El fichaje de Jermaine Pennant por el Real Zaragoza ha generado expectación y escepticismo entre la afición. A las cualidades que adornan al jugador, se interpone un pasado conflictivo. Álvaro Arbeloa, compañero del inglés durante dos años en el Liverpool, aporta luz sobre el extremo que debe iluminar al equipo de Marcelino García Toral en su regreso a la elite. Sus palabras son un fiable informe.

"Si consigue acoplarse, será un gran fichaje", afirma el defensa aragonés. Sus explicaciones se concretan: "Es un jugador con una gran condición técnica. Tiene un gran regate y una tremenda capacidad de desborde. También presenta una buenisíma conducción y una gran precisión en los centros. Vive pisando la línea de cal, es un extremo puro y duro".

Arbeloa ahonda en el perfil futbolístico de Pennant: "Juega muy abierto, con lo que crea grandes espacios en las defensas contrarias. Además, en el apartado físico es un portento. En el Liverpool, un equipo donde físicamente estamos todos muy bien preparados, él siempre era de los más destacados en las pruebas de resistencia que realizábamos".

Una suma de virtudes que ayudarán a apuntalar el proyecto blanquillo. Sin embargo, un lunar asoma: su eficacia ante la portería rival. "Quizá el único punto donde tiene un margen de mejora es en las situaciones cara al gol. No es un jugador que marque muchos goles, precisamente porque juega muy abierto. Eso era algo en lo que Rafa Benítez le hacía hincapié en los entrenamientos. Seguro que si se lo propone y se aplica, marcará muchos goles con la camiseta del Real Zaragoza", remata Arbeloa.

Zanjado el capítulo deportivo con una calificación prometedora, surge la incógnita de la faceta personal. No hay que olvidar que Pennant protagonizó diversos actos de indisciplina con sus clubes, recibiendo cuantiosas multas. Encontronazos que se repitieron con la justicia, pasando incluso 30 días en la cárcel por conducir bajo los efectos del alcohol. Según Arbeloa, esos capítulos forman parte de un pasado enterrado. Existe un 'nuevo' Pennant.

"Es verdad que cuando era más joven tuvo algún que otro problema. Pero eso lo ha dejado todo atrás. Puedo asegurar firmemente que, en el tiempo que compartí vestuario con él, no tuvo absolutamente ningún acto de indisciplina. Era un compañero más", apunta.

El internacional aragonés esboza la figura de un compañero afable e integrado en el colectivo con naturalidad: "En cuanto a cómo es Jermaine como persona, sólo puedo tener buenas palabras hacia él. Es un chaval que siempre está haciendo bromas y que crea muy buen ambiente en el vestuario. En Liverpool no parábamos de reírnos con él. Siempre tenía una palabra graciosa o de ánimo. El único interrogante es saber cómo se adaptará a España y si el idioma será una barrera difícil de superar. Si lo consigue, La Romareda disfrutará mucho con él".

A buen seguro, más de un zaragocista respirará aliviado y cargado de ilusión.