Un grupo de radicales empañaron el espectacular recibimiento que miles de aficionados brindaron al Athletic en la explanada de San Mamés. Cuando pasó el autobús del Athletic, un grupo de hinchas volcó la valla que delimitaba el perímetro y arrojó todo tipo objetos que encontraron en el suelo a los agentes de la Ertzaintza. Volaron hacia ellos vasos, botellas, bengalas... Los efectivos, al ver que se rompía el cordón de seguridad, se refugiaron en el interior de San Mamés. No cesaron ahí los altercados. Minutos después, los agentes de la Ertzaintza lograron recuperar su posición. Fue entonces cuando se produjo la llegada de parte de los 600 aficionados del Atlético, entre los que se encontraban varios ultras detectados por la Ertzaintza. En ese instante se produjo un nuevo enfrentamiento en el acceso a La Catedral.

Los agentes cargaron contra los radicales que aún permanecían retadores en la explanada y lanzaron varias botellas y otros objetos. Horas antes, un aficionado del Atlético fue ingresado en el hospital con una brecha en la cabeza tras ser agredido por ultras del Athletic mientras comía en un restaurante de Bilbao.

Vincent West

Efectivos de la Ertzaintza y Policía Local habían diseñado un dispositivo de seguridad para el recibimiento a ambos equipos, con el fin de evitar percances como los ocurridos el día del Barça, cuando varios grupos descontrolados golpearon y rompieron los cristales de un par de dotaciones policiales.

El comportamiento del resto de la afición fue impecable. Recibieron a los jugadores con cánticos, bufandas en alto y en todo momento siguieron las órdenes transmitidas por el Athletic. Desde el club bilbaíno se insistió en "respetar las vallas y las medidas de seguridad para que todos podamos disfrutar de la manera más segura posible".