El español Rafael Nadal, al derrotar al italiano Potito Satarace, por 6-4 y 7-6 (6), en 2 horas y 8 minutos ha accedido a la tercera ronda del Masters Series de Hamburgo'08, que le vio finalista en la pasada edición.

Nadal se medirá en los octavos de final al inglés Andy Murray (n.15), que con anterioridad había derrotado al francés Gilles Simon, por un doble 6-3. El partido entre Nadal y Starace resultó duro y bien distinto del disputado hace apenas dos semanas entre ambos en el Conde de Godó en Barcelona, resuelto con relativa facilidad en favor del español (6-4 y 6-2. Y es que hoy el manacorí no exhibió su mejor tenis y evidenció no estar en el mejor momento de su carrera.

Quizás las últimas polémicas entre los jugadores españoles y el presidente de la Federación, Pedro Muñoz, así como la temprana eliminación la pasada semana en la segunda ronda del Masters Series de Roma, están pasando más factura a Nadal que sus problemas de ampollas en un pie.

Nadal no estuvo "fino", es más apareció algo descentrado e, incluso, en el segundo juego del segundo set se equivocó de lado a la hora de sacar. Su rival, además, subió su nivel habitual, pero tampoco es que realizase un gran partido (40 errores no forzados).

No es, pues, de extrañar que el inicio del partido viera pronto a Nadal por detrás del marcador ante un Starace que se situó con 3-1 en su favor en la ocasión de servir para el 4-1. Hasta ese instante, el italiano, que también había caído en los precedentes tres encuentros con el mallorquín, imponía sus golpes y se permitía "martillear" al rival con continuas dejadas.

Nadal jugaba demasiado corto, a la espera, y la mayor agresividad de Starace se imponía. Sin embargo, en el quinto juego Nadal supo, en la tercer ventaja de que dispuso, hacerse por vez primera con el saque de Starace y encadenar cuatro juegos consecutivos que le pusieron con ventaja de 4-5. El español había mejorado notablemente sus respuestas, dado más profundidad a sus golpes y, con ello, complicado la vida a un transalpino ya menos seguro.

A Nadal le bastó luego con conservar su saque, para imponerse en el primer set, por 6-4, en unos cincuenta y cuatro minutos de juego.

La mejoría del tenis de Nadal, pese a que sus habituales buenos golpes seguían llegando a "cuenta gotas", prosiguió en la segunda manga, haciéndose en el primer juego con el saque de Starace y poniéndose, después, con un favorable 2-0.

Pero, esta vez, fue el napolitano el que reaccionó y con nuevas dejadas, que salvo en un par de ocasiones siempre le dieron puntos, niveló la contienda al romper el saque del español.

Con cada jugador conservando luego su servicio, con el manacorí continuando menos "fino" de lo habitual, se llegó al undécimo juego en el que Nadal dispuso de una bola de rotura del saque del napolitano, que no aprovechó.

Se fue al "juego decisivo" (decimotercero), donde ni uno ni otro ganaron dos veces consecutivas su saque. Incluso, Starace dispuso de una bola de set con su servicio (6 a 5), pero la malogró sorprendentemente con una doble falta.

Ante tal facilidad, incluida luego una derecha que Starace mandó fuera, Nadal ya no podía perdonar más al rival y se hizo con el segundo set por 7-6 (8 a 6), y con el partido.

Nadal, con más sufrimiento de lo esperado, se hizo con un difícil partido y accede a unos octavos de final donde se medirá a Murray, en un caminar por, cuando menos, defender su segundo puesto mundial del asalto del serbio Novak Djokovic, con quien se podría encontrar en las semifinales de Hamburgo.

Y, además, de reencontrar sus mejores sensaciones tenísticas ante un Roland Garros donde tiene la obligación de defender los títulos ganados en los tres últimos años.