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Real Zaragoza: el reto de recuperar el gol

La cifra de tantos marcados por el equipo zaragocista en la última campaña es tan baja que la reestructuración de la plantilla en la zona ofensiva solo tiende a mejorar.

Gabriel 'Toro' Fernández y Vuckic, los dos delanteros 'estrella' del Real Zaragoza 20-21 que han acabado la liga con cero goles en su haber.
Gabriel 'Toro' Fernández y Vuckic, los dos delanteros 'estrella' del Real Zaragoza 20-21 que han acabado la liga con cero goles en su haber.
Toni Galán

El verano pasado, tras la tardía conclusión de la temporada 19-20 ya pisando agosto, la dirección deportiva de turno del Real Zaragoza se vio ante un mandato de altos vuelos: recomponer el cien por cien del mecanismo de ataque de la plantilla zaragocista. A Lalo Arantegui y José Mari Barba, el dúo que regía en esa crucial labor arquitectónica del equipo blanquillo, se les marcharon 46 goles de golpe (de los 59 totales). Todos los delanteros y toda la segunda línea de ataque. O no calcularon bien la frenada o el destino les sorprendió con una confluencia astral sin precedentes y que tardará en ocurrir, si es que sucede de nuevo alguna vez.

Del Zaragoza se marcharon de una misma tacada Luis Suárez (19 tantos), Linares (5), Puado (4), Dwamena (2) y Pereira (0) como delanteros; y Raúl Guti (5), Kagawa (4), Soro (4), Blanco (2) y Burgui (1) en el vagón de segundas puntas, interiores ofensivos y delanteros de partida más retrasada. El gol entero, en definitiva.

Y en ese reto restaurador al que Lalo y Barba quedaron expuestos por sus propias decisiones y estrategias (los cedidos abandonaban el Real Zaragoza, los traspasados iban a marcharse sí o sí por cuestiones económicas y, asimismo, ellos iban a prescindir voluntariamente de algún otro), ambos fracasaron estrepitosamente. Una vez vaciado por completo el arsenal goleador de aquel Zaragoza, comenzaron a contratar los repuestos hasta reconstruir el plantel 20-21 con futbolistas que, en esta temporada recién terminada, se han quedado a años luz de los mínimos exigibles para que el Real Zaragoza ocupe los puestos anhelados, los cabeceros. Aquellas decisiones han estado a punto de llevar al club a la catástrofre del descenso fuera del fútbol profesional.

Un reto más 'fácil'

Ahora, en el inicio del periodo interligas del verano de 2021, una anualidad más tarde de aquel destrozo, a la nueva dirección deportiva zaragocista, tutelada desde Navidad por Miguel Torrecilla en solitario, se le han marchado, a fecha de hoy, ‘solo’ tres goles. Y, aunque hay casos en la línea delantera y en la batería de mediapuntas que son susceptibles de ampliar la cuota de bajas en las próximas semanas, en el hipotético caso (que esta vez no se consumará) de que se marchasen de nuevo todos de un solo golpe, serían únicamente 22 los tantos que podrían volar en ese caso extremo. Muy poca cosa. Claro, el equipo apenas ha anotado 34 dianas reales en este curso.

Una vez se finiquitó esta liga defectuosa y de agrios recuerdos para siempre, la deficiente delantera zaragocista despidió a Gabriel ‘Toro’ Fernández (0 goles) y Alegría (1). Y al componente de la segunda línea atacante Zanimacchia (2). Tres cedidos. También se tiene cristalinamente claro y decidido que otro delantero, Vuckic (0 goles) y otro interior ofensivo, Larrazabal (0), ambos con contrato en vigor, deberán salir del vestuario.

En situación de mayor o menor incertidumbre sobre su futuro –por distintas razones–, durante el tiempo estival quedan Sanabria (1), de momento de vuelta al Atlético de Madrid pero con opciones de repetir cesión; Adrián González (3), Igbekeme (2), Bermejo (1) y Chavarría (1), los cuatro con contrato pero a expensas definir en las pinceladas finas su papel en el Zaragoza que viene. Lo mismo que ocurre con el juvenil Iván Azón (1) y con el colombiano Narváez (9 goles, el máximo y único anotador aceptable de la campaña), este último en el escaparate de posibles ventas por razones financieras.

Salta a la vista que la encomienda de presente es mucho más ‘fácil’ que la que debieron abordar los anteriores rectores deportivos del Zaragoza para rearmar el gol de cara al año venidero. Es más sencilla porque es casi imposible empeorar la obra de los antecesores. Lo difícil, autogestado por ellos mismos, fue afrontar la sustitución y relevo de 42 goles perdidos en una planificación sui géneris.

Ahora, el reto es traer al Real Zaragoza dos delanteros puros con cifras goleadoras, como mínimo, aceptables. Y añadir un segundo punta, un enganche, que multiplique por tres esas cifras no conocidas en la liga recién finalizada. Y, además, fichar dos extremos que aporten, entre otras cosas, gol. E, incluso, otro jugador de segunda línea que ayude en la producción de tantos.

Se parte de algo muy próximo a cero. Quizá por eso esta exposición parezca exagerada o de presión máxima para el área deportiva del Real Zaragoza. No lo es. Es justo al contrario. A poco acierto que tenga el arquitecto esta vez, los resultados serán mucho mejores que los últimos. Por puro sentido común, por estadística. Mucho mejor que sea por buen ojo, por acertado diagnóstico de los perfiles y necesidades en la crucial zona anotadora, la delantera y los mediapuntas. El anhelado éxito, la vuelta a Primera, pasa sobre todo por esta parte del trabajo en los despachos ejecutivos.

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