Tercer mes del año y primero verdaderamente satisfactorio para el Real Zaragoza. Marzo, que apareció en el calendario zaragocista con la melancolía inherente al invierno, ha supuesto un auténtico cambio de estado en un equipo que desprendía un fuerte hedor a Segunda División. El inicio de la primavera blanquilla, esa que ha permitido a los primeros rayos de sol de la temporada iluminar al escudo del león. Emblema que, por si fuera poco, cumplió 80 años de edad al mismo tiempo que se reivindicaba como símbolo de determinación y orgullo.

Debido a la larga sucesión de penurias que han acompañado a los zaragozanos durante el presente curso, cuesta cifrar el momento exacto en el que los aragoneses tocaron fondo. Aunque, sin duda, la goleada encajada en La Rosaleda, tanto por resultado como por la actitud mostrada sobre el verde, sería un firme candidato a ocupar tal deshonor. A pesar de haber alguna recaída posterior, lo vivido aquel 25 de febrero consiguió llevar hasta la exasperación a Manolo Jiménez, que se lamentó públicamente con su ya famoso "siento vergüenza" ofreciendo una imagen de equipo inmerso en una profunda debacle.

Desde entonces, el Real Zaragoza ha logrado sumar 10 puntos de los 15 que ha disputado. Un magnífico registro que, contando únicamente los últimos cinco partidos, le sitúa como el cuarto conjunto más en forma de la Liga, por detrás únicamente de Barcelona, Málaga y Real Madrid. En marzo, los zaragocista han cosechado tres victorias, ante Villarreal, Valencia y Atlético, un empate, ante Osasuna, y una derrota en casa de la Real Sociedad. Un registro envidiable tanto por los resultados como por la entidad de los rivales, varios de ellos diseñados para buscar la participación en la próxima Liga de Campeones.

Visita a Gijón

Gracias a esta progresión, la escuadra blanquilla se ha metido de lleno en la lucha por conseguir la salvación. No obstante, conviene no olvidar que los zaragozanos están todavía a seis puntos de los equipos que marcan la línea del descenso. Distancia que deberán seguir recortando en próximos compromisos.

Sin duda, el siguiente se antoja crucial. A estas alturas, no queda adjetivo sin usar que pueda describir la importancia que posee el choque ante el Sporting de Gijón. Partido que, por jornada, podría considerarse de abril pero que, de facto, se disputa en el último día de marzo. El mes de la resurrección. Cerrarlo con una victoria podría tener un valor incalculable, máxime cuando Racing y Granda, otros dos rivales directos, también juegan entre sí. Sin duda, una jornada clave para la configuración final de la clasificación. El colofón perfecto a un mes para recordar.