CAI BM ARAGÓN

La promesa de Kosovac

El entrenador del CAI Aragón visitó en Nasice el Roko Café, un museo que reúne las más preciadas reliquias del deporte croata.Espera regresar con la foto del CAI Aragón como campeón de la EHF.

Por Nasice no pasa el tren. Ni hay hospital. Apenas abre un hotel (o algo parecido). Para dar con una cancha de balonmano en condiciones, es necesario recorrer bastantes kilómetros. Eso sí, en este rincón de Eslavonia presumen de contar con varias de las más preciadas reliquias del deporte croata, esencial patrimonio sentimental de un Estado con menos de dos decenios de vida. Veroljub Kosovac fue a visitarlo antes de abandonar el pueblecito en el que el CAI Aragón se abrió camino hacia las rondas finales de laCopa EHF.


Tras retirarse la lluvia, la niebla cubrió la mina de oro que se hallaba al otro lado de la carretera. De cerca se veían luces, y un cartel repleto de incertidumbre: Roko Café se leía sin dificultad. Nada más introducirse en el local, se comprobaba que el nombre no guardaba relación con el cine erótico, sino con el dueño del elegante café-museo. En sus paredes colgaba una de las mayores retahílas de conquistas en la historia del deporte de finales del segundo milenio.


La galería de la fama la abría la camiseta de Drazen Petrovic con la antigua Yugoslavia. La vieja elástica de la Cibona de Zagreb que derrotó al Zalgiris Kaunas de Sabonis en la final de la Copa de Europa de 1986 continuaba el desfile. "Petrovic fue el mejor jugador croata de la historia", aseguró Roko, que mostraba fotos de Petrovic con la camiseta del Real Madrid junto a Fernando Martín en la recordada final de la Recopa ante el Snaidero Caserta de Óscar Schmidt. Mientras Roko bromeaba con los rotos que le hacía Drazen a Iturriaga, Kosovac me susurraba al oído que el padre de Petrovic era serbio.


Los croatas llaman al baloncesto kosarka. La palabra basket no aparecía por ningún lado. Lo consideran tan suyo, que no adoptan el nombre inglés. Kos quiere decir canasta, y arka, tirar. Baloncesto es, por tanto, tirar a la canasta. El kosarka gobernaba el museo. Junto a la camiseta de Petrovic aparecía la de Komacec en sus tiempos del Zadar (que también es hijo de padre serbio, me volvió a subrayar Kosovac).


Destacaba también la foto de Kresemir Cosic, uno de los mejores pívots de la historia del baloncesto europeo. Junto a los serbios Dalipagic, Kikanovic y Slavnic, y el bosnio Delibasic le arrebataron la medalla de oro a los rusos en sus Juegos, los de Moscú 80, en ese maravilloso equipo que dirigía Ranko Zeravica.


La Jugoplastika de Split también había alquilado una parcela en la manzana de la gloria. Toni Kukoc era el favorito de Roko. Guardaba su camiseta firmada por el resto de genios de ese gran conjunto que rompió la guerra y el dinero de Occidente: Ivanovic, Perasovic, Sobin, Radja… Su calidad era tal que Tabak, que consumía los minutos de la basura en Split, estaba colgado en la pared como jugador de la NBA con la zamarra de Toronto. La parcela del baloncesto la clausuraba la camiseta que plasma el momento cumbre de este deporte en Croacia, el número 5 (Perasovic) de la final olímpica de Barcelona 92 ante el auténtico Dream Team, el de Bird y Magic. Fueron los primeros Juegos de Croacia como Estado independiente. Esa medalla de plata significó uno de los mayores empujes en la reafirmación nacional del nuevo credo patrio construido por Franjo Tudjman.


Las mayores conquistas del deporte croata jalonaban la pared transformada en canasta. Había imágenes de la esquiadora Anica Kostelic, cuatro veces campeona olímpica. Davor Suker también aparecía en el altar, aunque no con la camiseta del Real Madrid ni de la mano con Anita Obregón, sino con la selección croata. La raqueta de Goran Ivanicevic también estaba censada en el tesoro. Junto a ella, una de las reliquias de mayor valor, el balón de balonmano de final de los Juegos de Atlanta 96. De Goluza a Saracevic, toda la selección que fundió al iceberg sueco que abanderaba el gran Wislander.


Veroljub Kosovac aportaba pelos y señales, datos y más datos que asombraban hasta a Roko. Como despedida, una promesa: "La foto del CAI Aragón como campeón de la Copa EHF 2008-09", aseguró Kosovac. Desde luego, lo tiene mucho más cercano que el club de la ciudad del Roko Café, el RK Nexe.