REAL ZARAGOZA

La reacción de Gay sorprende a la plantilla

Sus palabras acusatorias sobre los fallos individuales de varios jugadores provocan división de opiniones en el vestuario.

José Aurelio Gay, durante el partido contra el Sevilla.
La reacción de Gay sorprende a la plantilla
JOSé MIGUEL MARCO

Soprresa, estupefacción, motivo de serio análisis, razonamiento justificado... Que José Aurelio Gay decidiera el domingo señalar a los jugadores como responsables para justificar la derrota ante el Sevilla ha generado sorpresa dentro del vestuario zaragocista.


"Cuando hay errores individuales que perjudican al equipo, hay que decirlo. Y más cuando estamos en un momento donde el equipo se está jugando muchísimo y en el que el entrenador se está jugando el pescuezo", fue parte del encendido discurso del técnico blanquillo en la sala de prensa a la conclusión del choque con los sevillanos.


No es habitual que un entrenador cargue contra sus pupilos. Lo normal es que todos los reproches se queden de puertas adentro del vestuario. Por eso, la actitud de un hombre habitualmente reposado como Aurelio Gay ha cogido desprevenidos a los componentes del vestuario del Real Zaragoza y ha provocado división de opiniones en buena parte de ellos.


Algunos futbolistas del equipo entienden lo que Gay ha querido trasladar con su inusual postura. Lo conciben como un razonamiento comprensible dadas las formas con las que el equipo está cayendo un día tras otro en este horrible inicio de Liga. Pero otros muchos consideran que es una postura que, irremediablemente, va a causar conflicto.


No solo los futbolistas señalados directamente por las críticas de Gay lo creen así. El traslado de estas cuestiones a un plano público en la crítica periodística no ha gustado en líneas generales entre la plantilla.


Ayer lunes, día que al igual que hoy martes fue jornada festiva entre el plantel, los futbolistas apenas hablaron entre ellos. Muchos no estaban siquiera en la ciudad. Solo los lesionados acudieron a recibir tratamiento a la Ciudad Deportiva a diferentes horas del día. Las opiniones sobre la extraña reacción de Gay fueron destilando poco a poco a título individual y nunca de manera pública. Los códigos del fútbol, en los que la tiranía de los jugadores ejerce en este tipo de casos una fuerza descomunal, advertían ayer por la tarde un retorno caliente a los entrenamientos en la jornada de mañana.


Gay, como es costumbre desde su llegada al Zaragoza, aprovechó las 48 horas de asueto para desplazarse a su domicilio madrileño para pasar estos dos días con su familia. Si no hay ninguna sorpresa en relación a la situación del entrenador en las próximas horas, el reencuentro de Gay con la plantilla en la caseta de la Ciudad Deportiva tiene asegurado mañana una densa conversación entre el técnico y sus futbolistas.


En el colectivo de jugadores hay un grupo importante que cree que la postura adoptada por el preparador el domingo por la noche en la sala de prensa de La Romareda ha deteriorado gratuitamente una relación que, si bien venía abollandose poco a poco en virtud de la acumulación de malos resultados, seguía gozando de una salud mínimamente aceptable como para intentar remar con fuerza en pos de la salvación.


Agapito Iglesias y sus más directos colaboradores ya tuvieron ayer la oportunidad de capturar personalmente algunas de estas opiniones de varios componentes del equipo, circunstancia que ha generado un nuevo debate en la zona noble de la sede zaragocista. Con el análisis reposado de la reacción de Gay tras el partido ante el Sevilla y una vez advertido el modo con el que ha calado dentro de la plantilla, ha comenzado a consolidarse una línea de opinión dentro de los responsables de la SAD en la que se sospecha que el técnico, al adoptar esa postura acusatoria contra los futbolistas, quizá estuviera considerando su destitución como algo muy cercano.


En cualquier caso, parece claro que entre Gay y los jugadores del Real Zaragoza va a exisitir un antes y un después de lo ocurrido el domingo ante el Sevilla.