Lemgo 30 - CAI Aragón 23

La eterna maldición germana

El CAI Aragón cae derrotado por siete goles en Alemania y queda al borde de la eliminación en la Copa EHF. Notable partido del equipo naranja, que fue perjudicado por la labor arbitral.

El CAI Aragón se complica la Copa EHF
El CAI Aragón se complica la Copa EHF
NICOLE DONATH

TBV Lemgo, 30 - CAI Aragón, 23

TBV Lemgo. Martin Galia (p), Michael Kraus (7), Sebastian Preis (8), Jens Bechloff (4), Florian Kehrmann (5), Martin Strobel (-), Rolf Hermann (6) -equipo inicial en ataque-, Ferenc Ilyes (-), Daniel Kubes (-), Holger Glandorf (-), Tamas Mocsai (-) y Carsten Lichtlein (ps).

CAI Aragón. Iñaki Malumbres (p), Amadeo Sorli (-), Jorge Maqueda (1), Gabor Grebenar (-), Sergio Ruiz Casanova (1), Toño Cartón (5, cinco de penalti), Robert Arrhenius (2) -equipo inicial en ataque-, Ivan Stankovic (7), Fredrik Larsson (2), Abel Lamadrid (1) y Vukasin Stojanovic (4, dos de penalti).

Parciales: 4-1, 7-3, 8-3, 11-7, 14-10, 15-13 (descanso), 16-16, 18-17, 21-18, 23-19, 27-20 y 30-23.

Árbitros: Oyvind Togstad y Rune Kristiansen (Noruega). Excluyeron a Kraus, Hermann, Kubes; Maqueda, Grebenar y Ruiz Casanova.

Incidencias: encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa EHF. Se jugó en el Lipperlandhalle de Lemgo. Alrededor de 4.000 espectadores.


Una y una: dos. Y una: tres. Y una más: cuatro. Cuatro veces ha viajado el CAI Aragón a Alemania, y cuatro derrotas se ha traído en la maleta. Ya puede hacer la risa en camisa, como en Nordhorn y en Gummersbach, o luchar hasta la extenuación mostrando un comportamiento heroico, como en la recordada final de la EHF de Magdeburgo o ayer, en el dignísimo partido desarrollado en Lemgo. Da igual. El CAI Aragón se estrella una y otra vez contra el mismo muro, el muro alemán.


Se perdió por siete goles ante un rival poderoso. El CAI Aragón ofreció momentos de balonmano excelente. Demasiados goles de diferencia. No mereció caer por tal cantidad el conjunto de Mariano Ortega, que tuvo opción a la victoria hasta bien avanzada la segunda mitad. La extraordinaria capacidad competitiva del Lemgo, catalizada por un arbitraje caserísimo, establecieron el diferencial en el tanteador, resultado que compromete seriamente la continuidad en Europa del conjunto naranja. Para alcanzar las semifinales, habrá que ganar por ocho goles el próximo Domingo de Resurrección en el pabellón Principe Felipe. Amén decía ayer y amén repito hoy.


Además del anterior resumen sintético del encuentro, para analizar la eliminatoria cabe hablar también del itinerario del choque. El CAI Aragón perdió por nueve goles en Trebnje (Eslovenia) y a más de uno se le caía la cara de vergüenza. Ayer se cayó por dos goles menos, siete, y nada hay que reprochar. A uno, más bien, se le queda cara de idiota. Se pregunta por qué, e incluso se llega a sentir orgullo. Porque el CAI Aragón firmó un partido bravo, porque fabricó momentos de balonmano del bueno, del fetén. Le derrotaron un gran rival y las circunstancias que circulan por Europa en forma de criterio arbitral. En la vuelta a jugar en Zaragoza, con este mismo criterio y con el nivel mostrado ayer por el CAI Aragón, se le puede dar la vuelta a la eliminatoria.


Salió en quinta el Lemgo. Los germanos eran un huracán: robaban y corrían ante un amodorrado equipo naranja. Mariano Ortega detuvo la sangría con un tiempo muerto en el minuto 6. El marcador reflejaba el arrasador inicio germano. El parón le sentó bien al CAI Aragón, que comenzó a mover con mayor velocidad y precisión. Siete minutos tardó en llegar el primer gol aragonés en juego real (5-2). Antes, había anotado Cartón de penalti. Los alemanes mandaban con gran claridad. Strobel portaba la brújula en ataque. Kraus y Hermann generaban peligro continuo en los dos flancos. Preis era un martillo en el pivote. El extremo Kehrmann daba sentido al contragolpe. Un bloque notable, convertido en extraordinario por la permisividad arbitral, que consintió la dureza desmedida de Kubes e Ilyes. Por encima de la calidad en ataque, la clave residió en la capacidad de intimidación de ambos, hecho que propició que achataran el ataque aragonés y pudieran sacar el contragolpe. Sí, el Lemgo es un gran equipo, pero ayer los árbitros lo hicieron mejor si cabe.

Cuesta arriba

El CAI Aragón creció de forma progresiva. Ortega apostó por Ruiz Casanova como central, con Grebenar y Maqueda en los laterales, y Sorli y Cartón en los extremos. Arrhenius ejerció de ariete y Malumbres cuidó el portal. Los aragoneses se soltaron con el ingreso de Larsson, que le dio frescura al ataque. Stankovic salió después para rentabilizar el rico flujo ofensivo naranja. Cuesta arriba, el CAI Aragón reaccionó de forma vigorosa. A pesar de la extrema dureza del Lemgo, fue capaz de limar la diferencia adquirida por los germanos hasta dejarla a solo dos goles en el descanso (15-13), después de un gol de Stojanovic sobre la bocina. El dato cabe subrayarlo como sobresaliente, dada la violencia consentida por los árbitros.


Fue necesario que le rasgaran la camiseta a Arrhenius para que un jugador alemán fuera excluido (Hermann, minuto 22). Kubes completó al menos media docena de acciones sancionables con dos minutos en la primera media hora. No recibió ninguna. No es lo mismo defender que pegar.


En la reanudación, la crecida naranja llenó de incertidumbre el Lipperlandhalle. Cartón, certero desde el punto de penalti, igualó a 18 goles en el minuto 41. Además, Malumbres paraba todo, Stankovic era un cuchillo en el costado derecho y Larsson hilaba fino. Todo lo tenía a favor el CAI Aragón. Llegados aquí, los árbitros decidieron que no, que en Alemania ganan los alemanes. Y, como los que mandan son ellos, ganaron los alemanes, claro.


Galia le paró un penalti a Cartón con 21-19. El Lemgo se vino arriba. Preis y Kubes, después de firmar acciones merecedoras de sanciones suficientes para dormir en la comisaría, decidieron el resultado final. A codazos, a empujones, incluso a puñetazos (clamorosa agresión de Kubes sobre Stankovic) y, siempre con el permiso arbitral, derrotaron a un CAI al que solo le queda maldecir su suerte en Alemania. La vuelta se disputará el domingo en Zaragoza. Allí, la maldición es alemana: jamás un club germano ha vencido en Aragón. Lo dicho: la última palabra se escribirá en Zaragoza.