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El Real Zaragoza deja escapar la victoria a falta de 5 minutos ante la Ponferradina

En un partido donde los aragoneses fueron mejores, Kagawa hizo el 0-1 en la segunda parte y empataron los leoneses en la recta final.

No hay manera de que el Real Zaragoza venza en El Toralín. Esta vez, ante la Ponferradina recién ascendida de Segunda B, los aragoneses dejaron escapar el triunfo por 0-1 en el minuto 85, cuando los locales, a base de corazón y coraje, se encontraron con un tanto a quemarropa que rompió el éxito total de los de Víctor Fernández, al que durante los 90 minutos se habían hecho acreedores por fútbol y ocasiones. Pero faltó puntería y, al final, consistencia en defensa para aguantar la ventaja mínima que habían logrado por medio del japonés Kagawa cerca de la hora de juego.

El cuadro zaragocista cuajó un buen primer tiempo en cuanto a creación de fútbol y dominio del balón, pero le faltó atinar en las cuatro ocasiones claras que generó ante el marco berciano. Y, al final, se marchó a la caseta con el susto metido en el cuerpo pues el VAR le salvó de irse en desventaja, al anular un gol de Pablo Valcarce de cabeza a la salida de una falta, por un fuera de juego que, de primeras, el linier y el árbitro se comieron, dando gol válido. Así que el 0-0 del intermedio no acabó siendo tan malo para los zaragocistas como hasta el minuto 40, cuando ocurrió ese lance, parecía.

La Ponferradina, como estaba previsto en el día de su reestreno en casa en Segunda División, salió con bríos al duelo. Mandaron los leoneses a base de balones largos, de diagonales a la espalda de los centrales zaragocistas. Pero ni Kaxe ni Bravo, sus dos delanteros, encontraron nunca el balón preciso para rematar. Pasó enseguida el agobio inicial para los aragoneses que, a través de un atinado Ros, de unos dinámicos Guti e Igbekeme y, de nuevo, con Kagawa muy activado en la frescura física, comenzó a llevar pelotas a los dos puntas, Dwamena y Luis Suárez. Desde el minuto 16 al 24 el Zaragoza tuvo hasta tres tantos a tiro, marrados uno detrás de otro para desesperación de Víctor Fernández en la banda.

En el 16, Nieto se quedó solo en el área después de un pase al espacio magnífico de Kagawa, pero el zurdazo del canterano se marchó cruzado, por alto, por la imprecisión de su chut. En el 17, Dwamena no llegó a rematar a bocajarro un pase raso del otro lateral, Vigaray, cuando todo el mundo olió que aquello acababa dentro. Y en el 24, de nuevo Dwamena, tras un pase de Suárez en una contra veloz, culminó a la primera con potencia, rechazando el portero local con el pecho como pudo. El partido se había decantado claramente a favor de los tomates (de rojo absoluto vistió el Real Zaragoza), que manejaban el tiempo del juego con vistosidad y buen traslado del balón. Y, sobre todo, sin conceder una sola jugada ligada de ataque a la Ponferradina, que no existió durante más de media hora, en la fase central del primer periodo.

En una acción aislada, en el minuto 25, cupo anotar la única llegada con cierto riesgo de los locales al área de un inédito Cristian Álvarez. Fue un centro del siempre activo Pablo Valcarce (ex del Numancia) que Bravo no logró empalmar en el área pequeña por fortuna para los zaragocistas. Fue la única vez que la zaga (Grippo en esta ocasión) perdió el espacio en su retaguardia. Enseguida llegó la réplica aragonesa, con un disparo de Igbekeme desde la frontal del área, en una gran jugada colectiva de ataque, que se le marchó al nigeriano rozando el palo derecho, literalmente. Hubo gente que gritó el gol, que no lo fue por milímetros.

Cuando ya existía la valoración de que el 0-0 era poco botín para el Real Zaragoza, vista su superioridad sobre el mojado Toralín, llegó la falta lejana que botó Nacho Gil sobre el área aragonesa y que peinó Pablo Valcarce para meter el balón en la red, tras tocar en el poste derecho de Álvarez. Era el minuto 40 y la fiesta en Ponferrada fue enorme. Se celebró el gol, se cantó por megafonía y se llevó el balón al medio campo para sacar. Pero el VAR avisó de que estaba revisando la acción. Iglesias Villanueva esperó un minuto y chafó la algarabía berciana: era fuera de juego claro del rematador. Y el 0-0 volvió al marcador. Un resoplido de alivio recorrió el espinazo del zaragocismo entero. De ahí al final del primer tiempo, la Ponferradina se creció y el Zaragoza lo pasó mal, pidiendo la hora. Bravo rozó la escuadra con un remate de rosca en el 45, fuera por poco. Y llegó el refrigerio con sensaciones encontradas. Los de Víctor Fernández estaban jugando bien pero les faltaba veneno arriba. Kagawa se había difuminado demasiado, lo mismo que los dos puntas. Y atrás, ya había habido un aviso muy serio de que había rival.

