Miguel Marzo: "El empresario es la figura más importante que tenemos para crear riqueza y bienestar"

El presidente de CEOE Aragón reivindica a la patronal en su 40 aniversario y valora el crecimiento de la Comunidad, pero admite que el escenario actual "no pinta bien".   

Miguel Marzo, presidente de CEOE Aragón.
Miguel Marzo, presidente de CEOE Aragón.
Guillermo Mestre

CEOE Aragón (antes CREA) cumple 40 años. ¿Qué celebra?

Lo celebra la organización, los anteriores presidentes y todos aquellos que han estado durante estos años. Es un motivo de celebración que esta organización haya ayudado un poquito en alguna medida a que el tejido empresarial en Aragón sea más competitivo, esté en mejor situación y se haya desarrollado más. Además, el año coincide con la llegada a Zaragoza de General Motors, el desarrollo del sector automovilístico, que fue todo un impulso para la industria aragonesa.

En estos 40 años la economía aragonesa se ha transformado radicalmente. El PIB no tiene nada que ver, el número de personas que están trabajando se ha más que cuadriplicado...

Impresionante. 1982 fue el punto de salida del sector industrial aragonés, que ahora tiene un peso específico mayor que la mayoría de las comunidades de España, y digamos que de aquellos lodos vienen estos barros. Tenemos motivos para celebrar.

¿Qué papel ha desempeñado CEOE, antes la CREA, en esto?

Sumar, sumar y sumar, y ver cuáles son las mejores condiciones para que las empresas se puedan desarrollar. Y digo sumar porque tenemos que sumar todos, las instituciones empresariales, la administración, el Gobierno de Aragón y, sobre todo, la sociedad aragonesa. Todo tiene que ver para que estemos hoy aquí con el tejido industrial que tenemos y con sectores que se han desarrollado de manera muy interesante.

¿Si no hubiésemos tenido una CREA o una CEOE, qué hubiésemos echado en falta?

Pues seguro que algo de empuje y algo de foco. Nuestra misión no es pensar el presente sino en cómo pueden ser las cosas dentro de cinco o de diez años. Que haya una organización que intente poner el foco y que todos vayamos alineados a esa diana.

¿Ha cambiado la imagen del empresario en este tiempo?

Espero. Espero que haya cambiado porque a mi me da mucha pena que la imagen del empresario sea vilipendiada. Había empresarios a quienes daba vergüenza decir que lo eran. Y el empresario es la figura más importante que tenemos para crear riqueza y para crear bienestar en la sociedad. Son personas que se levantan todos los días, que abren la persiana y que no saben qué va a pasar con su negocio. Vemos los empresarios cuando se han desarrollado al cabo de 30, 40 o 50 años, cuando se ha creado una gran empresa pero nadie sabe de los sufrimientos que ha habido por parte de estas personas. Hay que poner en valor la figura del empresario. También hay que incitar a los jóvenes a ser empresarios, porque es una forma de crear riqueza y desarrollo para la sociedad.

¿Cree que aún hay quien ve la figura del empresario como la de un gordo que se fuma un puro?

Esa ya acabó hace tiempo. Los empresarios somos un reflejo de la sociedad. Y si dicen que hay empresarios que no hacen buenas prácticas, pues ocurre como en toda la sociedad, no todos son buena gente. A mi me da mucha rabia, por ejemplo, que hablen de los comisionistas de Madrid como si fuesen empresarios. No podemos hablar de dos empresarios, son otra cosa.

¿Cuánto ha contribuido a la mesa de diálogo social la participación de los empresarios?

Los empresarios siempre han conseguido acuerdos y eso es visible con la mesa de diálogo social. En realidad las empresas siempre nos hemos puesto de acuerdo con los sindicatos y ha sido por una razón: porque siempre hemos puesto a la empresa en el centro. Como nos interesaba a los dos que la empresa fuera bien, ambos hemos encontrado un punto de consenso. Todos seguramente nos hemos dejado pelos en la gatera, pero al final todo ha salido bien.

En el diálogo social CEOE representa a los empresarios con Cepyme, pero la relación entre estas dos organizaciones no siempre ha sido tan positiva.

