Las adjudicaciones del nuevo Corsa dividen a la industria auxiliar entre ganadores y perdedores

Pelzer, Gestamp y Faurecia han conseguido adjudicaciones de piezas para la sexta generación de este modelo

Imagen de la planta de Gestamp en Pedrola
Las adjudicaciones del nuevo Corsa dividen a la industria auxiliar entre ganadores y perdedores

Lear Épila perdió los asientos del nuevo Corsa cuando Opel era de General Motors, pero los ha recuperado siendo propiedad de PSA. Justo lo contrario le ha pasado a Bosal Pedrola, que acaba de perder el tubo de escape para la sexta generación de este modelo que le había asignado GM y que ahora le ha quitado el grupo francés para dárselo a Faurecia. Es la eterna puja en la que le toca lidiar a la industria auxiliar cada que vez que se lanza un nuevo modelo en Figueruelas. Pero ahora esta subasta tiene un doble desafío, y es que se da bajo la nueva propiedad, PSA, que ha diseñado el futuro Corsa ya con arquitectura de su marca, con lo que sus proveedores tradicionales parten con algo de ventaja.

Esta liza por las piezas del nuevo Corsa que mantiene en vilo a las principales auxiliares de la región hace meses que comenzó pero ha sido en el último cuando la mayoría de las grandes piezas se han adjudicado. Según fuentes conocedoras del sector, a Gestamp PSA le habría asignado buena parte de las grandes piezas de estampación del vehículo, Insonorizantes Pelzer sería el adjudicatario de los componentes insonorizantes del suelo del nuevo Corsa, así como del salpicadero y distintas piezas de capó y salpicadero, e IAC (International Automotive Components), que tiene la planta en La Rioja pero que cuenta con trabajadores dentro de Opel que hacen la secuenciación, sería el proveedor elegido para hacer el paragolpes del nuevo Corsa. Faurecia sería también, según las mismas fuentes, otro de los ganadores en esta puja por el nuevo Corsa, junto con MRA, que también habría conseguido parte de las piezas del vehículo.

Más que la subasta de las piezas, lo que está en liza para los trabajadores de esta industria auxiliar son los puestos de trabajo, ya que ganar o perder la contrata con Opel, ahora propiedad de PSA, representa poder conservar todos los puestos de trabajo o perderlos todos o en parte o incluso verse abocados al cierre. Es la circunstancia que ahora le toca vivir a Bosal y pudo vivir Lear.

Por ejemplo, si Pelzer, en Malpica, no hubiera conseguido los insonorizantes de suelo y salpicadero, entre otras piezas, se habría visto en la tesitura de tener que prescindir de un tercio de la plantilla, integrada por unos 110 trabajadores. Aunque ha logrado en los últimos años reducir la dependencia de Opel y lograr que ese 70% que tenían sea actualmente poco más del 50%, su diversificación –trabajan también para Renault, Mercedes, Iveco o Volkswagen– todavía no hace posible que pudieran afrontar la pérdida del Corsa, cuyos insonorizantes llevan haciendo prácticamente desde que Opel fabrica este modelo.

A la antigua Johnson Controls (actualmente Adient) también le ha afectado esta subasta. Hace un par de meses perdió la adjudicación de los asientos del nuevo Corsa –los ganó Lear– si bien en este caso ha sido adjudicatario de los asientos del C4 Cactus que PSA fabrica en la planta de Madrid y, de esta forma, podrá paliar ese vacío de carga de trabajo.

«Todos estamos atados a Opel», reconocían desde la industria auxiliar, y en mayor o menor medida la carga de trabajo que les proporcione la factoría es vital para su supervivencia. En esta subasta, que lidera PSA, habrá nuevos perdedores y también ganadores. Seguramente a otros proveedores les toque estar en una difícil situación, ya que todavía falta una tercer paquete de componentes que adjudicar.

Faltan por adjudicar, según fuentes del sector, piezas importantes como las puertas del nuevo Corsa. Actualmente es Android quien se encarga de ensamblarlas dentro de la propia fábrica de Opel y tiene la contrata hasta el año que viene. Previsiblemente, tras el intento de la compañía de rebajar los salarios de los trabajadores y finalmente optar por la inaplicación del convenio, esté podría posicionarse mejor para resultar adjudicataria de la sexta generación del modelo más popular de Figueruelas. Sin embargo, algunos sindicatos han dicho ya que no permitirán rebajar condiciones que en muchos casos están por poco más de lo que marca el convenio del Metal. Y es que, pese a que desde muchos ámbitos de la economía española se diga ya que es hora de recuperar los salarios tras años de perder poder adquisitivo, hay bastantes multinacionales y pymes de la industria auxiliar que consideran que cualquier mejora de la competitividad pasa todavía por reducir costes laborales. Aunque sea un camino trillado, como reconocen los sindcicatos mayoritarios, son pocas las compañías que se atreven a coger otro. Así las cosas, cabe esperar que tal vez la Mesa de la Automoción, recientemente constituida en Aragón, pueda idear algún correctivo que permita que al trabajador no se le acabe poniendo siempre en la disyuntiva de tener que elegir entre cobrar un salario digno o perder el empleo.

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