baloncesto formativo

El primer triunfo de sus vidas: "Fue algo totalmente inesperado"

El alevín C femenino del Stadium Casablanca de baloncesto, un grupo de 11 niñas sin apenas contacto previo con el deporte, acaba de inaugurar el casillero de victorias esta temporada.

La entrenadora Panorina Goula, junto a sus jugadores, nada más conseguir la primera victoria de la temporada.
La entrenadora Panorina Goula, junto a sus jugadores, nada más conseguir la primera victoria de la temporada.
Stadium Casablanca

Lucía Sebastián, Vega Cebrián, María Aparicio, Abril Torné, Paula Larruga, Baldesca Bejarano, Julia Oliván, Inés Reyes, Lucía Crespo, Inés Hernández y Belén Abadía. A los mandos, Panorina Goula. Son los nombres de las 11 jugadoras y la entrenadora del alevín C femenino del Stadium Casablanca, un equipo íntegramente formado por niñas que en septiembre apenas habían tenido entre sus manos una pelota de baloncesto. El pasado miércoles, después de tres meses de infatigable esfuerzo y superación, las pequeñas se encontraron con la primera victoria de la temporada después de superar al colegio El Salvador Jesuitas. Para la mayoría, el primer triunfo de sus vidas.

Algunas no habían hecho ningún deporte antes. Había un grupo de niñas con mucho interés por jugar, pero por número resultaba complicado sacar un equipo. Nos animamos y esperamos a que otras jugadoras se fueran sumando. Con socias de toda la vida del club y otras nuevas, al final se logró armar el equipo”, explica Manuel Pérez, coordinador de la sección de baloncesto del Stadium Casablanca.

El responsable deportivo reconoce abiertamente que ganar “ni mucho menos era el objetivo”. Lo primordial era que las jóvenes se familiarizasen poco a poco con el deporte de la canasta y los innumerables valores sociales que envuelve. “Ellas tampoco eran conscientes de que estaban ganando ni perdiendo. Ven el progreso de mejora de cada día, lo que les ha llevado a ganar un partido. Solo queríamos que las niñas mejoraran. Para la sección tampoco era sencillo, era una gestión más y no sabíamos cómo iba a salir”, confiesa Pérez.

Tres meses después del experimento, el resultado no puede ser más satisfactorio. Tanto para el club como para las niñas. “El equipo ha ido para arriba desde el principio. Son niñas que no se conocían de nada y ahora son casi un grupo de amigas. Son ‘milagritos’ que de vez en cuando ocurren en el deporte. Ese aspecto de grupo, de hacer equipo, es algo totalmente nuevo para ellas”, señala.

Sin perder detalle de la evolución de las pequeñas, nacidas entre 2011 y 2012, su entrenadora, Panorina Goula, una joven griega afincada en Zaragoza. “Ha hecho un trabajo fantástico porque ha conseguido engancharlas a todas. Aunque no habían jugado nunca a baloncesto, han podido hacer el equipo. Ganar el primer partido fue algo totalmente inesperado, una fiesta grande”, apunta Pérez.

Un club social

El máximo responsable de baloncesto en el Stadium Casablanca comparte su “felicidad” por la buena “dinámica” que atraviesa la sección. “Somos un club que mezclamos equipos de competición con la parte social. Que las niñas vengan a entrenar contentas es nuestro mejor triunfo. La mayoría de los niños juegan por jugar, mientras que los adultos igual sí estamos más pendientes del resultado. Cuando los equipos logran ser bloques y estar unidos, todo es mucho más fácil”, sentencia Pérez.

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