Al final las personas somos las que tenemos que hacer que las organizaciones funcionen. Desde hace unos años ya hemos puesto a las organizaciones por delante de las personas y esos problemas que había antes se han ido resolviendo. Mi idea es que la colaboración sea total con la Cámara, con Cepyme y con cualquier otra organización empresarial. Al final todos tenemos el mismo cliente y queremos que este esté en las mejores condiciones posible.

Cepyme Aragón está presidida hoy por una mujer, pero en CEOE no ha habido ninguna.

Yo si quiere a la que venga le dejo el sitio, no tengo ningún problema. Esto son circunstancias. A mí me encanta que la mujer se vaya incorporando a los órganos de gestión de las organizaciones y de las empresas. Creo firmemente que son tan válidas o más que los hombres, solo que esto nos va costar mucho tiempo cambiarlo, es un problema cultural. A mi me encantaría que me sustituyera una mujer, por qué no.

Analicemos la situación económica actual. En su primera entrevista como presidente de CEOE Aragón destacó la falta de perfiles adecuados para cubrir vacantes y el problema persiste.

Seguimos con ese problema y a mí lo que me preocupa es que no seamos capaces de resolverlo. Se ha hecho una labor importante en los últimos meses, la sociedad es consciente de que tenemos ese problema, pero hay que adoptar medidas. No podemos tener un sector como el de la hostelería, que representa el 12% del PIB, sin personas para trabajar. Ni un sector como el de la construcción sin personal para trabajar, pero pasa en todos los sectores. Es un reto que tiene la sociedad española.

¿Qué responde a quienes afirman, como Yolanda Díaz, que las vacantes no se cubren porque no se paga bien?

Yolanda Díaz tuvo la oportunidad y lo dijo. Según ese razonamiento, en ningún sector pagamos bien y en ninguno estamos cuidando a la gente, porque como en todos los sectores falta gente. Es un razonamiento muy simplista. Hay que profundizar un poquito más. Hace poco un empresario me decía que no encontraba camareros porque los posibles candidatos preferían estar sin trabajar cobrando 450 euros. Estamos creando una sociedad subvencionada.

Ese planteamiento es extremo.

Entre no trabajar por 1.200 o 1.300 euros y trabajar por 1.600 hay gente que opta por no trabajar. Eso hay que ponerlo encima de la mesa porque las personas que están en el sector y están cobrando eso están pagando impuestos, y a esas personas les molestará que con sus impuestos se subvencione a quienes no están trabajando. No digo que todos los casos son iguales, pero sí que algo está fallando. Si tenemos 3 millones de parados, en Aragón casi 60.000, y no encontramos gente por lo menos vamos a analizar el problema. Vamos a coger a esos 60.000 uno por uno y vemos cuál es el problema.

En Estados Unidos han hablado de ‘la gran dimisión’ por los empleos que se han abandonado.

En España eso no existe. Si tan mal tratáramos a la gente y tan mal pagáramos aquí también habría una ‘gran dimisión’ y no la ha habido. No creemos problemas donde no los hay. Hay otros problemas muchos más gordos de los que preocuparnos.

Hablemos de esos problemas gordos. ¿Cómo ve el futuro económico próximo? Hay preocupación por la inflación, por los tipos de interés que van a subir…

Vamos a ver, la situación no es buena. Los niveles de inflación que estamos teniendo son impresionantes. Luego puede venir un problema de escasez de alimentos porque los dos grandes graneros del mundo prácticamente están cerrados. La prueba está en que los precios de las materias primas y de los alimentos están subiendo desproporcionadamente. El desequilibrio estructural en España es tremendo, con una deuda desproporcionada, los tipos de interés van a subir y a nosotros nos van a marcar los mercados, no va a ser como hasta ahora que los gobiernos centrales han estado echándonos una mano. En poco tiempo, los intereses que va a tener que pagar España lo van a decir los mercados. Si sumas todo esto, el tema no pinta muy bien.

Lo veo pesimista.

Más que pesimista, realista. Podemos decir otra cosa pero no podemos engañar a la gente. Mejorará el turismo, pero Aragón, por su estructura económica más industrial, sufrirá más.

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