WATERPOLO

La gran incógnita

El Pla-Za prepara, menguado de efectivos, la promoción por la permanencia que se jugará dentro de dos meses. Un tiempo para decidir quién se va a hacer cargo del club.

Hace diez días, el enigma era saber si el Pla-Za seguiría en la máxima categoría del waterpolo. Después de evitar el descenso directo en casa, en un épico partido ante el Sevilla, la certeza es que al conjunto aragonés le espera la promoción por la salvación ¡en junio (7 y 14)! que le enfrentará al segundo clasificado de la Primera División en doble partido. La competición de waterpolo está así de mal planificada: la división de plata no termina hasta el 31 de mayo y no será hasta entonces cuando el Pla-Za conozca su rival. Todo apunta al Horta, aunque habrá que esperar. Sin embargo, la plantilla, el técnico y la junta directiva no pueden permitirse el lujo de dejar pasar los días porque, además de resolver el futuro deportivo, la incógnita es saber qué va a pasar con el club.


El formación que prepara Nacho Lobera volvió ayer a trabajar al Parque Deportivo Ebro, relajada, olvidada ya del decisivo duelo que condenó al Sevilla al infierno. "Habrá que hacer una mini pretemporada como en septiembre, planificar amistosos, ver partidos de Primera, analizar a los posibles candidatos...", explica Lobera. Al preparador, que ha completado una mala temporada con una plantilla exigua, se le complican desde ayer los entrenamientos: los serbios Djordje Filipovic y Luka Mirkovic se han marchado a su país porque les han preseleccionado para la Liga Mundial, y el portero Ángel Andreo se concentrará desde la próxima semana para preparar el Europeo y los Juegos. El club está a la espera de recibir el certificado de la Federación Serbia, requisito obligatorio que sí se ha cumplido con el portero, para notificar a la Española su ausencia. Filipovic y Mirkovic podrían jugar las preliminares de la Liga y su no presencia llevaría al club a cambiar las fechas de la promoción.


Ni con la tranquilidad que da saber que no te vas a Primera, el presidente del Pla-Za, José Pajares, se atrevía a hablar de futuro al término del choque entre el Pla-Za y el Sevilla: "Hay que rematar la faena y, entonces, considerar el futuro más inmediato". No está nada claro porque no se sabe quién va a seguir al frente de Waterpolo Zaragoza. En 2004, un grupo de profesionales que él lideraba cogió el testigo de un proyecto deportivo que abandonaba El Olivar. En 2007 anunciaban que lo dejaban este año, y ahora se espera que surja otro salvavidas que evite que siete temporadas en la elite se hundan con su historia. Con el agravante de que también se acaba la relación con el principal mecenas, la Plataforma Logística. El patrocinador deseado por todos apostó por el waterpolo en 2002 y renovó su relación con El Olivar con un convenio bianual para la temporada 2003-04. La posterior continuidad negociada por los actuales gestores fue a la baja (hasta un cincuenta por cien menos) y vence en junio. Nadie se ha dirigido a Pla-Za para hablar de futuro.


En 2004 se hablaba de profesionalizar el club y dar un salto de calidad. La realidad es que se ha conseguido mantener en Aragón un equipo de waterpolo en la elite. Digno de reconocer. La junta ha construido una plantilla con campeones mundiales y olímpicos acompañada de jugadores locales -un total de quince caras nuevas, incluida la del entrenador-, aunque no ha sabido dar los pasos en la correcta dirección. Sin la figura del gerente para gestionar el activo, Waterpolo Zaragoza ha tocado fondo este año fruto de una mala planificación -con espantada de jugadores incluida-, con una plantilla desequilibrada que ha sufrido demasiado para seguir ahí arriba. Ahora quedan dos meses para culminar con éxito el trabajo, el mismo plazo para despejar los interrogantes del porvenir del club.