TOUR DE FRANCIA

Contador inaugura el Tour en segunda posición

El ciclista español ha quedado segundo, detrás del suizo Fabial Cancellara, durante la contrarreloj de 15,5 kilómetros.

Buscaba con ansiedad Alberto Contador la referencia de la verdad en el horno en el que se convirtió Mónaco una vez atravesada la línea de meta. El calor se unía a los aficionados. Y lo hacía sabedor de que su tiempo era muy bueno, sorprendentemente bueno para un ciclista que es considerado un escalador, pero que también maneja con excelencia las manecillas del reloj.


Ordenaba mentalmente las diferencias que le daba Johan Bruyneel desde su coche. En un cerebro que va casi tan revolucionado como el corazón y las piernas, los números se convierten en logaritmos complicados de explicar.


Sólo la maquinaria de Fabián Cancellara, con un cuerpo más moldeado que en ediciones anteriores del Tour, ha perdido tres kilos, pudo con la de Alberto Contador. Teniendo en cuenta que les separan `18 kilos de peso!, hay que considerar que lo conseguido por Alberto supera todas las expectativas.


¿Es una sorpresa lo conseguido por Alberto Contador? No para quienes conocen que logró ser campeón de España juvenil en esa especialidad. Su primer triunfo en profesionales fue en una crono de la Vuelta a Polonia. En Mónaco iba vestido de amarillo, con ribetes rojos. Todo un síntoma. De amarillo, por el título de campeón de España contrarreloj logrado en Cantabria.


La batalla sicológica que bulle en la cabeza de Contador desde hace tiempo la ha ganado: Lance Armstrong quedó a 22 segundos.


Siendo fríos hay que decir que es un excelente registro para alguien que lleva tres años sin correr y que dejó el Tour, el ciclismo, en 2005.


Ha cogido algo de cuerpo. Ya no es el jilguero de sus inicios en el ciclismo. Lo que sorprende es la relación que consigue mantener entre las subidas y las contrarrelojs. Se ha convertido en un ciclista más completo.


Contador ya ha corrido el Tour 2009, al menos mentalmente, en varias ocasiones. Cuando se tienen 26 años, se es el mejor del mundo y alguien invade tu vida profesional, no es fácil sortear los daños colaterales. Ha vuelto a demostrar una fortaleza mental que le ha acompañado desde siempre. En una vida que no ha sido fácil, lo de Contador tiene una cierta semejanza con Lance Armstrong.


Decían muchos expertos que los 15,5 kilómetros iniciales de Mónaco no iban a arrojar diferencias llamativas. Armstrong manifestó lo contrario cuando terminó su recorrido: "Habrá diferencias importantes". No se equivocó a pesar de "sentirme extraño en muchos momentos, como fuera de lugar".


Podía estar en otros muchos lugares. Decidió que el mes de julio de 2009 lo dedicaría al Tour. Contador tiene tiempo sobre todos sus rivales. A Cadel Evans le sacó cinco segundos, a su compañero Leipheimer, doce, a Carlos Sastre, 48. A Denis Menchov, 1:13. El Tour se le ha atragantado muy pronto al vencedor del Giro. Los hermanos Andy y Frank Schleck tuvieron una suerte dispar. Andy se dejó 42 segundos y Frank, 1:18.

Compendio de virtudes

El Tour del miedo, el de la sombra alargada de Lance Armstrong, ha tenido un estreno que ha resultado una tragedia griega para la mayoría de los corredores importantes, salvo para Contador, uno de esos ciclistas que pueden marcar una época.


Es cierto que la contrarreloj era idónea para él, con una subida de 7,5 kilómetros, en los que impulsaba su máquina, nueva, a estrenar, con las piernas, bajo las ordenes de su cerebro.


¿Quería ganar la etapa o superar a Armstrong? Las dos cosas, puesto que esa ecuación conducía al mismo resultado final: dominar el Tour desde su inicio, dar un golpe en el asfalto y decir al mudo quien es el líder del Astana.


La mayoría de las dudas se han despejado de una forma abrumadora, que no admite réplica de ningún tipo. Alberto Contador, en las ocasiones en las que ha podido correr el Tour, nunca había tenido un comienzo tan arrollador como el que se ha visto en Mónaco. Fabián Cancellara atesora su tercer amarillo en el estreno del Tour. Los dos anteriores fueron en Lieja y Londres. Eran prólogos. Lo de este sábado es otra cosa. ¿Estamos ante un corredor que va evolucionando hacia un ciclista de tres semanas?


Hace falta tiempo para poder comprobarlo. Lo que sí parece es que ha escogido ese camino de forma lenta, pero también progresiva.


Se han producido descalabros que nadie esperaba, en un Tour que se va a hacer largo para su desenlace final puesto que la penúltima etapa llegará al Mont-Ventoux y no será fácil mantener el mismo estado de forma durante todas las etapas. Contador ha expulsado la mayoría de los demonios que le perseguían desde hace mucho tiempo.


Se ha liberado de la pesada carga que supone el saber quién era el líder su equipo.


Si Armstrong no ha podido con él en una contrarreloj, no lo hará en la alta montaña y eso supone ganar una batalla decisiva, que no tiene nada que ver con ganar el Tour, uno de esos escenarios en los que cada día cambia el decorado y muchos desenlaces. El último Tour que corrió lo terminó de amarillo, en 2007. En este ha predominado el mismo color en su inicio. Todo un dato que no conviene olvidar.