ALPINISMO

El asedio

Carlos Pauner, Marta Alejandre y Javier Pérez aguardan en el Campo Base a que mejore el tiempo. Del 1 al 3 de mayo pueden inicar el ataque.

Cuántas veces habremos leído en la literatura de montaña esta magnífica palabra. El asedio. Los alpinistas asediaron la pared durante varios días... El asedio a la montaña duró varias semanas, etcétera. Bueno, se podría decir que estamos en ello, en un asedio feroz a nuestro Dhaulagiri. Hemos escalado parte de sus laderas y estamos a su alrededor, agazapados, esperando asestarle el golpe definitivo. Pero en realidad, si se piensa detenidamente, el asediado no es el Dhaula, sino nosotros mismos. La montaña nos asedia a nosotros, nos mantiene a raya en sus dominios. Nos lanza fuertes vientos, nos deja helados con su nieve, nos paraliza en el Campo Base a su merced. Pone a prueba nuestra capacidad de aguante, nuestra capacidad de dejarnos influir por los acontecimientos. Nos vuelve locos, con algún día aparentemente bueno para la escalada, lo cual nos hace dudar de nuestros partes, para luego mostrarse completamente distinto... ¡Ay! Cómo se lo saben hacer estas montañas.


Poco a poco, los días pasan y no encontramos el agujero de buen tiempo definitivo. El Dhaula se ríe, se muestra irónico. Nos las prometíamos muy felices hace algunos días, pero creo que la batalla no ha hecho ni comenzar. Esta montaña, áspera y rancia, va a poner a prueba todo nuestro espíritu, nuestra psicología, nuestra experiencia. Cada día que pasa aquí abajo es una prueba más. Nos vamos poniendo nerviosos, hablamos, nos reunimos, discutimos sobre los partes y comienza, como en otras ocasiones ya he contado, ese nuevo tipo de religión, cuyo principal profeta es la predicción meteorológica. Vaya desde aquí mi más profundo agradecimiento a las personas que nos facilitan estas informaciones. Hacen que la toma de decisiones sea más sencilla aquí arriba. A su vez, nosotros nos hacemos nuestras composiciones de lugar, empujados por el único y puro sentimiento de acertar, de que la siguiente salida no sea baldía, de que terminemos de una vez en este lugar.


Más o menos, todas las predicciones del tiempo coinciden. Ahora estamos siendo azotados por el viento y en altura, el dueño y señor solo es él, el dios Eolo. Parece ser que para el periodo del 1 al 3 de mayo, el viento disminuye y podríamos tener una oportunidad. No obstante, irónico el Dhaula como es, parece que nos va a obsequiar con una serie de grandes nevadas al mismo tiempo. Difícil tarea, encontrar un hueco entre el huracán y el cambio de tiempo. Realmente no sabemos qué hacer. No sabemos cuándo salir hacia arriba. No sabemos a qué carta apostar. Cierto es que aquí las indecisiones no valen nada, así que en las próximas horas habrá que decidir. Apostar por una fecha o por otra. Encontrar ese resquicio y aprovecharlo.


Creo que es una situación que hay que sopesar muy bien. Ahora la montaña está cas sin nieve. No está peligrosa y por tanto, tenemos que aprovechar esta situación. Seguro que no vuelve a estar así en toda la temporada. Meditaremos, discutiremos, nos daremos por completo a esta nueva religión y sin duda, en los próximos días, la decisión tendrá que ser tomada, para bien o para mal. Nuestro margen de maniobra no es muy grande. Seguimos en nuestro asedio, mejor dicho, en el del Dhaulagiri.