Contra todo pronóstico, España se subió finalmente al podio.

Es para estar muy orgullosos. Para ser mi primera experiencia en un Mundial, todo ha resultado genial. La consecución del bronce nos ha llenado de satisfacción.

¿Cuándo se percataron de que era posible acceder a las medallas?

Todo empezó con el empate ante Francia, un resultado que nadie esperaba. Ese partido nos dio muchísima moral. A partir de ahí, comenzamos a tener much más fe; nos dimos cuenta de que todo era posible. Empatar con Francia nos hizo creer en el podio.

Y la actuación frente a Islandia intensificó esa creencia.

Fue el paso definitivo. Completamos un partido soberbio, ofreciendo un rendimiento muy elevado en todos los aspectos. Supuso nuestra confirmación: teníamos equipo para aspirar a todo.

Pero Dinamarca fue un muro inabordable...

Estuvimos cerca. Dimos la cara en todo momento, aunque al final no pudo ser. Fue una lástima.

El equipo, sin embargo, se sobrepuso con entereza.

Tuvimos poco tiempo para digerir esa derrota. Caer en semifinales resulta muy doloroso, pero reaccionamos muy bien. Y pocas horas después, pudimos colgarnos la medalla de bronce.

En una situación así, ¿cómo se eleva la autoestima?

Nos dijimos que había que levantarse, que estábamos ante una oportunidad histórica, que el podio se encontraba a escasos centímetros... Había que ganar a Suecia costase lo que costase. Y lo conseguimos. Espero que esta medalla sea la primera de muchas.

¿Cómo valora su rendimiento personal?

Yo estoy muy contento con lo que he aportado. Cuando jugué lo hice sin miedo, con confianza, tratando siempre de sumar. La verdad es que me esperaba jugar menos. Lo más importante es que me he sentido, en todo momento, uno más del equipo.

El otro lateral derecho de la selección, Eduardo Gurbindo, ha completado un Mundial sobresaliente. Y eso le ha restado minutos a usted.

Ha estado espectacular. Yo entraba para darle descanso, para que estuviera más fresco en los minutos finales.

¿Que instrucciones le daba el seleccionador?

Valero (Rivera) me decía que estuviese tranquilo, que confiaba en mí. Y me insistía, sobre todo, en que me matara defendiendo. Es lo que más me repetía: lo importante que era defender.

Valero Rivera ha rejuvenecido el bloque, seguramente con vistas a los Juegos Olímpicos de 2012. ¿Se ve particiando en ellos?

¡Qué va! No, no, todavía no. Aún me quedan muchos partidos en los que curtirme, en los que aprender. De momento, mi obligación es seguir trabajando.

Y ahora que su figura se ha revalorizado, ¿qué perspectivas tiene para el futuro? ¿Peligra su continuidad en el CAI Aragón?

En estos instantes, únicamente tengo un objetivo en la cabeza: ganar el próximo fin de semana al Granollers. Es un partido importantísimo para nosotros.

¿Y cómo llega usted a ese encuentro?

Muy reforzado. Con mucha moral, con mucho ánimo, con unas ganas tremendas de ayudar al CAI. No creo que me cueste demasiado cambiar el 'chip'.

¿Y físicamente?

También vengo muy enchufado (ríe). De verdad que me encuentro muy bien, a tope.

¿Y sus compañeros Larsson y Arrhenius?

Les ganamos el bronce y, sinceramente, los dos estaban muy afectados tras el partido. Pero ya les pasaré un poco de alegría cuando vengan (bromea). Son cosas del deporte. También podía haber sido al revés y ser yo quien ahora estuviera lamentándose.

Por cierto, ¿qué ha sido de su barba?

Antes del último partido, los jugadores hicimos una apuesta: dejarnos bigote si ganábamos el bronce. Pero a mí solamente me ha duró una noche. Había que estar presentable hoy -por ayer-, en el día de mi regreso a Zaragoza.