Ángel Andrés Jiménez, 'árbitro de la paz': "Inculcar a los niños que la trampa es buena es terrible"

Nacido en Córdoba (1977), el árbitro es profesor de Lengua en el colegio Maravillas de Benalmádena (Málaga) y sueña con un ambiente de respeto en el fútbol. Participó en unas charlas en el Stadium Casablanca de Zaragoza.

El árbitro Ángel Andrés Jiménez, en las instalaciones del Stadium Casablanca
El árbitro Ángel Andrés Jiménez, en las instalaciones del Stadium Casablanca
Guillermo Mestre

¿Por qué le llaman ‘árbitro de la paz’?

Porque en 2006 decidí parar los partidos cuando había insultos de la grada. Un día, en un encuentro, un señor me dijo cosas muy graves; cuando terminó la primera parte le pedí de una forma muy respetuosa que no lo volviera a hacer; que no se pagaba una entrada para pisar la dignidad del ser humano, sino para disfrutar del partido. Tras el descanso, les dije a los entrenadores y a los delegados de los equipos que no iba a permitir más vejaciones, y decidí tomar como pauta dar una charla antes de los encuentros con un protocolo muy claro: primer insulto, aviso al delegado de campo; segundo, llamar a la policía; tercero, se acabó el partido. Pero nunca se llegó a este extremo y solo llamé a la policía en cuatro ocasiones. Así empezó todo.

¿Es más efectiva la palabra que el silbato?

La palabra es muy efectiva y, sobre todo, la firmeza para cumplirla. La gente sabía lo que decía el ‘árbitro de la paz’: o se comportaban o no había partido. Invito a la reflexión y a manifestar que no todo vale; que hay ciertos principios que no son negociables y que yo, como autoridad máxima en el campo, tengo el deber de proteger a los más pequeños y velar para que un partido discurra por un orden ético. Si queremos para los niños diversión, salud y que crezcan y se formen en valores, sin respeto es imposible.

"Si queremos para los niños diversión, salud y que crezcan y se formen en valores, sin respeto es imposible"

Visitó recientemente Zaragoza invitado por el Stadium Casablanca. ¿Qué mensaje puso en valor?

El Stadium Casablanca se implicó con una iniciativa que lancé en redes sociales: la ‘Semana de la paz y los valores en el deporte en edad escolar’. Palpé que es un club que da mucha importancia a la formación. Estuvimos hablando con padres, entrenadores, educadores y jugadores en los partidos. Y ahí insistí en los mismos principios que me mueven como árbitro y profesor: concienciar a los jóvenes de que cuando actúan con honestidad se sienten mejor.

Y utiliza una figura tan significativa en el fútbol como es el VAR para trasladar su filosofía.

Sí, primero está el VAR de la afición –ver, animar y respetar–, que surge de una iniciativa llamada Plataforma 090 –cero violencia en 90 minutos– que promueve el Ayuntamiento de Málaga y de la que soy colaborador. Lo importante es ver un partido y que el público anime, pero no dando órdenes a los niños sobre cómo tienen que jugar, que esto es labor del entrenador; y nada de insultos, el respeto de los adultos hacia los chavales es imprescindible, tienen que dar ejemplo...

"Educar es ayudar a otra persona a que descubra que algo vale la pena"

… Y fomentar el juego limpio

El respeto a la hora de tratar al otro, a las normas propias del juego, a la figura del árbitro y la deportividad. Por eso hablo del ‘VAR de la honestidad’: si un jugador sabe que yo como árbitro me he equivocado a su favor en una determinada acción, me tiene que decir que no es correcto. Esto es el reconocimiento de la dignidad del grupo, de la sinceridad de los jugadores. Inculcar a los niños que la trampa es buena, es terrible. Los valores son para todos los ámbitos de la vida y lo contrario es un conflicto ético muy nocivo para un chiquillo. Educar es ayudar a otra persona a que descubra que algo vale la pena. Esta mi misión con mis hijos, como profesor en el colegio Maravillas de Benalmádena y en el fútbol como educador en el deporte base.

¿Dónde radica el problema de la violencia en el fútbol?

Es una gran pregunta para una respuesta compleja por difícil y larga. El principal está en la grada porque las personas que están ahí históricamente han hecho lo que han querido y no se ha visto mal. Hay otros deportes que a la primera muestra de violencia te sacan fuera, como en el tenis. Hemos abrazado la violencia, no la hemos rechazado. Decía Martin Luther King que a él le molestaba el silencio de los buenos a los actos malos de la gente mala. Y esto nos ha pasado en el fútbol. También, hay una sensación de que vale todo para ganar, no se condenan públicamente las declaraciones fuera de lugar incitando al odio, al lenguaje bélico, la trampa hacia el rival… Y con esto se está trasladando un mensaje: “No te respeto”.

"Hay una sensación de que vale todo para ganar, no se condenan públicamente las declaraciones fuera de lugar incitando al odio, al lenguaje bélico, la trampa hacia el rival..."
El Stadium Casablanca se sumó recientemente a la 'Semana de la paz y los valores en el deporte escolar' con la presencia del 'arbitro de la paz'
El Stadium Casablanca se sumó recientemente a la 'Semana de la paz y los valores en el deporte escolar' con la presencia del 'arbitro de la paz'
Stadium Casablanca

En sus casi 30 años como árbitro, en los que ha pasado por diferentes categorías, ha vivido la violencia en primera persona. ¿Cómo lo pudo soportar?

Me acostumbré a tomarlo como algo normal, lo asumí como parte del juego. Hasta que me rebelé: no se debe aceptar nunca la violencia en el fútbol ni en ningún terreno de la vida. Arrastramos una cultura futbolística que en muchos sentidos es éticamente muy pobre; cuesta mucho trabajo ahora erradicar eso. Entiendo la grandeza de un deporte a partir de los valores que se ponen en juego y se demuestran. Por eso mi sueño es que el fútbol sea un ejemplo de valores.

"No se debe aceptar nunca la violencia en el fútbol ni en ningún terreno de la vida"

¿Las redes sociales han ayudado o perjudicado más a los árbitros desde el punto de vista de la crítica?

Perjudicado. Porque nadie habla de aciertos. Si un futbolista mete dos goles y falla tres o cuatro cantados y recibirá alabanzas. Un árbitro tiene ocho aciertos y un fallo, y que se prepare porque quedará marcado por este error, pero incluso por algo más injusto todavía que es el hecho de que se pueda pensar que lo hace queriendo. Esto me parece el colmo. El arbitraje nunca ha sido una tarea fácil; implica la toma constante de decisiones que en pocas ocasiones agradarán a todas las partes. El error es parte del juego y de la vida.

¿Su discurso tiene el eco suficiente en las instituciones públicas y en el principal estamento, la Real Federación Española de fútbol?

Por ahora no tiene, ni en instituciones, ni federación ni estamento arbitral. Es una pena.

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