Ambros Martín. Extremo de leyenda del añorado Portland San Antonio de Pamplona y entrenador coleccionista de títulos europeos. Desde hace unos meses, reside en Zaragoza.

Qué lujo, Ambros en Zaragoza...

Muchas gracias.

¿Qué hace Ambros en Zaragoza?

Estoy viviendo desde hace unos meses. Mis hijos estudian en el Colegio Alemán. Cuando entrenaba en Hungría, ellos estudiaban en alemán y aquí continúan con esa formación. Vine a Zaragoza durante la pandemia y me fui después al Campeonato de Europa como seleccionador del equipo ruso femenino. En el verano regresaré a entrenar a Hungría, donde fui cuatro veces campeón de Europa como técnico del Gyor.

Estamos ante un caso especial de campeón: campeón de Europa como jugador y después campeón de Europa como entrenador.

Así es. El título de campeón de Europa con el Portland San Antonio fue la culminación de mi carrera como jugador. Fue muy importante en todos los sentidos.

Durante el confinamiento, cuando me deprimía, vi varias veces ese partido. O el gol de Nayim. O el CAI Zaragoza de Kevin Magee. Me lo sé de memoria. Las dos jugadas finales de Óscar Mainer...

Marcó nuestras carreras deportivas. Ganamos en Pamplona, y en Barcelona el Barça se puso a un gol de remontar. Y...

Y apareció Mainer en el último suspiro.

Fue algo precioso, algo que recordaremos siempre. Hombrados también hizo un partidazo. Y Richardson, y todos...

Qué bonito, ser campeón y no tener que vestir necesariamente de blanco o de azulgrana.

Y, como le decía, la culminación de muchos años de trabajo, de entrega al deporte. Con Óscar Mainer jugué once años en total. Comenzamos en el Gáldar, con Jordi Ribera.

Actual seleccionador español. Qué bien jugaba ese Gáldar, qué bien juega España.

Nos encantaba entrenar. Adquirimos muchos automatismos. Casi jugábamos con los ojos cerrados con Parashenko, Rajic... Después, nos fichó a los dos Zupo Equisoain para el Portland. Hicimos un gran equipo junto a Xabier Mikel Rekondo, Kisselev, Jakimovic, Olalla, Buligan... Lo ganamos todo, hasta la Copa de Europa en la pista del Barça.

He traído este balón de balonmano. Lo compré para jugar el último partido con Óscar. Ya en las postrimerías, compartimos una circulación con Antonio Jerez y con el mítico Paco Poblador. Hasta osamos firmar la pelota junto a la rúbrica de Mainer...

Qué bueno... De Óscar Mainer se podía aprender todo, hasta a dormir la siesta.

¿La siesta?

Claro. A descansar antes del esfuerzo máximo de un partido. Los dos hicimos INEF, también vivimos juntos en Pamplona. Aquí, en Zaragoza, hizo una gran labor como director deportivo.

Curiosamente, usted entrena ahora el equipo que pretende tomar el testigo del BM Aragón y regresar a la Asobal.

Pablo Hernández, que también jugó en el Portland, me comentó la idea de incorporarme al BM Zaragoza Ademar. Y allí estoy, intentando ayudar a los chavales.

¿Qué le parece el proyecto?

Interesante. Hay dos buenas canteras detrás (Maristas y Corazonistas) y gente implicada (Juanma Giménez Múgica y Sergio Durbán). Hay proyectos de jugadores muy interesantes, talentos jóvenes que hay que trabajar.

Sí, recuerdo que me lo dijo el maestro José Luis Tejel: hay jugadores jóvenes muy buenos.

Zaragoza tiene todo para ser equipo de Asobal: jugadores de futuro, instalaciones... En Gáldar hay 13.000 habitantes, nos iban a ver 400 espectadores... Y llegamos a jugar una final europea.

¿Qué le dicen los jugadores a un entrenador cuatro veces campeón de Europa y exseleccionador nacional de Rusia?

Eso no importa demasiado. Lo esencial es el trabajo y la mejora de los jugadores. A ver si lo conseguimos.