fútbol

La tónica de Jim

La victoria en Málaga no constituye un dato aislado, sino la continuidad de una linea de solidez y progresión desde que Juan Ignacio Martínez tomó las riendas del Real Zaragoza

Real Zaragoza
Igbekeme conduce la pelota en La Rosaleda.
Carlos Guerrero /LOF

El brindis de felicidad de este domingo en Málaga no constituye un sorbo aislado de media tarde para pasar las penas en las penumbras del sótano de la clasificación. Más bien, la primera victoria a domicilio del Real Zaragoza con Jim significa la plasmación numérica y futbolística de la continuidad de una línea desde que Juan Ignacio Martínez sirve la mesa en el banquillo de La Romareda. Porque ya no solo se muestra sólido y solvente en casa; también se atreve a ganar fuera. Jim ha mezclado con sabiduría en la coctelera del fútbol elementos tan básicos como la sensatez y la confianza. Igual este domingo que cuando cogió al equipo del león muerto en la bañera de la Segunda División. Jim no es la bebida de moda, la homófona ‘gin’ (tonic), sino la aplicación del fútbol tradicional y cabal. Esa, sin colorantes ni conservantes, es la fórmula mágica de Jim. Jim en estado puro, la nueva tónica que ha logrado revitalizar al Real Zaragoza.

Cabe hablar de datos. El Real Zaragoza ha capturado 13 de los 18 puntos que han salido a concurso con Jim. Más clara y diáfana, la aritmética comparada: el conjunto aragonés sumó la misma cantidad de puntos (13) en las 18 jornadas anteriores. Es decir, con Jim ha almacenado en seis partidos tanto como antes en 18. Resumiendo: Jim multiplica por tres el rendimiento del equipo.

Cierto es que la reacción ha llegado en el tramo del calendario en el que el Real Zaragoza se ha medido con los equipos de la zona media y baja de la clasificación. Tan cierto como que ha logrado sacar del pozo a un conjunto que tomó en situación desesperada. Sea ante los rivales que sea, resulta incuestionable la realidad de que este hombre sencillo y sincero ha logrado levantar un equipo que agonizaba de la tabla de la Segunda División.

Antes hablaba de datos, pero también cabe subrayar el estilo, el nuevo modo de actuar y de comportarse del Real Zaragoza sobre el campo. Ese equipo timorato de Baraja, que tartamudeaba con la pelota, incapaz de articular verdad futbolística alguna, ese conjunto que avanzó metros y se quitó complejos con Iván Martínez (además de apostar por valores ahora indiscutibles, como Francés y Francho), es ahora un bloque con cuajo. Con todas sus limitaciones, un colectivo que sabe a qué juega y que pisa cada vez con más autoridad la hierba.

Al mérito irrebatible de rescatar un equipo hundido en la clasificación, hay que agregar el hecho de haberlo hecho con los mismos hombres. Hay entrenadores que fichan y fichan. Son los que exigen nombres para asumir la dirección de un club. Esos técnicos no mejoran los equipos, sino que construyen equipos nuevos. El mayor mérito de Jim es haber mejorado de forma extraordinaria los resultados del equipo contando con los mismos jugadores que cuando asumió la dirección del grupo. Los mismos futbolistas que antes perdían, ahora ganan. Jim ha transformado un equipo perdedor en ganador. Porque el Zaragoza ha logrado sujetar sus tres partidos en casa (ante Lugo, Logroñés y Ponferradina), pero también había sido mejor que el Cartagena en Cartagena, y que el Albacete en Albacete. Tiene, por tanto, poco de casual el triunfo en Málaga.

Además de datos y de estilo, hay por fin un once reconocible. Salvo lesión, Cristian es su portero. Atrás, Vigaray, el chaval Francés y un renacido Jair se han hecho fuertes. En el medio, Eguaras y Francho portan la brújula, con Bermejo dispuesto a soñar y a hacer soñar. Narváez es un jugador de Primera en Segunda, y Alegría parece dispuesto a transmitir la ídem. Esa alegría que Jim le ha dado al colectivo que gestiona y que ya se refleja en la clasificación. La tónica de Jim que ha dinamizado al Real Zaragoza.

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