Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

EN ALMERÍA

Homenaje a Juan Valdivia, tardío pero merecido

Almería concedió honores a la figura del guitarrista de Héroes del Silencio a través del acto de reconocimiento que le tributó en su magnífico Museo de la Guitarra: así fue y así se gestó

Cualquier homenaje, cualquier reconocimiento, aquí, allá, en cualquier confín terrenal, será tan merecido como bendito. Juan Valdivia creó un sello especial y único de tocar la guitarra, un sonido personalísimo, que sigue siendo un regalo mágico para cualquier oído sensible y, en general, para la música española e incluso internacional.

Almería ha sido la primera ciudad española en reconocer esta contribución suya al mundo pop y así di cuenta de la ceremonia en el Heraldo, el pasado día 4. Hubo agradecimiento, entusiasmo, emoción, aplausos, discursos, autoridades, fans, autógrafos… y vida, mucha vida, en torno a esta figura esencial de la música aragonesa y española.

Recorte de Heraldo de Aragón
Recorte de Heraldo de Aragón
Archivo Heraldo

El instigador de esta ceremonia tan emotiva como, ya digo, merecidísima fue el almeriense Ricky SteelEdge, tras el que se esconde un alto ejecutivo bancario, pero también un gran experto en el mundo de la guitarra, con una gran colección de ellas, fan de Héroes y admirador de Valdivia. Tres años le costó materializar este proyecto y este anhelado deseo. Dejo que él mismo describa este trayecto hasta llegar al homenaje del pasado día 3 en la ciudad andaluza, bajo el cobijo del Museo de la Guitarra y del Ayuntamiento de Almería.

“Evidentemente, soy un gran fan de Héroes del Silencio desde adolescente y un admirador de Juan como músico y guitarrista, siempre me ha apasionado su música y su forma de componer y tocar, y siempre me había molestado un poco que no estuviese considerado como una figura referente de la guitarra eléctrica en España cuando, por méritos objetivos, lo merecía ampliamente”.

Hace tres años, Ricky ayudaba y asesoraba a un amigo alemán que estaba haciendo una gran colección de guitarras para exponer en un futuro en un museo de guitarras eléctricas que planeaba construir. “Principalmente eran guitarras míticas de la historia del rock que han sido propiedad de rock stars, habiendo comprado guitarras a gente como Kirk Hammett, Matthias Jabs, Steve Vai, George Lynch…. Y puesto que él es alemán y conoce a Héroes del Silencio, le sugerí que intentara conseguir alguna de las guitarras de Juan para que estuviese representado en ese museo como una rock star más”.

Llevado por su afán de resaltar el trabajo de Valdivia, Ricky entabló conversación con Beatriz, la hermana de Juan, que le atendió muy amablemente, y le comentó la posibilidad de comprar alguna de las guitarras de Juan, a la vez que le mostró su interés por que “Juan fuese reconocido como el guitarrista de rock referencia que es, y que, si bien lo del museo era una posibilidad, estaba personalmente interesado en que a Juan se le reconociese su labor y su figura como músico y guitarrista”. Finalmente, no se llegó a concretar nada, “y la lista de guitarras de museo se cerró, pero la idea sobre algún tipo de reconocimiento u homenaje a Juan ya me rondaba la cabeza”. Y no se le fue este runrún del cerebro, pese al paso del tiempo y de sus quehaceres profesionales.

“Hará cosa de un año, con motivo de una de mis exposiciones, Eléctricas. La última metamorfosis de la guitarra, donde expusimos guitarras de artistas famosos, réplicas exactas firmadas de guitarras míticas como la Black Strat de Gilmour o la Red Special de Brian May entre otras, me comentaba Carlos González, conservador del museo, que era una pena que no tuviésemos ninguna de guitarrista español alguno. Ahí se me cruzó la idea de hacer una réplica de la guitarra más mítica de Juan, la Stratocaster con la que se grabó Senderos de traición y que luego rescató para la gira de reunión con Héroes en el 2007, intentar que Juan la firmase o colaborase en el proceso…, digamos que ahí nació la idea del homenaje en sí”.

