El primer paso

El sufrido triunfo ante el Éibar ante el Real Zaragoza quiebra una racha horrible y debe ser el inico de un nuevo camino.

El jugador del Real Zaragoza Rico, en pugna por el balón
El primer paso

Eran tantas -tantas- las necesidades que la ansiedad se comía al Real Zaragoza. Tiritaba el estadio, temblaba el banquillo y el temor se apoderaba de unos jugadores que se sentían incapaces de superar una barrera con perfil de muro insalvable. El gol de Luis García -un gol de reconciliación- ha supuesto una carga de dinamita en los obstáculos del Real Zaragoza, que se ha visto capaz de ganar por fin. Y, apeado de su pesada losa psicológica, lo ha logrado.


El equipo aragonés resbalaba por una trayectoria terrible de nueve jornadas sin conocer la victoria. Lo que, como es natural, había ubicado al conjunto blanquillo al borde del precipicio. Ganar suponía, sin duda, sumar puntos para huir de la quema. Pero era, además, un respaldo anímico, un golpe de autoestima, la convicción de que se puede escalar y el orgullo de brindar una victoria a una afición tan fiel y apasionada como permenente sufridora.


Este domingo, el zaragocismo ha vuelto a sufrir. Como siempre... o tal vez, más. Pero la inmensa alegría del triunfo ante el conjunto que llegaba líder ha compensado con creces esos sentimientos. Al fin y al cabo, se trata de esa pasión que envuelve al fútbol.


Ya anunció Víctor Muñoz que lo importante era el triunfo; por encima, incluso, de jugar bien. Este domingo, al margen de cualquier otra circunstancia, se imponía la necesidad imperiosa de ganar. La primera victoria; el primer paso de un equipo que, a pesar de todo, afronta un complicado camino. 


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