían comprado"

Sobre el primero de los factores, Sebastián ha señalado a los tres últimos años como de "desastrosos" en cuanto a la recolección. "Han sido dos o tres años de malas cosechas y, por ejemplo, el 2022 fue un desastre, que con unos precios bajísimos no daba ni para amortizar las calibradoras de cereza de mercado que se habían comprado", detallaba. Asimismo, valoraba que el cambio de los cultivos, de fruta para industria a la de mesa, tampoco ha cubierto la capacidad de procesamiento.

Lo mismo ha ocurrido con el caso de la vid, de una producción de tres millones de kilos se ha pasado a rondar los 500.000 kilos. "Además ha coincidido con un gran estocaje, como ocurre en otras bodegas, con parte de la añada del 2021, la de 2022 y falta 2023". Además, Sebastián suma que "las instalaciones están hechas para unos volúmenes de producción y unos cultivos que han cambiado" y puntualiza que "los gastos fijos son los mismos".

Ante la situación, esta pasada campaña de cereza la cooperativa exoneró a los socios de la obligación de llevar el producto a su central, lo que ha permitido que cada agricultor pueda encontrar varias opciones en el mercado. Así el también regidor apunta a la reducción del número de socios ya que "antes venía producto de muchos pueblos cercanos y ahora cada vez quedan menos productores".

De igual forma, Sebastián reconoce que el panorama financiero tampoco ha contribuido ya que "los tipos de interés han subido y es impensable negociar vías crediticias que den años de carencia". Sin embargo, atisba un pequeño rayo de esperanza: "Confiamos en que se puedan vender las instalaciones. Por ejemplo, una empresa potente puede hacer que funcione, atrayendo producción de otros sitios. Pero para un agricultor, con la incertidumbre que tiene, no se puede garantizar aguantar cuatro o cinco años".

Respecto a uno de los últimos proyectos en los que participó la entidad, la planta de acopio, almacenamiento y secado de almendra impulsada por el grupo catalán Unió Nuts, Sebastián explica que "la participación se ha retrotraído, seguirá funcionando, pero sin la cooperativa dentro".

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