El tren definitivo para Bagnack

El central camerunés, anunciado como titular por Agné, tiene en Getafe ante sí la oportunidad de redimirse de su fatal aterrizaje en el Real Zaragoza.

Bagnack, el día de su debut como zaragocista, en Copa ante el Valladolid en La Romareda.
Bagnack, el día de su debut como zaragocista, en Copa ante el Valladolid en La Romareda.
HA

Getafe puede ser lugar de muchos valores positivos para el Real Zaragoza. Por ejemplo, el sitio donde se rompa el mal fario de no saber vencer a domicilio. También, por ello, si eso sucediera, el ansiado punto de inflexión que ubique al equipo en una dinámica claramente positiva que lo devuelva a la cabeza de la clasificación, que abandonó en la 6ª jornada y nunca más recuperó. Sería, asimismo, la cuarta jornada encadenada con buenos marcadores para Agné en su complicada llegada a un equipo desnortado hace solo un mes. Esto, en el terreno colectivo. Porque, si se hacen previsiones de índole personal, también hay jugadores que pueden salir impulsados con alas favorables de este partido. El caso más palmario es el del central camerunés Macky Bagnack, seguramente, en la previa, el hombre del día.


Bagnack es un descarriado de Milla, el anterior entrenador zaragocista, destituido hace cuatro semanas. Un joven zaguero (21 años) que, utilizando el término obstétrico, vino de nalgas al Real Zaragoza al final del verano. Su llegada, por el ínfimo rendimiento que dio, fue todo un problema, tanto para él, como para el equipo. Nadie ha podido olvidar sus dos catastróficas actuaciones en sus dos partidos como titular: en Copa ante el Valladolid y en liga en el campo del Levante. Igual que Milla apostó por él nada más llegar, pese a que apenas había entrenado con el grupo, lo dejó aparcado de inmediato tras observar con estupefacción (compartida por todo el zaragocismo) el horrible nacimiento del Bagnack zaragocista tras llegar, al final del mercado de agosto, desde el Nantes B de la Tercera francesa. 


Aquellos episodios de principios de septiembre abollaron la carrocería de Bagnack de mala manera. Y, de paso, la de Juliá y Valentín, director deportivo y secretario técnico, que apostaron personalmente por su fichaje in extremis basándose en su conocimiento directo de la figura del central africano, fruto de La Masía, la cantera del FC Barcelona en la que ambos ejecutivos lo tuvieron como pupilo procedente de la famosa Fundación Eto'o (igual que ocurrió con Dongou meses atrás). Milla no quiso saber nada más de él, pese a que desde la dirección deportiva se argumentaba que no era tan mal jugador como se había visto en sus dos primeras y caóticas apariciones como blanquillo, que en su historial traía una guía con 43 partidos disputados en Segunda División en tres campañas con el filial azulgrana. En cierto modo, el manejo de la situación de Bagnack fue uno de los puntos de fricción en las últimas fechas de Milla en el Real Zaragoza. 


El partido de Sevilla, contra el filial sevillista, fue la prueba del algodón de este lío. Milla, con Marcelo Silva castigado por cinco amarillas, no utilizó como titular a Bagnack, que es su sustituto natural en la plantilla como central diestro. Prefirió hacer debutar al veterano José Enrique -zurdo cerrado y lateral nato- en ese puesto anómalo, cuando además todavía no estaba al cien por cien físicamente, antes que devolver al once al camerunés. Bagnack estaba en todas las convocatorias, porque no había más cera que arder, pero nunca era utilizado (solo lo hizo Milla en las horas previas a su destitución, en los últimos minutos del partido de Valladolid, y como lateral derecho en lugar de Fran, un cambio que dio que hablar dentro de los despachos del club).


Ahora, con el adiós de Milla y la llegada de Agné, se dan todos los condicionantes favorables para poder observar este retorno de Bagnack al equipo inicial. Su última oportunidad para redimirse. Su último tren para demostrar que lo de septiembre fue una cuestión accidental, de mala suerte. En la figura de Bagnack hay un envoltorio con ADN de Juliá y Valentín. Ellos también pueden ver resarcido su amor propio, su orgullo profesional, en el caso de que el africano rinda como debe. Su penoso estreno los dejó en evidencia. Y el anterior entrenador, al no volver a contar con el muchacho, también. Los dos referentes de la parcela deportiva de la SAD necesitan que Bagnack, con un buen partido que lo reenganche a la plantilla útil (al estilo de lo que ha sucedido con Edu García), los arme de razones para fundamentar su fichaje en aquellas fechas de agosto en las que, con apenas unos pocos euros que poder gastar, debieron acudir a piezas baratas y, seguramente, no pudieron saciar las apetencias de Milla, ni en puestos sobre el campo, ni en caché en las contrataciones postreras. 


Con la llegada de Agné, con el cambio en el banquillo, a Bagnack, a Juliá y a Valentín se les ha abierto esta puerta para intentar reparar lo que quedó muy roto hace dos meses. El nuevo entrenador, lógicamente, está receptivo y no tiene nada que perder con este tipo de decisiones, ni con la de Bagnack ahora, ni con la de Edu García en su momento, hace dos partidos. Al contrario, Agné tiene todo a ganar, como ha sucedido con el '11' aragonés. El central de Camerún tiene en su compañero García el camino a seguir: aprovechar esta segunda vida que le otorga el destino en el Real Zaragoza. De él depende su restitución o su definitivo adiós a la más mínima confianza de la afición y el propio vestuario. 


Por ahora, lo que queda en el recuerdo colectivo son aquella colección de graves errores que dejó Bagnack en sus inicios. El regalo, mediante un pase suicida al vallisoletano Míchel, del 0-1 en la Copa, un regalo inaudito, inexpicable. El autogol, minutos después, en el mismo partido, que fue el 0-2 y la puntilla de la eliminatoria, en un balón en el área pequeña que tenía muchas más opciones de ser acometido y que el camerunés envío adentro. Los problemas, ese día, para salir con la pelota jugada una vez tras otra. Efecto que se repitió cuatro días más tarde en Valencia, donde su espacio fue un coladero constante que aprovechó varias veces la delantera del Levante para golear al Zaragoza. En el campo granota, estuvo a punto de consumar un récord sin precedentes: anotar dos goles en propia puerta en menos de cuatro días. En un centro del levantinista Morales, Bagnack despejó inopinadamente hacia la portería de Irureta que, batido por completo, observó con cierto alivio cómo el balón se estrellaba en el poste derecho y se iba a córner.


Sin duda, Macky Bagnack se examina, en última convocatoria, en este partido de Getafe. Agné aprovecha la lesión de Marcelo Silva para, con naturalidad, intentar seguir aumentando la competitividad del grupo. Y, de paso, concede a Juliá y Valentín la oportunidad de que una de sus más arriesgadas apuestas, nacida de manera torcida, pueda volver a ser útil en un equipo donde es un lujo tener fuera de uso a cualquier pieza. El caso de su colega Popa es otro aún por resolverse.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión