Aragón busca una alternativa "rentable" a la "inviabilidad" de las plantas de biogás

El consejero Olona deja claro que "no habrá subvenciones" para su explotación.

Vista general de la planta de biogás construida en la localidad oscense de Zaidín.
Vista general de la planta de biogás construida en la localidad oscense de Zaidín.
Heraldo

El Gobierno de Aragón decidió hace más de cuatro años abanderar la construcción de cuatro plantas para transformar el purín en biogás y dar así respuesta a excedente de residuos con el que se enfrenta el dinámico sector porcino de la Comunidad. Pero aquella inversión se encuentra ahora en entredicho porque las instalaciones levantadas con fondos públicos en Capella y Zaidín (en Huesca) y Peñarroya de Tastavins y Valderrobres (ambas en la provincia de Teruel) no solo continúan sin estar operativas sino que el nuevo Ejecutivo no está dispuesto a realizar nuevos desembolsos para su puesta en marcha, por lo que busca alternativas "rentables" que den respuesta a unas plantas "inviables" en la actividad para la que fueron construidas.


"Son un problema. No sabemos que hacer con ellas", señala el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, que lamenta "una inversión de 23 millones de euros para no sabemos qué". Porque a Olona le parace excesivamente costoso y, por tanto "inviable", la utilización de los residuos ganaderos para producir un biogás útil para la cogeneración de electricidad. "Tenemos que convencernos de que el mejor tratamiento de los purines es su uso como fertilizante y dejar de inventarnos soluciones que hasta ahora nos han costado mucho dinero", afirma.


No solo es el dinero desembolsado ya lo que preocupa al consejero, al que le inquieta que las plantas continúen siendo "un pozo negro en el que no dejamos de echar dinero". Un coste que viene derivado, explica, de la vigilancia con la que se ha tenido que dotar a estas instalaciones para evitar su expolio. De hecho, aun cerradas, la "custodia, vigilancia y mantenimiento" de las plantas de Peñarroya y Valderrobres cuesta, tal como se recoge en la licitación de estos servicios, unos 53.000 euros al año. Además, insiste el titular de Desarrollo Rural, estas infraestructuras están dotadas con equipos industriales y mecánicos que corren el riesgo de un grave deterioro si no se encuentra una solución rápida.


Entre las potenciales soluciones destaca la posibilidad de que la empresa privada se encargue de la explotación de las plantas. Ha habido ofertas, especialmente para la instalación de Valderrobres. La firma Saionamer, con sede en la localidad vizcaína de Baracaldo, ha mostrado a Olona su interés por utilizar dichas instalaciones. Desde la compañía, que se dedica a la fabricación de un fertilizante natural certificado para al agricultura ecológica y orgánica, compatible con la agricultura convencional y que se comercializa bajo la marca Chamae, prefieren no concretar, por el momento, cuál es la utilidad que daría a la planta turolense. Aseguran, eso sí, que darían a la planta una utilización diferente a la prevista inicialmente, es decir, no parece que su intención sea producir energía a partir del purín.


De cualquier modo, explican que aunque la sede de la compañía está fuera

de la comunidad aragonesa, se crearía una filial para la explotación de la planta, que estaría ubicada en Teruel. Fuentes de Saionamer insisten, sin embargo, en que están a la espera de que el Gobierno publique los pliegos de licitación de estas instalaciones para concretar sus intenciones.


El consejero de Desarrollo Rural conoce el interés de esta firma, ya que mantuvo hace casi un mes una reunión con un representante de la compañía. Olona asegura, sin embargo, que en dicho encuentro no quedó claro ni recibió muchas explicaciones sobre las intenciones productivas de Saionamer en la localidad de la comarca del Matarraña."Una única condición"

"Estoy esperando y deseando que alguna de las empresas que dicen estar interesadas, realmente lo estén", explica Olona, que deja claro, incluso con insistencia, que sea cual sea la actividad que quieran desarrollar en dichas plantas "tendrá que ser viable porque no va ha haber ayudas". El consejero asegura que el Gobierno está dispuesto a ceder las instalaciones en las condiciones más ventajosas posible, "siempre teniendo en cuenta que son un bien público que no podemos regalar", pero reitera con contundencia que solo pondrá una condición: "tiene que ser sostenible y no requerir ningún tipo de subvención porque no la va a haber".


También por la planta de Zaidín se ha interesado alguna empresa privada, con la que el titular de Desarrollo Rural y Sostenibilidad ha mantenido "algunas conversaciones". En ese caso, señala Olona, la utilización de la planta oscense estaría más encaminada a funcionar como un centro de gestión de estiércoles, similar al que ya existe, por ejemplo, en Tauste. Una iniciativa privada, creada en 2007 al calor del proyecto europeo Life Eswamar, con la que se aprovecha el valor como fertilizante que tiene este subproducto ganadero utilizándolo para abonar los cultivos agrícolas a un coste inferior al fertilizante químico.


Es la solución por la que apuesta el consejero porque "ojalá me equivoque, –asegura– pero yo no veo viables estas plantas como centro de producción de energía".

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