¿Tienes contratada la potencia de luz adecuada o pagas más de lo que deberías?

Elegirla correctamente no solo garantizará un precio más preciso, sino también evitará problemas y sustos en la factura.

Comprender qué es lo que nos están cobrando por la electricidad es todo un reto y en muchas ocasiones leer la factura no aclara las cosas. En el siguiente vídeo analizamos un recibo convencional para sacarte de dudas.

Tarifa valle, horario punta, alquiler del contador, término de consumo...  Entender una factura de la luz es, para muchos, como intentar resolver un jeroglífico. Si a ello se añade un posible desconocimiento de la potencia contratada en función de la luz consumida, el susto a final de mes, y más con la continua subida de precios, está asegurado.

Para conseguir un equilibrio entre el ahorro y el consumo responsable, es importante, precisamente, contar con una potencia que cumpla con las necesidades de la vivienda, sin pasarse ni tampoco quedarse corto. Es lo que le ocurrió a Ignacio Moreno. "Cuando me compré el piso contraté una tarifa con una potencia mucho más alta de lo necesario. Nadie me orientó entonces -año 2006- de lo que podía consumir al mes en función de los electrodomésticos que tenía en casa y de lo que podía llegar a gastar", cuenta el zaragozano. 

"La cuestión es que durante años he estado pagando facturas muy superiores a mi consumo. Tanto, que ahora que he bajado los kilovatios contratados a la mitad, que son los que realmente necesito, pago una media de 25 euros menos al mes", explica el Moreno. "No era consciente, por mi ignorancia, de que no necesitaba tanta potencia, hasta que un día salió la conversación con un grupo de amigos y me dio por mirar. A alguno de ellos le ocurrió lo mismo", asegura Ignacio Moreno. 

Qué mide y cómo se controla su consumo

La potencia eléctrica contratada es la cantidad de energía que puede utilizarse en un mismo momento dentro de una vivienda. Se mide en kilovatios (kW) y aparece reflejada en la factura de luz como término de potencia o término fijo. Pero, ¿cómo elegir la adecuada en cada caso?

Depende del número de aparatos eléctricos que pueden conectarse en una vivienda. Cuantos más kilovatios tenga contratados el cliente, mayor será el coste del término fijo en su factura. Esta debe abonarse en todos y cada uno de los periodos de facturación, aunque el usuario no realice consumo eléctrico.

Así, el cliente puede reducirla o aumentarla si sus necesidades y hábitos de consumo eléctrico han cambiado. Para ello hay que calcular el número de kilovatios que necesita, sumando la potencia de los electrodomésticos de su hogar o con una de las calculadoras gratuitas que ofrecen las compañías eléctricas en sus páginas web.

Entre los beneficios de lograr una tarifa correcta es que "ahora se pueden contar con tarifas punta y valle, lo que facilita el ajuste, ya que se puede dejar alta la potencia valle, que normalmente tiene un coste ridículo, y así evitar problemas si la punta se ha ajustado demasiado o se necesita subir en el futuro", explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)

Cómo bajar los kilovatios ya contratados

Bajar la potencia contratada es una forma segura de ahorrar en la factura de la luz. Hay que tener en cuenta que este término se abona de forma fija, aunque no se realice ningún consumo eléctrico durante el periodo de facturación, ya que también ha de pagarse por mantener activo el servicio

Por esta razón, cuanto más bajo sea, más se podrá ahorrar el cliente en el recibo de la luz. "Además hasta el 31 de mayo de 2022 se puede modificar la potencia dos veces, sin pagar los 9,04 euros de derechos de enganche, aquellos que los usuarios tienen que abonar a la distribuidora por el hecho de conectar el punto de suministro a la red", concluyen desde la OCU.

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