Urge reaccionar. Después de la celebración de cuatro jornadas, el Real Zaragoza ha quedado en una situación preocupante: víctima de su indeciso arranque liguero, el club aragonés, con apenas dos puntos sumados de los 12 posibles, vive ahora atormentado por su caída al último puesto de la clasificación. Y necesita reaccionar con la mayor prontitud posible, al menos para serenar un entorno que, con el discurrir de los días, se presenta cada vez más incómodo y desazonado.

El inicio del Real Zaragoza ha resultado desalentador. De hecho, se trata del peor arranque liguero de las últimos 20 años. Únicamente en la temporada 1990-1991, con el uruguayo Ildo Maneiro como entrenador, se completó un estreno más inquitante. Por entonces, el conjunto aragonés no había acumulado ni un solo punto en los cuatro primeros partidos de la competición: perdió en San Sebastián, en la jornada inaugural, frente a la Real Sociedad (0-1); dobló la rodilla en casa, en el encuentro posterior, contra el Logroñés (0-1); volvió a tropezar después, en el campo del Oviedo (2-1); y repitió derrota en La Romareda, una semana más tarde, ante el Real Madrid (1-3).

Aquel periodo de incertidumbre se prolongó hasta la sexta jornada, cuando el Real Zaragoza superó en casa al Valencia (2-1) y alcanzó, por fin, su primera victoria de la temporada. En el partido anterior, el cuadro zaragocista ya había ofrecido algunos síntomas de recuperación con un meritorio empate en el feudo del Espanyol (0-0).

En cualquier caso, el equipo de Ildo Maneiro no pudo sellar la permanencia hasta el final del campeonato. Lo hizo en el último suspiro, ya sin el uruguayo en el banquillo -Víctor Fernández fue su sustituto-, y gracias a la victoria obtenida en La Romareda frente al Murcia (5-2), en el partido de vuelta de la promoción de descenso. En la ida, el Real Zaragoza había extraído un empate sin goles de La Condomina.

También resultaron muy negativas las primeras actuaciones del Real Zaragoza en las temporadas 95-96 y 00-01. En ambos casos, el equipo aragonés únicamente contabilizó dos puntos en las cuatro primeras jornadas. Los mismos guarismos que el Real Zaragoza actual.

Las derrotas contra el Espanyol (1-2) y el Oviedo (2-1), más los empates alcanzados ante el Valladolid (0-0) y el Alavés (2-2), marcaron el inicio de la temporada 95-96. No obstante, el club respaldó durante todo el curso la figura del entrenador, Víctor Fernández, y el equipo zaragocista se sobrepuso a su negativo arranque liguero. Finalmente, se alcanzó la salvación de forma holgada -fue decimotercero-.

Destitución de Lillo

El comienzo de la temporada 00-01 tuvo efectos devastadores, ya que conllevó la destitución del por entonces técnico zaragocista, Juanma Lillo, cuando apenas habían transcurrido cuatro jornadas de la competición. El cuadro aragonés perdió con el Espanyol (1-2) y el Oviedo (2-1), y empató con el Rayo Vallecano (0-0) y el Alavés (0-0), resultados que habían dejado al equipo en una situación de difícil manejo; pero todo se precipitó con la inesperada eliminación de la Copa de la UEFA frente a un rival, el Wisla de Cracovia, capaz de remontar contra todo pronóstico el 4-1 de la ida. Un oprobio gigantesco en la competición continental. Menos mal que el Real Zaragoza, en el campeonato liguero, rectificó su negativa trayectoria -no sin sufrimiento- con la llegada de Luis Costa al banquillo. El equipo aragonés acabó el curso en la decimoséptima posición, aunque a solamente un punto de los puestos de descenso.

Desde entonces, el Real Zaragoza jamás había protagonizado un inicio tan desolador. Golpeado por sus dudas y sus propios errores, el conjunto que prepara José Aurelio Gay ha capturado únimente dos puntos, pese a medirse con adversarios de escasa entidad -Deportivo, Málaga, Racing de Santader y Hércules-. Y ahora aguarda un calendario de máxima exigencia, con una cuesta especialmente intensa en las próximas jornadas: Atlético, Sporting, Athletic, Barcelona y Valencia. La inquietud es palmaria...