Quique Soto: "La radio fue una magnífica escuela para mí"

Enrique Soto Molina (Toledo, 1984) dirige al D-Link Zaragoza de la Primera División de fútbol sala. Antes fue periodista en la Cadena Ser de Castilla-La Mancha.

Quique Soto, en pleno entrenamiento en el Siglo XXI.
Quique Soto, en pleno entrenamiento en el Siglo XXI.
Aránzazu Navarro

¿Estoy ante un periodista o ante un entrenador?

Yo diría que usted quiere entrevistar al entrenador del D-Link...


Igual se equivoca... Me interesa un montón el perfil del entusiasta periodista de la Cadena Ser de Castilla-La Mancha.

La radio fue una magnífica escuela para mí. Aprendí a observar, a valorar... Fue un tiempo que guardo con un enorme cariño.


Fueron los años en que el Toledo rozó la Primera, los años del reinado del Toledart en fútbol sala.

Desde siempre he estado muy unido al deporte. Mis padres son empresarios del sector de la hostelería. Regentaban Los Gavilanes, un establecimiento muy conocido en Toledo. En el mismo bloque estaban los estudios de la Cadena Ser en Castilla-La Mancha. Y también los pisos de los jugadores del Toledart. Allí vivían estrellas del fútbol sala como Lorente, Francis, Adeva, Chico Lins, Marcos...


¡Y Santi Herrero!

No, Santi vino cuando el equipo se trasladó a Talavera. Allí se juntaron también con el Toledo de Segunda, con Engonga, Marina... La pasaba fenomenal ahí. Eran mis ídolos y los podía ver, tocar...


¿Cuándo sintió la necesidad de comunicar sus sensaciones?

Desde niño también. A Los Gavilanes también venían muchos periodistas. Te quedabas con sus gestos, con su forma de ver el mundo. Anécdotas y más anécdotas. Siempre tuve pasión por entrenar y por el periodismo.


Ese hormigueo, esa sensación única, preciosa, de narrar...

Iba a ver jugar al equipo que se quedó campeón de liga con Javier Lozano. Allí hice mis primeros pinitos como periodista. También estudiaba. Ahora lo pienso y todavía no sé cómo llegaba a todo. Vivía en Toledo, estudiaba en Madrid, en San Pablo CEU. Recuerdo que me levantaba a las 6.00.


¿No iba en AVE de Toledo a Madrid...?

AVE hay ahora. Antes era un tren regional que tardaba una hora y cuarto. Llevo en la radio desde antes de los 18 años.


Salvando las distancias, su historia se parece mucho a la del exseleccionador de baloncesto, Pepu Hernández, y su etapa en Hora 25.

Asistí a ponencias suyas. Es un tipo muy interesante.


No hay nada más bonito que hacer de tu pasión una profesión...

¡Qué gran verdad! ¡Qué feliz era con el micrófono! He conocido a Manzano, a Emery, a Gay... También, la Vuelta a España, el 2-1 del Toledo al Real Madrid y su eliminación de la Copa del Rey. Luego caímos 2-3 con el Athletic de Bilbao de Julen Guerrero y Urzaiz.


¿Desde cuándo entrena?

Siempre me vi como entrenador. Era un jugador muy malo. Desde los 16 años, llevaba chavales en el colegio Tavera de Toledo. Me saqué el carnet de entrenador con 18 años. Ahora soy profesor de la Federación de Castilla-La Mancha.


Entre la alcachofa y la pizarra, no tendría tiempo ni para echarse novia...

Sí tuve tiempo, sí... Apareció Virginia hace 10 años... Ella era jugadora profesional de vóley en Toledo y también entrenaba al colegio Tavera. Recuerdo que un día llevaba una sudadera del Barça... Eso nos incitó a hablar.


¿Una sudadera como nexo de amor...?

Yo le dije que no le quedaba bien... No me gusta el Barça, pero a ella sí. Desde 2011 es mi mujer. Tengo una hija que también se llama Virginia. Estamos esperando a Pablo. Según el médico, el 20 de julio estará con nosotros. Mi mujer es profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha. Virginia es un ejemplo para mí. Además, en su currículo me he dejado que es cinturón negro de judo...


Cinturón negro de judo...

Nos queremos muchísimo. Solo desde el amor se puede sostener una pareja en la que la mujer vive en Toledo y el hombre en Zaragoza. Hemos luchado mucho. Recuerdo que el día que nació mi hija, el 6 de mayo de 2012, yo estaba dirigiendo al Melilla en el Principado de Andorra. Fue un día maravilloso. Nos salvamos con el Melilla y luego tuve que coger un coche e ir corriendo hasta Madrid para ver a mi niña recién nacida.


¿Qué tal por Zaragoza...?

Me llamaron Pedro Bellido y José Ramón Moreno y aquí estoy. Ya ve... Como y ceno en un restaurante, vivo en un hotel. Intento labrarme un futuro como entrenador e intentar crecer con el equipo en la élite.


No se queje... Antes hemos dicho que no hay nada más bonito que hacer de tu pasión una profesión.

No me quejo. Es más, me siento afortunado. Solo hay 16 clubes en Primera División, esto es, 16 entrenadores. Y yo, entre miles de entrenadores, soy uno de ellos.

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