REAL ZARAGOZA

Contra el pronóstico

El Real Zaragoza opta hoy a lograr el primer triunfo fuera de casa de toda la temporada. El Espanyol, quinto clasificado y gran revelación de la Liga, es el favorito por su potencial como local.

Los jugadores del Real Zaragoza, ayer en la estación de Delicias.
Contra el pronóstico
A. NAVARRO

Algún día, si es que la reacción zaragocista aún es posible para intentar salir en el futuro del pozo de la clasificación, habrá que vivir y contar un triunfo lejos de La Romareda en el campo de un equipo que parta como favorito antes del partido. Y hoy puede ser el momento propicio para disfrutar de semejante experiencia.

El duelo ante el Espanyol es, a priori, una quimera para el débil Real Zaragoza actual. Los catalanes, pasito a pasito, se han colgado en las hombreras los galones de equipo revelación de la Liga. Son quintos en la tabla, llevan pisando puestos europeos más de medio campeonato y, con 28 puntos, doblan con propina los 13 que apenas acumulan los blanquillos. Por si esto no fuera suficiente para generar respeto ante la visita a su coliseo de Cornellá-El Prat, es preciso recordar que los 'periquitos' han ganado 6 de los 7 partidos que han disputado como locales. Solo el todopoderoso Barça les pudo superar (1-5). Antes, cada visitante mordió el polvo en el moderno feudo blanquiazul. Y 4 de los 6 que doblaron las rodillas, lo hicieron sin poder anotar ni un solo tanto en la portería de Kameni (1-0 cayeron Almería, Osasuna, Málaga y Sporting; 3-0, el Hércules; 3-1, el Getafe; y 2-1 el Levante). Es decir, 12 goles a favor por solo 2 en contra en su media docena de victorias. Un equipo rocoso a más no poder, disciplinado como pocos, listo con el balón, trabajador sin él, rápido en las transiciones, ordenado cuando toca defender rentas y certero ante el gol cuando realmente lo necesita y, por lo tanto, lo busca.

A este bloque solidario va a enfrentarse hoy el Zaragoza de Aguirre, con el ánimo hinchado después de haber logrado el pasado lunes la segunda victoria de lo que va de curso. Todo un hito positivo dentro de un vía crucis lleno de espinas como el que viene transitando con dolor el cuadro aragonés desde que esto arrancó en agosto.

El técnico mexicano sigue sin refuerzos. Cautivo de lo que ha heredado en el traspaso de poderes de Gay. Contando hacia atrás a toda velocidad viendo como se acerca el día 31, fecha límite para lavarle la cara al equipo en la medida en la que Agapito y sus circunstancias puedan. Conformado con lo que tiene porque a la fuerza ahorcan. Y, en estas condiciones, con los mismos mimbres de siempre, intentará hoy reventar las apuestas y voltear todos los pronósticos. Al fin y al cabo, no le queda más remedio porque, pese a la enorme alegría que supuso lo ocurrido ante la Real, con ese emocionante gol ganador de Braulio en el último minuto, el Zaragoza sigue en puestos de descenso por 15ª semana consecutiva y arrastra un estado de anemia de puntos que no le permite regocijarse ni un solo segundo ante cualquier éxito que pueda obtener en los próximos meses.

Aguirre ha ensayado a destajo cómo frenar las principales virtudes de los muchachos de su colega Mauricio Pochettino, que va a recuperar al lesionado Osvaldo, su goleador franquicia. El Vasco ha programado de nuevo su esquema de cabecera, el 4-1-4-1, repleto de ayudas defensivas, de basculaciones de izquierda a derecha y viceversa, de repliegues al unísono de ocho o nueve hombres cada vez que el Espanyol intente atacar con rapidez hacia el área de Franco.

Dice Aguirre que tiene dudas sobre la alineación, de la que sale por sanción Ponzio. Durante la semana no las ha tenido. Edmilson ha ocupado el puesto del argentino en el pivote, mientras que Lafita ha sido suplente, esta vez sin catarro, en beneficio de Jorge López. Sea como sea, el objetivo es llamar la atención. Y eso solo se consigue ganando en Barcelona. Así sea.