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Un eficiente Real Zaragoza liquida por la vía rápida al Nástic

Los aragoneses, con goles de Verdasca, P. Biel y Delmás, aseguraron la victoria por 3-0 antes del descanso en un cómodo partido al que le sobró el segundo tiempo.

Partido
Imagen del partido Real Zaragoza-Nástic de este lunes.
Jose Vidal

El Real Zaragoza, con una eficacia sobresaliente en los primeros minutos del choque, derrotó con amplitud al Nástic de Tarragona por 3-0 en un partido de alto voltaje en busca de la salvación y de huir del peligro de la zona roja de la clasificación. Los de Víctor Fernández fueron muy superiores a los mediterráneos en las facetas principales del juego  y sumaron 3 puntos vitales en el cierre de la 32ª jornada de la liga, objetivo al que estaban obligados por sus apuros en la tabla.

Magnífica fue la primera parte del cuadro zaragocista. Perfecta en su ejecución. Solvente en ataque y con ese grado de fortuna que hace falta en días así en la faceta defensiva. A los aragoneses les salió todo redondo, mientras que a los tarraconenses se les cruzó siempre el mal fario en los momentos culminantes. Un día de esos que hacía tiempo no se veía en La Romareda. El 3-0 del descanso hablaba solo. De hecho, el Real Zaragoza puede decirse que salió ganando 1-0 de la caseta. Algo fundamental en una noche de tanta incertidumbre y responsabilidad previa al duelo. Porque el primer tanto, como 15 días ante contra el Elche, llegó en el minuto 3, por medio del central Verdasca, con el pie izquierdo y desde el suelo, a la salida de un córner de los muchos que lanzó el equipo aragonés.

El Nástic empezó a ver sus demonios dos minutos después de este duro mazazo para un equipo que se jugaba sus últimos hálitos de vida. Imanol, solo en el área pequeña, remató a bocajarro un centro raso de Luis Súarez (el más potable de los deslavazados granas) pero chutó al centro del marco, donde Cristian Álvarez paró una pelota con olor a gol. Y cuando el Nástic intentaba reorganizarse en busca del empate, enseguida llegó el 2-0. Antes del minuto 20, el Zaragoza había solucionado prácticamente la difícil papeleta con un buen tanto de P. Biel, en un disparo desde fuera del área que coló junto al palo izquierdo de Bernabé. Los de Víctor Fernández, que jugaban en la ofensiva con una impropia comodidad ante un rival muy blando en sus marcas, con un estatismo mortal que abría huecos siempre a los centrocampistas zaragocistas, se sintieron así siempre seguros de sus fuerzas, sin nervios, sin histerias nocivas en citas de este calibre en pos de la permanencia.

En esa fase de agilidad blanquilla, de buenos cambios de juego y combinaciones interesantes, Linares pudo anotar de cabeza en el segundo palo tras un centro de Soro (gran partido en el desborde y el pase del cincovillés), pero lo evitó Djetei bajo palos. También Delmás punteó el portal catalán empalmando un centro de Lasure desde la otra banda, pero colocando la pelota fuera cerca del poste derecho.

Tras un largo periodo de poco fuste, bajo la intensa lluvia primaveral, llegó el 3-0 poco antes del intermedio. Habían amagado Linares, en un mano a mano frustrado fuera del área por el portero Bernabé en el minuto 26 y Álvaro Vázquez, con un chut a pase de Soro en el 31 que le detuvo abajo el guardameta visitante. Y, para más resquemor de los tarraconenses, Luis Suárez había cabeceado al poste la opción del 2-1 en el minuto 34. Pero en el 40, Delmás firmó el tercer tanto zaragocista en una galopada tremenda, asistido por el hiperactivo Soro, cruzando el balón con la zurda en su penetración vertical en el área.

El cuarto de hora de refrigerio fue el más tranquilo de muchos años. Todo estaba solucionado salvo cataclismo imprevisto. La segunda parte, esta vez, era un apéndice para disfrutar, para intentar una goleada de las que se han visto pocas por La Romareda en este largo tiempo en Segunda. O, en caso de levantar el pedal del acelerador, para dejar pasar el minutero sin hacer sangre de un rival abatido y cadavérico. Solo esta disyuntiva quedaba por ver. Pero sin padecimiento alguno. Sabiendo la afición aragonesa que los 3 puntos estaban prácticamente en el bote, para alivio general después de una semana de taquicardias.