El segundo tiempo comenzó bajo un intenso aguacero, el enésimo durante todo el día en Ponferrada. Sin cambios y con todo en el aire. Era el típico partido en el que se pronosticaba que quien primero marcase iba a tener altas opciones de llevarse la victoria, por tan cerrado como estaba todo en la pugna de las líneas medulares de ambos conjuntos. Y es que los locales, pese a ser superados en las combinaciones por un mejor Zaragoza, eran un equipo bien plantado sobre el césped. De hecho, tras un primer tanteo, fueron los albiazules los que estuvieron cerca del 1-0 en el minuto 54, cuando Isi Palazón voleó con fuerza desde 20 metros, Cristian Álvarez rechazó abajo como pudo y Nacho Gil, con todo a favor, remachó fuera en la mejor ocasión de los anfitriones.

El equipo zaragozano buscaba los balones largos hacia Dwamena, que tuvo dos buenas penetraciones seguidas. En una, falló en el pase de la muerte a Suárez. En la otra, se le pitó fuera de juego en un mano a mano que no resolvió con tino. Fue, el primer cuarto de hora de la reanudación, un ir y venir de lado a lado, con menos control que en la primera fase del choque. Ahí, el fútbol fue justo y, en el minuto 58, permitió al Real Zaragoza ponerse por delante en el tanteador, como merecía hacía largo tiempo. Fue un gol de clase de Kagawa, que se estrenó por todo lo grande en España. Una contra montada con potencia física por Igbekeme, con una conducción de 50 metros y un centro al segundo palo, lo recogió el japonés para, tras un primer remate taponado por Trigueros, insistir por raso, cruzado, batiendo a Manu García. Ya estaba el 0-1 ansiado en las alforjas tomates, con media hora por delante.

Víctor quitó a Dwamena y metió oxígeno en punta con Soro, el descartado de inicio para dejar sitio a Igbekeme en su reaparición tras la gastroenteritis del día del Tenerife. Y rápidamente, Bolo, el entrenador local, se la jugó a suerte o verdad con tres cambios: Larrea, nada más encajar el gol; y el goleador Yuri y el otro Valcarce, Luis, a falta de 22 minutos. Metió metralla arriba, como era menester, cambiando todas las líneas. El gol de Kagawa había hecho de desatascador. De palanca táctica. Víctor aún añadió otro matiz, sustituyendo al cansado Kagawa por Blanco en el 71. El escenario era otro diferente en la recta final del choque, con la ventaja zaragocista como oro molido en el marcador. Puro ajedrez.

En un primer arrebato, la Ponferradina estuvo cerca de empatar en el minuto 74 a la salida de una falta sacada por Sielva que rechazó la barrera. El rebote le quedó franco a Pablo Valcarce, pero su remate potente se estrelló en el cuerpo de Atienza y el balón no llegó al marco. En la siguiente acción, el Zaragoza pidió penalti sobre Vigaray, en un remate de cabeza del lateral tras un golpe franco en el que pareció ser empujado. La pelota se marchó alta y no hubo pena máxima, ni para el VAR. Así se entró en los 10 minutos finales, con los aragoneses metidos varios metros más atrás defensivamente, por inercia y por el empuje ponferradino.

Y ese retroceso resultó nocivo para los de Víctor Fernández. La Ponferradina logró el 1-1 a base de casta a falta de solo 5 minutos, por medio del incisivo Pablo Valcarce, esta vez sí. Recogío un balón muerto tras una penetración de Isi Palazón y fusiló en el área pequeña a un vendido Cristian Álvarez. Se esfumaba una victoria que ya tocaba el Zaragoza con las yemas de los dedos. Y pudo ser peor, porque Luis Valcarce forzó en el 87 a Cristian Álvarez a hacer un paradón cuando la pelota iba dentro desde el borde del área. El Zaragoza estaba grogui, pese a que Blanco, con un disparo templado, obligó al portero leonés a enviar a córner junto al larguero cuando el tiempo reglamentado acababa.

Bajo la lluvia concluyó el envite, con caras largas en los zaragocistas. Habían dejado pasar una excelente oportunidad de iniciar liderando la liga de Segunda División en un campo que sigue teniendo su gafe para el Real Zaragoza, que nunca ganó en El Toralín. La cuita sigue pendiente en la historia.

Ficha Técnica

SD Ponferradina: Manu García; Son, Trigueros, Russo, Isi Palazón; Sielva, Saúl Crespo (Luis Valcarce, 68); Pablo Valcarce, Nacho Gil (Yuri, 68); Bravo (Larrea, 59) y Kaxe.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Atienza, Grippo, Nieto; Javi Ros, R. Guti, Igbekeme; Kagawa (Blanco, 71), Luis Suárez (Lasure, 90); y Dwamena (Soro, 64).

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a Sielva (62), Grippo (73) y Pablo Valcarce (84).

Goles: 0-1, min. 58: Kagawa. 1-1, min. 85: Pablo Valcarce.

Incidencias: Tarde lluviosa, de tormentas, con 22 grados. El campo, por el agua caída durante el día y a lo largo de buena parte del partido, estuvo rápido pero con buen césped. En las gradas de El Toralín ,sobre un aforo de 8.800 butacas, hubo alrededor de 6.000 espectadores.

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