Jesús Sánchez: “El camino más corto siempre es la verdad y la esperanza”

El director de Proyecto Hombre en Zaragoza también es 10 veces campeón de España de paratriatlón y plata en el Mundial de duatlón. ¿Me dejo algo?

En cuanto a títulos, también campeón de Europa de media distancia. Hay que valorar con mesura estos premios: lo verdaderamente importante es la capacidad de superación, eso es lo que persigo.

Siempre lo persiguió, desde sus inicios en el fútbol.

Era un chaval. Ese fue un tiempo muy bonito que me marcó muchísimo. Vivía en el barrio de La Paz. Jugaba en el Montecarlo.

Jesús Sánchez, lateral derecho de los buenos…

Mejores eran los compañeros... Era muy difícil jugar allí de medio o de delantero. Eran buenísimos. Yo apretaba los dientes en defensa. Éramos muy competitivos. Allí aprendí a no rendirme jamás, se pusiera el que se pusiera delante. Hasta le plantábamos cara en infantiles al Zaragoza y todo. Ese ideario inconformista, el estímulo de la capacidad de superación, lo he intentado trasladar a la vida.

Vaya si lo ha conseguido...

Después jugué en otro equipo con gran significado para mí, como es el de mi pueblo, el Herrera. Siempre entendí que el deporte y los estudios eran compatibles. Después del instituto llegó la universidad. Entonces me centré por completo en la formación para la educación social.

También en ese tiempo comenzó a correr maratones.

Se lucha igual en la pista que en la vida. Hacía atletismo. Antes de terminar la carrera, ya comencé a trabajar en Cáritas. Hacía el seguimiento a los chavales con dificultades. Era el principio de los años 90. Comencé como educador en la comunidad terapéutica. En 2010 asumí la dirección de la fundación.

Y continuó corriendo…

Sí, aunque en 2006 estuve a punto de dejarlo.

¿Dejarlo? No le creo…

Tuve un accidente de moto. Me destrocé la pierna derecha. Clavos, tornillos… Seis operaciones. Un año de rehabilitación… Empecé con otros deportes de menos impacto, como la natación y el ciclismo. Así descubrí el triatlón. He logrado volver a competir. Además, a nivel internacional. Estoy en el Stadium Venecia. Desde 2013 soy presidente de la Federación Aragonesa de este deporte.

Siempre se ha implicado mucho en todas sus inquietudes, pero nunca se implicó en política.

Respeto el trabajo de los políticos, pero no me identifico con ninguna sigla. Política viene de polis, de ciudad, de ciudadanía. Sintiéndome ciudadano, también hago política. No solo se hace política a través de un partido.

Su casa es una puerta abierta a la solidaridad.

Mi casa es una casa de Torrero con personas que quieren ser felices y ayudar a ser felices a los demás. Mi mujer, Cristina, es la secretaria general de Cáritas en Zaragoza. Tenemos dos hijas, de 17 y 13 años, a las que les encanta el deporte.

¿Cómo ve la ciudad desde la ventana de Proyecto Hombre?

Los años de la heroína fueron muy duros. Luego llegó la cocaína. La crisis también se ha reflejado en patologías adictivas. En ese periodo concreto de la crisis, estamos atendiendo a personas con problemática exclusiva de alcohol. No podemos bajar la guardia.

No recurre al eufemismo. Siempre le gustó llamarle a las cosas por su nombre...

Es lo mejor. El camino más corto siempre es la verdad. Verdad y también esperanza. Hay que ser valientes para afrontar la vida. La familia también es un pilar fundamental. Desde luego, el trabajo de la familia forma parte de nuestro éxito terapéutico. Donde hay una dificultad, hay que ver una oportunidad. Solicitar ayuda es lo mejor que una persona puede hacer. La terapia fundamental se centra en el proceso de autoayuda.

¿Sigue creyendo en la juventud, en el futuro?

Por supuesto. Soy un optimista patológico. Hay chavales majísimos, sanísimos. Desde luego, no tengo miedo a la sociedad a la que se van a enfrentar mis hijas. Con sacrificio y esfuerzo, las cosas siempre pueden ir a mejor.