CAI TERUEL

Una luz naranja en Groningen

Groningen es conocida como la ciudad del agua. Sus fosos y fortificaciones medievales se han convertido en parques y canales de obligado paseo en barco. Posee plazas antiguas, museos, una espectacular Estación Central -con sus vidrios de colores y su paredes de papel maché-, la Torre Martini, el orgullo de sus 180.000 habitantes, con más de 500 años de historia y 97 metros de altura, que permiten una vistas sobrecogedoras... También hay una Universidad que data de 1614. La activa vida estudiantil (más de 30.000 alumnos) ha reactivado un deporte, el voleibol, que en la capital de la provincia del mismo nombre, una de las doce que conforman los Países Bajos, intenta hacerse un hueco entre el fútbol, el hockey hierba y la pasión por la bicicleta.


El AB Groningen Lycurgus presume de tener uno de las mayores aficiones de la A-League de voleibol del país. Y a sus hinchas universitarios apela un club para apartar esta noche (20.00, Aragón Televisión Sat. Digital+, canal 97) al CAI Teruel de seguir haciendo historia. Tarea difícil porque el equipo naranja llegó ayer por la noche a Groningen, después de doce largas horas de viaje, con "el mejor resultado posible". Recuerden la gesta pasada: día 5, pabellón Los Planos, 2.500 espectadores, debut del CAI en competición europea... ¡3-0! Lo dice el entrenador, Óscar Novillo; asiente el presidente del club, José LuisTorán; repite la afirmación la plantilla; hasta el alcalde, Miguel Ferrer, que aporta el toque institucional (junto con el gerente de Platea, Vicente Piñeiro) al inolvidable primer desplazamiento internacional del CAI, comparte la certeza.


El ambiente en el coqueto Alfa College Sport -"bonito, alto y muy ancho", como lo describía Novillo, en la primera toma de contacto de los jugadores con la pista cerca de las ocho de la noche-, preocupa relativamente. Los mil seguidores que pueden darse cita esta noche no parecen ser tan temibles con sus gritos como la infatigable marea naranja turolense. Pero lo que inquieta es la rapidez con la que el CAI se haga con el obligatorio set para certificar el pase a los dieciseisavos de final de la Copa Challenge "Es normal que se especule quién se llevará el primer set", reconocía Torán mientras esperaba el embarque del vuelo que conducía al grupo a Amsterdam, primera escala del trayecto. Mientras, la plantilla y el cuerpo técnico almorzaban a las 11.30, recuperándose del madrugón hasta llegar a Madrid.


Un primer set que se presume decisivo para el desarrollo del choque. "Si cae del lado local puede levantar la moral de nuestro rival. Nosotros tenemos que jugar sin presión, concentrados y confiados", reflexionaba el capitán Cocolina, transmitiendo el pensamiento del grupo. Si tiene color naranja, el trabajo estaría hecho. El CAI Teruel continuaría engrandeciendo su nombre. Con un set, Novillo podría mover banquillo, dar descanso a los titulares y aportar frescura con los menos habituales. Una locura de calendario que ya ha pasado factura: el receptor Juan Carlos Vega no saltará a la cancha neerlandesa afectado con una microrrotura en el gemelo de la pierna derecha.


Con 45 minutos de retraso sobre el horario previsto (12.25) partió el CAI Teruel de Barajas (un problema con una tuerca, sin importancia decía una azafata). Durante dos horas, no se habló de voleibol. El sueño aparcó de la mente de los jugadores la resolución de un partido que se prevé "muy largo". Aunque corto se hizo el descanso para el pasaje, cuando por megafonía del avión se anunciaba que llovía en Amsterdam. Eran las tres y media de la tarde.


De lo que no avisaban es del tremendo atasco que esperaba al equipo a la salida del aeropuerto. Los 145 kilómetros que restaban hasta alcanzar Groningen se hicieron eternos. El CAI llegó al Alfa College Sport a las siete y media de una cerrada y fría noche. En la puerta, el entrenador rival, Ronald Zoodsma, ejerció de anfitrión. En el cielo, la luna llena tomaba una tonalidad naranja, la que tiñe las camisetas de un CAI Teruel que hace historia en Groningen.