El Nástic, pese a su brutal desventaja, salió enchufado del vestuario, con el punta Kanté como novedad de Enrique Martín, que rápidamente introdujo otro delantero desde el banquillo, Sadik. Muy a la desesperada actuó el técnico navarro. Tuvo hasta cuatro llegadas peligrosas en los primeros minutos el cuadro visitante, pero sin rematador final en cada una de ellas. El Real Zaragoza salió algo dormido, era obvio. En una de ellas, en el 52, Verdasca salvó bajo palos un centro-chut de Luis Suárez que tenía aroma de gol. Necesitaba espabilar el bloque zaragozano para no meter en el partido a su adversario.

Víctor Fernández retiró a un gris Linares y dio entrada a Pombo, recibido con división de opiniones desde su suplencia. Era una manera de reactivar al equipo, demasiado pasota con el 3-0 favorable. El canterano estuvo en un tris de estrenarse con un gol, pues remató, solo en el área, en el minuto 59, alto por poco tras una asistencia de Álvaro Vázquez, que había dejado la banda para ser el ‘9’ del equipo. Poco más tarde, de nuevo Pombo tuvo el cuarto en su pie derecho, pero la rosca con la que remató tras jugada de Soro y dejada de Vázquez se la sacó a córner Bernabé en una buena parada, en el minuto 67.

Según avanzó el partido se vislumbró que el Real Zaragoza no tenía ansias por golear. Una pena de cara a la afición. Al margen de ese detalle sobre el marchamo del partido, no fue lógico que el equipo aragonés se cargase con tarjetas amarillas en un duelo solventado con holgura. El Nástic tuvo un arreón entre el minuto 73 y 76, con tres ocasiones claras que solucionó Cristian Álvarez con tres buenas paradas abajo, una en una falta lejana sacada por Fali y las otras dos culminadas por Luis Suárez. Mientras, Zapater y Guti habían entrado en danza para dar oxígeno al equipo, que estaba bastante desconectado del guión del partido.

El partido feneció con la clara impresión de que el segundo tiempo había sobrado. Todos se podían haber ido a casa en el descanso. El Nástic mejoró su cara pero inútilmente. Y el Real Zaragoza agotó el trámite con la satisfacción global del deber cumplido en un día muy peligroso. La mayor la había ganado en su partida de mus. Y eso era lo importante, por encima de cualquier otra consideración. No está el cuerpo zaragocista para bolillos. Los 3 puntos hacen ya un montón de 37, contando con que los del Reus llegarán el día 21 y harán, con seguridad, los 40. La tarea de la salvación está ya un poco más cerca y el sufrimiento en el futuro más inmediato, camino de Cádiz, se atenúa ostensiblemente. Queda aún remar un poco más, pero la orilla queda más cerca. Y, en esta noche de abril, ya se tiene la certeza de que se pasaportó hacia la Segunda B a otro contrincante, este flojo Nástic de Tarragona que cayó goleado en una buena primera mitad. Misión concluida con éxito y eficacia.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Guitián, Verdasca, Lasure; Eguaras, P. Biel (Zapater, 63), Igbekeme; Soro (Raúl Guti, 77), Álvaro Vázquez y Linares (Pombo, 57).

Gimnástic Tarragona: Bernabé; Pipa, Djetei, Fali, Villanueva, Abraham; Viti, Thioune (Kanté, 46), Imanol García; Brugué (Sadik, 50) y Luis Suárez (Cotán, 77).

Árbitro: Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó a Linares (25), Thioune (45), Soro (50), Imanol (51), Delmás (60) e Igbekeme (72).

Goles: 1-0, min. 3: Verdasca. 2-0, min. 19: P. Biel. 3-0, min. 40: Delmás.

Incidencias: Noche fresca en Zaragoza, con 13 grados y lluvia. El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas, en este lunes laborable, alrededor de 15.000 espectadores, la entrada más floja en mucho tiempo.

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