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Cristina Ouviña: "Soñamos con colgarnos una medalla olímpica"

La zaragozana debuta en unos Juegos Olímpicos en plena madurez deportiva y como una de las grandes líderes de una selección que aspira a tocar metal en Tokio.

Cristina Ouviña, con la máscara protectora que le acompaña desde hace dos semanas.
Cristina Ouviña, con la máscara protectora que le acompaña desde hace dos semanas.
ALBERTO NEVADO/FEB

Cristina Ouviña (Zaragoza, 1990) se ha labrado a fuego lento una reputada carrera deportiva. Tras jugar en Polonia, Rusia, la República Checa y Francia, la aragonesa, formada en la prolífica cantera del Mann Filter, ha encontrado este año en Valencia su mejor baloncesto. Un nivel que le ha convertido, por derecho propio, en una de las líderes de la selección española de baloncesto femenino que aspira a tocar metal en Tokio. En su debut en unos Juegos Olímpicos, Cristina Ouviña sueña en grande. Como ha hecho siempre.

¿Cómo se encuentra? En solo unos días se rompió la nariz y sufrió una distensión en los isquiotibiales.

Estoy tranquila porque no es nada grave, pero lo cierto es que estos días previos estoy entrenando con las máximas precauciones. No han sido las mejores semanas, pero lo importante es que puedo estar en Tokio.

¿Se ha adaptado a entrenar y jugar con la máscara protectora?

No, la realidad es que no me gusta nada. Mi intención es jugar sin ella en Tokio porque no estoy cómoda. Si me dan un golpe, la tendré que recuperar. Pero, si no, prefiero arriesgar y jugar con menos complicaciones físicas.

¿Temió en algún momento por su participación en los Juegos?

Sí, cuando tuve la lesión muscular durante el partido ante Francia me asusté mucho. Nunca he tenido lesiones musculares. No domino ese umbral del dolor. Pero, por suerte, las pruebas han salido bien y no hay nada roto. En el caso de la nariz, no he tenido dudas, hubiera jugado incluso con la nariz colgando.

No es para menos. Competir en unos Juegos Olímpicos es la cima para cualquier deportista.

Desde luego. Ir a unos Juegos Olímpicos es el sueño de cualquier deportista y tengo la suerte de poder vivir esta experiencia. Aún no me lo creo.

Para usted, ir a Tokio es la recompensa a una carrera de sacrificios. A salir a buscarse la vida jugando fuera de España en diferentes países y a nunca rendirse. ¿Lo siente así?

Por un lado sí, pero por otro hay mucha gente que sigue haciendo lo mismo que he hecho yo durante estos años y no les llega este premio. Yo soy una privilegiada. Cualquier deportista que pueda ir a los Juegos es un privilegiado. Aunque yo creo que me lo he ganado por derecho propio, siento que hay mucha gente que también lo merecen y no tiene esta oportunidad. Estoy muy orgullosa.

Ha vuelto a España, a Valencia, y está en uno de los momentos más dulces de su carrera.

Sí, posiblemente estoy en un momento de forma y confianza que nunca había alcanzado hasta ahora. Me ha sentado muy bien volver a España. Estar con los míos.

De rondarle la cabeza dejar el baloncesto profesional, a disputar unos Juegos Olímpicos. El cambio es radical.

Sí, esa es la realidad. Lo pienso, y cuando dije que me había desenamorado del baloncesto, me refería a que me había desenamorado de todas las cosas que el baloncesto, estando en el extranjero y lejos de mi familia, me había quitado. El baloncesto me encanta y siempre me ha encantado. Ahora, al regresar a España, he recuperado todas estas cuestiones familiares y personales que en el extranjero no tenía.

La Cristina Ouviña aficionada, la Cristina Ouviña más personal, ¿cómo se siente a días de debutar en unos Juegos Olímpicos?

Me siento como una niña pequeña con zapatos nuevos. Poder compartir espacio con los mejores deportistas del mundo es un lujo para mí. Quiero disfrutarlo al máximo día a día.

¿Tiene especial ilusión por cruzarse con alguien en la Villa Olímpica o durante la competición?

Estos días, me siento una privilegiada de estar compartiendo espacio con una leyenda como Pau Gasol. Hablar con él es impresionante. También me apetecía saludar a Rafa Nadal, que no estará. Y, por encima de todo, me va a hacer especial ilusión conocer a los aragoneses. Me apetece compartir espacio con ellos. La tierra nos une y representarla en Tokio es un orgullo.

¿Qué le transmite Pau Gasol?

Es muy cercano con nosotras. Es una persona muy amable, muy normal. Nos transmite ánimos para completar un buen papel en los Juegos Olímpicos.

¿Con qué objetivo ha viajado la selección española de baloncesto femenino a Tokio? ¿Con qué sueña Ouviña en Japón?

Viajamos a competir por lo máximo. Nosotras no nos vamos a poner impedimentos ni barreras. Queremos ser nosotras mismas sobre la pista, dejarlo todo en cada minuto.

Esta selección compite verano a verano por las preseas en europeos y mundiales. ¿Por qué no una medalla olímpica?

Sí, soñamos con colgarnos una medalla olímpica. Somos un gran grupo, competitivo, y vamos a pelear en todos los partidos por ello.

Ambición no les falta.

Es lo que identifica a este grupo. Desde luego, si lo logramos será una felicidad plena que me acompañaría el resto de mis días.

¿De quién se acuerda estos días antes de empezar la competición? ¿Hay alguien al que le agradezca especialmente haber llegado hasta este nivel?

De mis padres. Sin duda de ellos. Cuando tuve la lesión muscular en el partido ante Francia, me acordé mucho de ellos. A mí me hace una ilusión eterna ir a los Juegos Olímpicos, pero la ilusión de mis padres se multiplica por mil. Mi padre, especialmente, es un gran aficionado al deporte. Siempre está pegado al televisor siguiendo los Juegos, viendo deporte todo el día. Sé que le hace mucha ilusión verme en Tokio. Para él es un sueño.

Les va a tocar trasnochar para seguir sus partidos en Japón.

Mucho, pero no tienen ningún problema. Están ya jubilados y sé que van a estar ahí cien por cien apoyándome a la hora que sea. Como han hecho toda la vida.

Quizá el único hándicap de esta historia es que ellos no puedan estar en Tokio.

Es una pena, sí. Aunque lo cierto es que los hoteles tienen un precio desorbitado y no sé si hubieran podido venir. En general, es una pena tener que jugar a puerta cerrada, sin el calor de la gente. En cualquier caso, lo importante es que se puedan celebrar después de la cancelación del año pasado.

Para usted, serán igual de únicos.

Claro. Aunque haya gente que tratará de minusvalorarlos por su formado a puerta cerrada, para mí son los primeros y van a ser la bomba.

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