Esta profesión nuestra del periodismo te lleva a vivir momentos especialmente gratos, frente a la amargura de otras ocasiones. Pero ahora me siento feliz al poder daros la bienvenida al 73 Congreso de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias.

Este Congreso, el primero que se celebra de forma presencial tras la pandemia, queremos que sea relevante y decisivo para mantener y sostener un oficio que se ve afectado por unos tiempos convulsos que nos atañen directamente. Cualquier veterano podría rebatirme diciendo que cada época ha padecido sus crisis concretas, y sería cierto, si bien el peligro actual se nos antoja mayor que otros ya superados. Hoy es fundamental hacer frente a las dificultades tanto tecnológicas como de los escalofriantes ataques a la libertad de prensa. Y debemos hacerlo con energía y con nuestras mejores armas: la independencia y la valentía. El momento, así lo requiere.

En este foro es preciso que persistamos, como nunca, en la defensa de la libertad de prensa, que es nuestra particular Carta Magna, sin la cual nada de cuanto hacemos tendría sentido. A veces, de tanto repetirlo, corremos el riesgo de convertir ese pilar tan nuestro en rutina. Por tanto, sería positivo que no cayéramos en ningún tipo de relajación.

De la libertad de prensa derivan otros principios igualmente imprescindibles como la libertad de expresión, la independencia editorial, la defensa de los derechos humanos, la dignidad, la justicia social y, por supuesto, nuestra propia credibilidad ante la sociedad. Más que nunca, nos urge ser creíbles frente al excesivo ruido generado desde ángulos que hasta hace bien poco nos hubieran parecido imposibles de existir.

Sabemos, porque lo vivimos día a día, que esta tarea no es fácil, pero de este Congreso tiene que surgir con fuerza, con el ímpetu de todos nosotros, el compromiso de mantenernos firmes en la ratificación de esos derechos, auténticas banderas de libertad.

Tenemos que ser optimistas, porque estamos plenamente capacitados para conservarlos y porque, no se olvide, es también nuestra responsabilidad ejercerlos.

Somos una profesión viva, apasionante que debe entregarse a su cometido sin cortapisas, ya que tiene en sus manos la grata misión de transmitir libertad a la sociedad. Eso es un privilegio impagable y enormemente satisfactorio. Precisamente por eso, por nuestra defensa de las libertades, nos nacen muchos enemigos, que asesinan a los mensajeros –más de 3.000 periodistas han muerto violentamente desde los años 90- o los encarcelan para torturarlos con un silencio impuesto. Así, nos encontramos con países totalitarios donde los sátrapas coartan la libertad de expresión, arrastrando en cadena el resto de derechos. Y en algunos casos, también en naciones llamadas democráticas, que de forma sibilina y mediante dictadores encubiertos, tratan de cercenar la libertad de prensa porque saben que sus fechorías van a ser denunciadas.

Ceder no forma parte de nuestro lenguaje, aun a riesgo de nuestras vidas. Y así lo hemos demostrado en infinidad de ocasiones desde que la necesidad de comunicarnos vio la luz. Elegimos esta profesión y a ella nos debemos. Tenemos que ser valientes, permanecer unidos, buscar fórmulas de futuro y compartir experiencias. Siempre, mirando de frente a los retos, sin temor, porque sabemos, sin duda alguna, que superaremos los obstáculos.

Hacia ese logro nos debe encaminar este 73 Congreso de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias.

Sed bienvenidos.