REAL ZARAGOZA

Adiós a uno de los nuestros

El pasado martes, el Real Zaragoza anunció a Manolo Villanova la ruptura de su vínculo contractual. La relación sentimental de este zaragocista con el club permanecerá eternamente

Manolo Villanova aclara. Detrás, el autobús de su Real Zaragoza.
Adiós a uno de los nuestros
E. CIDONCHA

El fútbol de elite suele ser tierra de paso. Exigencias máximas en tiempos mínimos. Esfuerzos energéticos y mentales enormes. Contratos de alto nivel y resposabilidad. Estancias (habitualmente) directamente proporcionales a los resultados. Felicidad en los éxitos. Desazón en los fracasos. Desazón y puerta. El fútbol ha aportado a Manolo Villanova alegrías y tristezas, visitas al santo del lugar en las celebraciones, y pitidos en las decepciones. En cierto modo, lo que a todo entrenador. Sin embargo, a diferencia de los demás técnicos, cuando Villanova ha ganado, cuando ha sentido el sabor de la victoria, ha compartido con el zaragocismo su alegría. Durante casi tres décadas, Manolo Villanova ha entrenado al Salamanca, al Mallorca, al Hércules, al Recreativo de Huelva; pero, por encima de todo y de todos, ha izado allá donde ha entrenado la bandera del más profundo zaragocismo. Cuando el martes pasado se consumó su marcha, no se iba un entrenador cualquiera: era el adiós a uno de los nuestros.

 

Villanova se introdujo en el fútbol por la portería y sale por el corazón, camino poco transitado en un fútbol en el que te suelen meter los amigos y expulsar los resultados. De cuidar el portal de La Romareda, al banquillo. Primero, como ayudante de Carriega, Muller y Arsenio. Luego, como director deportivo con Boskov. Apostó por él Armando Sisqués. Villanova dirigió al Real Zaragoza durante dos años. Fue su primera etapa como técnico del club aragonés.

 

De Zaragoza marchó a Salamanca. Permaneció en el Helmántico tres años, para luego pasar por el Mallorca y el Hércules. Lo repescaron Ángel Aznar y Ángel Urbano para ocupar la secretaría técnica zaragocista junto a Avelino Chaves. La negativa marcha del equipo le obligo a regresar al banquillo a mitad de temporada. El Real Zaragoza reunía una plantilla notable (Cedrún, Casuco, Fraile, Juanito, Señor, incluso Frank Rijkard...), pero el enfrentamiento en el seno del vestuario puso en peligro incluso la permanencia. Manolo Villanova, siempre fiel a la cantera, apostó por futbolistas del filial que luego se supieron abrir un brillante camino en el fútbol, como Vizcaíno o Javier Pérez Villarroya.

 

El fútbol lo llevó después a Huesca, etapa previa a su viaje a Huelva. Fueron cuatro temporadas en el Colombino, hasta que Javier Paricio lo recuperó para el Real Zaragoza hace ahora 12 años. En este tiempo, Villanova permaneció seis años en el filial y tres en la secretaría técnica. Hace tres años volvió al Alcoraz, donde inició un brillante trayecto junto a Petón y Agustín Lasaosa, que han llevado al conjunto altoargonés a la Segunda División. Interrumpió su etapa azulgrana para intentar salvar al Real Zaragoza en su despeñamiento del pasado curso.

La silla eléctrica

Pasaron por el banquillo Víctor Fernández, Ander Garitano y Javier Irureta. Agapito, Pardeza y Herrera pensaron en el carisma de Manolo Villanova como reconstituyente de un grupo destrozado. Quizás Villanova llegó tarde. El Zaragoza perdió su sitio en la Primera División y el veterano técnico regresó al filial. El Zaragoza B se coló este año en la fase de ascenso a la Segunda División, cayendo ante el Tenisca a los penaltis en el penúltima eliminatoria. A Villanova le comunicaron el cese al día siguiente. La decisión no cabe vincularla a este resultado: el club había hablado con José Aurelio Gay con anterioridad a conocer el destino concreto del filial en el 'play off' de ascenso.

 

Quedaron a comer el martes pasado Agapito, Bandrés, Prieto, Bello y Herrera. Finalmente, Agapito no acudió. Entre plato y plato, Villanova escuchó la sentencia. Frío adiós a un zaragocista de la cabeza a los pies. Aragón maltrata a sus hijos con una frecuencia que genera escalofríos. Los males del Real Zaragoza en muy pocas ocasiones guardaron relación con Villanova. Todo lo contrario que él, que siempre guardará relación con el club que abanderó allá donde le condujo el fútbol.