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Un plan pendiente de la salvación del Real Zaragoza

La demora de la permanencia tiene paralizado el proyecto deportivo de un club en el que la continuidad de Víctor Fernández como entrenador aún no está confirmada y en el que no se descarta una posible salida de Juan Carlos Cordero.

Presentación de Víctor Fernández como entrenador del Real Zaragoza
Presentación de Víctor Fernández como entrenador del Real Zaragoza
Guillermo Mestre

El daño colateral de la inseguridad causada por una permanencia aún sin consumar es la situación de incertidumbre que envuelve al proyecto deportivo del Real Zaragoza de la próxima temporada. La demora en la salvación matemática no tiene paralizado al club, pero sí lo tiene en un estado de indefinición e inconcreción que impide adoptar decisiones de calado. La decepcionante temporada del equipo, muy lejos de su potencial económico (cuarto límite salarial de Segunda División) y con el objetivo del ascenso diluido hace semanas, es razón de preocupación en la propiedad del club. El proyecto deportivo ha salido por la culata, unas metas frustradas que van a suscitar un cambio de timón en algunas áreas del club.

El Zaragoza, a través de la coordinación técnica del grupo inversor y de diferentes hombres claves de la propiedad, ya ha empezado a dar algunos pasos en ese sentido, con el objetivo de regenerar o impulsar un proyecto deportivo. Pero la situación del equipo, con la permanencia aún sin cerrar, impide pulsar el acelerador. Hay dos nombres principales a la hora de reformular el proyecto en cuanto esa salvación se consume. Uno es el director deportivo, Juan Carlos Cordero. El otro, el entrenador Víctor Fernández. Ninguno de los dos tiene confirmada la continuidad en sus respectivos cargos actuales.

Juan Carlos Cordero tiene un año de contrato más, pero su política de plantilla y sus decisiones ejecutivas no han salido bien. El director deportivo es el primero es ser consciente del descalabro deportivo del equipo. Su salida, aun teniendo una temporada más de vínculo, es una opción posible, que está sobre la mesa en los despachos del Real Zaragoza. En diferentes círculos del fútbol, se reconoce que el propio Juan Carlos Cordero podría dar ese paso por decisión propia y estaría, según esas fuentes, sondeando nuevas opciones profesionales. En las últimas semanas, esa posible salida ha cobrado fuerza. La llegada impuesta de Víctor Fernández le ha limitado su jerarquía. No es la primera vez que tiene que aceptar un entrenador que no lleva su sello, pues cuando fichó por el Zaragoza ya tenía en el banquillo a Fran Escribá, gestión en la que no participó. El club le concedió la oportunidad de seleccionar su apuesta con Julio Velázquez, un fiasco rotundo. A la decepción profesional por los sucedido esta temporada, se le han unido situaciones personales complicadas que han incrementado ese desgaste de Cordero en su actual plaza. Mientras tanto, el director deportivo, a la espera que el equipo se salve y el club afronte su caso, sigue con su día a día con normalidad, preparando el mercado de verano, trabajando en posibles fichajes y reuniéndose con agentes y representantes.

La otra viga maestra es el entrenador. Lo razonable y lógico es que sea una figura ligada al director deportivo, captada, seleccionada y negociada por esa figura. El Zaragoza ha hecho, en los últimos tiempos, las cosas del revés, en este sentido. Los hombres principales de la propiedad están a la espera de que el Zaragoza se salve para afrontar también esta cuestión personalmente con Víctor Fernández. El técnico exigió una temporada más al llegar al club y amplias competencias en la toma de decisiones deportivas. Su idea sería rodearse, más que por un director deportivo, por un cargo intermedio, un secretario técnico, que le controle el mercado del fútbol y active negociaciones. Sin embargo, cualquier plan que tenga Víctor en la cabeza debe confirmarlo la propiedad. Eso, con la salvación aún en el aire, no se ha podido abordar todavía. La continuidad del entrenador, en este sentido, tampoco está garantizada. Su efecto en el rendimiento del equipo ha sido muy discreto y hay sectores en la propiedad del club que consideran su paso actual como amortizado si acaba salvando al equipo.

La continuidad o no de Víctor se abordará directamente en cuanto el equipo ate la permanencia matemática. En esta ecuación habría que incluir también la convivencia con Juan Carlos Cordero y el reparto de poderes en el caso de que el director deportivo siguiera, una cohabitación que en la propiedad del club cuesta ver que se produzca.

Mientras tanto, el mercado del próxima verano ya está en marcha: planificación, jugadores con contrato en finalización, operaciones de venta de jugadores, posibles renovaciones, salidas de jugadores… Juan Carlos Cordero, apoyado en Raúl Sanllehí, ya han establecido algunas bases en este sentido. Por el camino, eso sí, al Zaragoza se le han diluido operaciones de jugadores con final de contrato en junio que estaban condicionadas a un ascenso a Primera. Otra de las consecuencias de una temporada decepcionante. 

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