Francho y Alarcón

Fran Escribá reconocía a su llegada al Real Zaragoza que no tenía demasiado visto a Francho Serrano. Para colmo, el canterano chupó banquillo en los últimos partidos de Carcedo, por lo que quizá las últimas referencias que le llegaron sobre el jugador al nuevo técnico no fueron las mejores. Tomás Alarcón aterrizó un par de meses después con todas las bendiciones de Escribá, quien confesó que lo seguía –y que le gustaba– desde que jugaba en Chile.

La evolución de uno y otro no ha podido ser más distinta. Francho tardó poco en convencer al entrenador. A los 20 días, el centrocampista ya era titular y desde entonces no ha dejado de serlo, salvo el día que una gripe le dejó fuera de la lista contra el Leganés. Con esa excepción, Francho lleva 22 partidos seguidos como titular, la mayoría de ellos disputando todo el encuentro. Ha vuelto a ser el jugador dinámico que agita el centro del campo del Zaragoza hasta convertirse en un fijo para Escribá.

Alarcón, en cambio, llegó y se encontró un sitio en el once... que acabó perdiendo. Sus apariciones en el equipo inicial han sido esporádicas, y una lesión acabó de sacarle. Su incidente del sábado es la guinda de su gris paso por Zaragoza. El contraste de su rendimiento con el de Francho –por el que compite por el puesto– es demasiado evidente. Lo mismo le pasa si se le compara con Bebé, el otro fichaje que llegó en inverno.