Javier Ariño: "Representar a España ha sido lo más bonito de mi carrera"

Con el adiós de Javier Ariño, el balonmano aragonés despide a uno de los jóvenes talentos con mayor proyección de futuro.

No ha sido fácil. Es algo que ya venía meditando durante los últimos meses de competición con el Bada. Si pudiera jugar al máximo nivel en mi casa, en Zaragoza, o quedarme a vivir en Huesca, aún. Pero, teniendo que entrenar todos los días, era prácticamente imposible continuar. Me ha costado decidirlo, pero pienso que he tomado la mejor decisión para mi futuro.

Desde que debutara en 2012, a las órdenes de Mariano Ortega, acumula cinco temporadas en la máxima categoría. ¿Por qué decide cambiar la resina y las zapatillas por la bata y el fonendoscopio?

Si el momento no hubiese sido ahora, sé que dentro de un par de años lo hubiera tenido que dejar. Este año he cursado tercero del grado de Medicina y cada vez es más complicado compatibilizar las clases y los entrenamientos.

¿Qué fue más especial: llegar a Asobal con apenas 18 años o defender la camiseta de España?

El momento más feliz de mi carrera fue debutar con la selección española, una sensación increíble, aunque fuera en categoría júnior. Representar a tu país es lo más grande para cualquier deportista. Recuerdo la medalla de bronce que conseguimos en el Campeonato de Europa sub 20 de Austria, en 2014, o el séptimo puesto en el Mundial de Brasil, un año más tarde. Son momentos que llegaron a mi vida cuando era muy joven, pero pienso que supe aprovecharlos y disfrutarlos al máximo.

¿Va a guardar su eficaz y precisa finta para siempre?

No he decidido si jugaré en Primera o en Segunda, porque depende también de hasta donde me pueda comprometer. Ahí, como no es profesional, puedes afrontarlo con algo más de tranquilidad. Tampoco me gusta adquirir un compromiso con un equipo, aunque sea de una categoría menor, y faltar con frecuencia. Estas próximas semanas, tranquilamente, valoraré mi decisión.

En cualquier caso, resultará extraño verle jugar lejos de la élite.

No es algo que me preocupe. A balonmano juego porque me encanta, no por dinero. Si cobrara lo mismo que un futbolista tendría clara mi decisión. Pero llega un momento que tienes que tomar un camino y solo hay dos formas de decidir: con la cabeza o con el corazón. Aunque no quería dejar de jugar al máximo nivel, ahora podré disfrutar de otras cosas de las que me he tenido que privar todos estos años.

¿Sabe hacia qué especialidad encaminará su trayectoria médica?

Me gustan varias: Cardiología, Digestivo, Anestesia... depende también de cuál sea mi nota final. De momento, en un par de años tendré que prepararme el examen del MIR (médico interno residente).

Después de toda una vida dedicada en cuerpo y alma al deporte, ¿no lo echará ahora de menos?

Seguramente sí. Desde que empecé a jugar en Corazonistas el balonmano ha sido siempre mi prioridad. Ahora podré aprovechar un fin de semana para viajar, irme a esquiar, estar con la familia, los amigos...

¿Qué cree que hubiera sido de Javier Ariño y el balonmano sin la figura de José Luis Tejel?

Todo lo que he sido en el balonmano se lo debo a él. Entrenó también a mi tío Fernando y a mi padre Javier, que jugaron en División de Honor con el Helios. Nos cogió en categoría infantil, durante toda la etapa escolar y federada. Con él es con quien aprendí prácticamente todo lo que sé: táctica, técnica, pero sobre todo me ha formado como persona. Para mí José Luis es uno más de mis amigos, siempre me ha ayudado en todo lo que he necesitado. Al margen del deporte tenemos una relación fenomenal.

Un deporte que también le mostró el lado más duro con la desaparición del Balonmano Aragón.

Sin duda fue el peor momento de mi carrera. Sobre todo por todo lo que conllevó. Era el equipo con el que yo había crecido y que siempre había seguido. Fue algo muy duro para todos. Ojalá Zaragoza vuelva a tener pronto un equipo en la élite.