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El Hércules, el equipo más raro de la Liga

El Hércules, el peor en lo que va de 2011, es un desastre a domicilio pero se ha mostrado poderoso cuando juega en casa.

El ex zaragocista Abel Aguilar, Nelson Valdez y Trezeguet se abrazan con Thomert tras un gol anotado hace un mes al Atlético de Madrid.
El Hércules, el equipo más raro de la Liga
EFE

Harán bien Aguirre y sus pupilos en contemplar el partido del domingo en el estadio José Rico Pérez como una rareza. Las características del rival, el Hércules de Alicante, avisan de comportamientos pendulares de un equipo extraño desde el mismo momento en que se terminó su confección y se produjo su reestreno en Primera División después de más de 13 años de ausencia.


De entrada, es conveniente tener en cuenta, para venirse arriba, que el Real Zaragoza va a enfrentarse al peor en lo que va de 2011. El parón navideño les sentó fatal a los de Esteban Vigo. Seis partidos han jugado desde Año Nuevo y solo suman tres puntos de 18 disputados. Perdieron 3-0 en Mallorca; ganaron 4-1 al Atlético de Madrid; cayeron 2-0 en Gijón; repitieron derrota 3-0 en Bilbao; les goleó 0-3 el Barcelona; y volvieron a ser tumbados el domingo pasado 2-0 en Mestalla por el Valencia. Salvo esa excepcional goleada que le regalaron a su público ante el decadente Atlético de Quique Sánchez Flores, acumulan cinco derrotas dolorosísimas en poco más de un mes, ya que en ellas no han sido capaces de marcar un solo gol mientras su portero Calatayud se comía 13, uno detrás de otro.


Por este lado del análisis, está permitido el optimismo. El Hércules será un rival herido, tocado, lleno de dudas ante semejante trayectoria repleta de fiascos y momentos de incapacidad para superar la presión. Pero este diagnóstico resulta muy sesgado dentro de la trayectoria global del Hércules en lo que va de campaña. Es también necesario contemplar cómo los alicantinos han cosechado 16 de sus 22 puntos en su campo, donde han logrado cuajar magníficas tardes de fútbol en las botas de los grandes jugadores que sus dirigentes ficharon en verano para apuntalar su retorno a la elite tras más de 13 años de ausencia (incluido un duro paso por Segunda B).


Ahí aparecen los delanteros David Trezeguet y Nelson Haedo Valdez, francés y paraguayo respecivamente, dos cualificados goleadores de primer nivel internacional. El interior Royston Drenthe, holandés cedido por el Madrid, que, al margen de sus polémicas particulares de todo tipo, está cuajando un gran año. O el colombiano Abel Aguilar, ex del Zaragoza, que regresó a Alicante para volver por sus fueros de jugador de jerarquía y mando en la línea medular. Y veteranos como Farinós, Tote, Rufete, Portillo, Abraham Paz... En fin, un esqueleto de equipo que, libra a libra, no debería pasar apuros para seguir en Primera.


En Alicante han caído el Sevilla (2-0), la Real Sociedad (2-1), el Levante (3-1), el Málaga (4-1) y el Atlético (4-1). Quince tantos victoriosos en cinco triunfos con brillo. Cuando los blanquiazules tienen el día, su afición la goza. Tienen un punto de genialidad que solo les brota ante su público en tardes puntuales. Quizá fruto del exceso de individualidades predominando sobre el colectivo. El Hércules es un equipo de fogonazos, de faenas 'currorromeristas'. Otro detalle a apuntar en la libreta de cabecera de Aguirre y los muchachos.Por este flanco de la irregularidad se descubre la cara mediocre que el equipo alicantino viene dando todo el año cuando sale fuera de su campo. Su transformación es absoluta, llamativa y desconcertante para su hinchada.

Lejos del Rico Pérez, el Hércules lleva 8 partidos seguidos sin marcar un solo gol: ese último 2-0 de Valencia; el 3-0 de San Mamés; el 2-0 de Gijón; el 3-0 de Mallorca; un empate 0-0 en Santander; otra derrota por 1-0 en La Coruña; una más en casa del Espanyol por 3-0; y una anterior en Pamplona también por 3-0. Hay que remontarse al 24 de octubre, cuando empató 1-1 en Almería, para contabilizar su último gol lejos del hogar. Han pasado cuatro meses de eso. Este es el lado del poliedro que denuncia que este Hércules, pese a su ornamentada plantilla y a sus ramalazos puntuales de equipo espumoso y poderoso, puede irse por el sumidero a Segunda División si no es capaz de encontrar un camino regular en su solvencia colectiva.

Un rendimiento extremista

De la observación de este curiosísimo Hércules, pueden reducirse las conclusiones a un par de ideas de trazo grueso: este equipo es horroroso fuera de casa pero peligroso cuando juega en campo propio. Si a estas alturas de la liga ha caído a la zona baja es porque las excepciones a ese rendimiento han sido más numerosas en fallos en el Rico Pérez que en aciertos como visitantes.

De hecho, a domicilio solo han ganado en el Camp Nou (0-2), en el primer desplazamiento del curso, en lo que es -y será- una de las grandes sorpresas del torneo; y han empatado 0-0 en Zaragoza, 1-1 en Almería y 0-0 en Santander, logrando apenas 6 puntos que no compensan los perdidos en su feudo. Allí se han dejado 13 al perder 0-1 con el Athletic, 1-2 con el Valencia, 1-3 con el Madrid y 0-3 con elBarça; y al empatar 2-2 con el Villarreal.

Incluso en el ámbito de sus doradas individualidades, este Hércules presenta peculiaridades dignas de estudio. Por un lado, pueden presumir de que su gran dueto atacante Trezeguet-Valdez les ha dado ya 16 goles (9 el francés por 7 el paraguayo). Un lujo, a media liga, para un recién ascendido. Pero el problema es que Trezeguet solo anota en casa, mientras que fuera de ella está absolutamente ciego ante las porterías. El francoargentino es un aval cuando de golear a los adversarios en el Rico Pérez se trata, pero un fiasco incomprensible en campo ajeno.

Resulta que los alicantinos son un equipo con un gran potencial goleador que, sin embargo, solo suman 22 tantos -uno más que el Zaragoza- y acumulan 12 partidos quedándose a cero en su guarismo (más de la mitad de los jugados). Paradójico a más no poder.

¿Con qué Hércules va a toparse el domingo el Real Zaragoza? Un serio dilema para Aguirre.