El Musical Bob Esponja llega a Madrid para hacer realidad su sueño de volar junto a las medusas mientras disfrutan de algunas de las canciones de la popular serie de animación y descubren otras nuevas especialmente creadas para el show. El espectáculo está basado en el capítulo 'Episodio Perdido: La esponja que podía volar'.

El Musical pasará por Madrid (26 de diciembre), Barcelona (2 de enero) y Bilbao (8 de enero), Gijón (15 de enero), Zaragoza (22 de enero), Valladolid (29 de enero), Sevilla (5 de febrero), Valencia (12 de febrero), Málaga (19 de febrero) y Murcia (26 de febrero).

A diferencia de otros espectáculos musicales pensados para los más pequeños, el público del musical Bob Esponja no encontrará encima del escenario a marionetas o muppets, sino a actores que interpretarán en directo espectaculares coreografías dando vida a los personajes de la serie.

Decenas de aspirantes se han presentado a las audiciones para los papeles protagonistas del musical en unas pruebas en las que se han valorando tanto las dotes actorales de los candidatos como su talento musical y rítmico.

Smiley Entertainment, la productora que se ha hecho con los derechos del musical para España, contará con Jenn Rapp, directora del espectáculo que ha trabajado en numerosas producciones musicales y creadora de la coreografía original, para ayudar a la selección final del reparto.

El show cuenta con el respaldo de un equipo encabezado por el popular cómico y humorista Flipy, responsable del guión en la adaptación española, y en el que destacan grandes figuras del musical en otros países.

Los orígenes de la serie de animación, estrenada en 1999 en el canal de televisión Nickelodeon, se remontan a finales de los ochenta, cuando su creador, el biólogo y animador Stephen Hillenburg, elaboró un cómic basado en las aventuras de un grupo de invertebrados marinos.

A finales de los años noventa, el autor adaptó el cómic ('The Intertidal Zone') al formato televisivo y presentó la serie en la cadena. Desde entonces, Bob Esponja y sus amigos invertebrados se convirtieron en el baluarte del canal y en el azote del Pacífico.