ALPINISMO

Desafío colosal

Pauner inicia mañana, junto con Marta Alejandre y Javier Pérez, su aventura de ascender el Dhaulagiri y el Everest.

"Los últimos días vas un poco atropellado, siempre te falta por comprar alguna cosa, horas para despedirte de los amigos, la familia...". Javier Pérez va como una moto, de aquí para allá. Su mochila está ya preparada. El alpinista zaragozano apura las horas antes de enfrentarse a un "desafío colosal". Su amigo Carlos Pauner le "ha liado" para que le secunde en uno de sus retos más complicados dentro del proyecto de los 14 "ochomiles". Y en la aventura no falta otra persona muy apreciada por Carlos, Marta Alejandre.

 

La expedición liderada por el jaqués se pone en marcha mañana con un objetivo muy ambicioso: culminar los exigentes Dhaulagiri (8.167 metros) y Everest (8.850 metros). De la "montaña blanca" a la "cabeza del cielo". Por delante, dos meses y medio para lograr la hazaña. La montaña hipnotiza a Carlos Pauner, pero el alpinista de Montañeros de Aragón es un hombre inquieto. "Volar sobre las montañas, verlas desde arriba...".

 

Siempre le ha seducido volar. Hace cinco años buscó una vía escape nueva, la aviación, y obtuvo su licencia como piloto privado. Y en 2007 remató la faena con la licencia de piloto comercial. Mañana por la tarde, Pauner no ocupará un asiento de turista en el vuelo que lleve a los protagonistas de Zaragoza a Madrid, sino que se sentará en la cabina de uno de los aviones de la compañía Aeronia para dirigir la primera parte del viaje.

 

La segunda se iniciará por la noche, desde Barajas, cuando otro vuelo les lleve hasta Katmandú, punto de arranque del nuevo desafío. Desde 2002, Pauner está inmerso en un proyecto, de la mano del Gobierno de Aragón, por alcanzar las 14 míticas cimas que superan la barrera de los 8.000 metros. Hasta el momento ha culminado la mitad: K-2, Makalu, Kangchenjunga, Gasherbrum I, Cho Oyu, Nanga Parbat y Broad Peak. Y en el meridiano ha cambiado su estrategia: "De las montañas que quedan, una debe planificarse en verano, el Gasherbrum II, situado en Pakistán, y la otra en otoño, el Shisha Pangma, situado en Tíbet.

 

Las cinco restantes presentan condiciones más favorables en primavera. A pesar de la dificultad y el esfuerzo que entraña, debo pensar en intentar afrontar expediciones dobles en esta estación para que el proyecto avance de forma satisfactoria. El planteamiento no lo hago por gusto, sino porque hay que realizarlo así", explica Pauner.

 

El primer objetivo va a ser la ascensión al Dhaulagiri, la séptima cumbre más alta del mundo situada en la parte occidental del Nepal, que ataca por segunda vez. Una montaña esbelta, fundamentalmente de nieve, arisca, bronca. Y Pauner aclara: "Técnicamente tiene ciertas dificultades aunque la característica principal es su peligrosidad debido al riesgo constante de avalanchas". No en vano, en los últimos años el himalayista ha perdido a muchos conocidos y a tres amigos íntimos: Pepe Garcés, Santiago Sagaste y Ricardo Valencia yacen para siempre en esas laderas.

 

El viento y la nieve le frenaron en 2006. "Junto con Nacho Orviz y Ricardo Valencia llegamos a la cota de 8.000 metros y decidimos no seguir por la peligrosidad que implicaba, cuando teníamos la cima al alcance", recuerda Pauner, que puede convertirse en el primer aragonés que hollar el Dhaulagiri. "Sería una primicia deportiva de gran relevancia para nuestro deporte", añade. Del 3 de abril al 3 de mayo se tiene que producir todo: aclimatación, montaje de los distintos campos, preparación de la pared... Y en la última semana, los ataques definitivos. Fecha tope: hasta el 10 de mayo.

 

La segunda escala de su programa, el Everest, se encuentra a más de mil kilómetros de distancia. Será su tercer intento a la montaña más alta del mundo. "Su dificultad técnica no es demasiado elevada, pero su impresionante altura hace que sea un reto de primera magnitud para un alpinista, por supuesto, sin la ayuda de oxígeno artificial", detalla Pauner. Además de la peligrosidad del Dhaulagiri, y la altura extrema en el Everest, uno de los problemas principales para el deportista será el cambio de escenario. "Hay que valorar el estado físico, mantener las reservas para integrarte a una cota de casi 9.000 metros, y psicológico", afirma. Tampoco es sencilla la logística: "La aproximación al campo base del Everest la haremos en helicóptero porque ya tenemos hecha la aclimatación". La ascensión será rápida, de unos 15 días, corta y muy intensa.

 

El esfuerzo, grandioso. Pauner, Pérez y Alejandre compartirán permisos con otros montañeros. En el Campo Base del Dhaulagiri coincidirán con el potente equipo de "Al filo de lo imposible", con Edurne Pasaban al frente; además de la expedición de la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, que ya tiene diez ochomiles, y del ecuatoriano Iván Vallejo, al que solo le falta el 'Dhaula' para culminar los 14 techos de la Tierra. "Son unos aliados importantes para la colaboración", resume el jacetano.