“Yo ya había hecho una colaboración parecida con George Lynch (Dokken) y Craig Rundels (diseñador/luthier), produciendo una serie de seis réplicas firmadas y numeradas de la mítica guitarra de JFROG ‘MOM’ que George utilizó en Dokken e inmortalizó en el video de Dream Warriors, y pensé en hacer algo parecido con Juan y su guitarra, pero vistiéndolo además como homenaje y reconocimiento a su figura como guitarrista. Lo consulté con varios profesionales de primer nivel del mundillo, que lo vieron muy interesante, y el Museo de la Guitarra también estaba encantado con la idea de albergar un homenaje y un reconocimiento a Juan como guitarrista y músico. Pensé en darle además un toque humanitario y solidario, ya que sabíamos que Juan colaboraba con la ONG Global Humanitaria… Y tras mucho darle vueltas, en un par de semanas, dejé redactado el borrador del proyecto. Ya solo quedaba hacérselo llegar a Juan, pues todo estaba pensado, pero supeditado a su OK”.

“Tuve la inmensa suerte de tener contacto en esos días con Antonio Cardiel a raíz de la publicación de su biografía sobre Héroes, así que le comenté el proyecto y sobre la posibilidad de que colaborase en el mismo con un pequeño escrito sobre Juan, como biógrafo de la banda. Le gustó mucho el proyecto, y al pedirle si me podía facilitar el correo de Juan para que diese su visto bueno, por no molestar a Beatriz, me dijo que estaría encantado de hacérselo llegar personalmente a Juan en una firma de libros junto con su hermano Joaquín que iba a tener lugar el siguiente sábado, algo por lo que le estoy inmensamente agradecido. Me llamó a posteriori para decirme que a Juan le había encantado el proyecto y que le parecía muy bonito, y que seguramente me llamaría ya Juan personalmente para hablar del mismo”.

“A los dos días, en efecto, me llamó Juan y me comentó que le había encantado la idea y cómo estaba diseñado el proyecto, el tema de las réplicas, el homenaje y la vertiente solidaria del mismo. Me dijo que estaba muy emocionado y que se sentía muy halagado. Desde el primer momento me dijo que estaba totalmente involucrado y que me ayudaría en lo que necesitase. Le propusimos venir a Almería en su cumpleaños para celebrar ese día el homenaje y nos dijo que lo haría encantado y que le parecía una fecha especial y divertida”.

“Desde ahí, mucho trabajo de organización, el placer de trabajar con Juan y con Global Humanitaria conjuntamente en el proyecto, tener el gustazo de tener la guitarra de Juan en mis manos para realizar las réplicas y contar para ello con amigos y profesionales como VegaRelics que también se han involucrado solidariamente en esta historia, e intentar sobre todo que este homenaje sirva para aportar un granito de arena al reconocimiento de Juan como músico y guitarrista”.

Juan Valdivia
Juan Valdivia en el Museo de la Guitarra
Archivo Ricky SteelEdge

Bravo. Una gran historia de empeño y de materialización de una idea absolutamente justa y necesaria, que diría la Biblia sagrada, no digamos la guitarrera, amén de la musical ‘heroica’ (no olvidemos que prácticamente todas las melodías y músicas de Héroes fueron composiciones suyas). Lo paradójico es que este homenaje se haya realizado 25 años después de la disolución de Héroes, y también 20 años desde que dio sus primeras luces discográficas en 2001 a través del CD Trigonometralla, que ahora, alentada por un grupo de fans panameños, se acaba de reeditar en una preciosa edición limitada de 300 ejemplares, numerada y firmada por el propio Juan en doble vinilo azul, profusión de fotos, una gran sonido, la inclusión de Cactus en su versión de la India en 2013, así como La infancia que salvaste y cinco maquetas, entre ellas, Átomo, Hoja o Ruta 65, que tan bien hubieran encajado en el mundo Héroes (edición, por cierto, ya agotadísima y que ha provocado gran revuelo en las redes).

Un signo inequívoco, esta reedición, este homenaje, el exitoso documental de Netflix o la biografía de Antonio Cardiel de que el nombre de Héroes, lejos de diluirse en estos tiempos líquidos y átonos, se agranda cada vez más, se le recuerda y se le colecciona con mayor ahínco. Así comienza la eternidad de todo arte. Para la polémica dejo si este homenaje almeriense no debiera haberse realizado mucho antes en su propia ciudad, como claman algunas voces, pero…

Juan Valdivia junto al conservador del museo
Juan Valdivia junto al conservador del museo y el panel del texto de Matías Uribe
Archivo Ricky SteelEdge

Transcribo finalmente, por si hay curiosidad y paciencia, el texto que se me pidió para el homenaje, que con todo gozo —dadas mis raíces almerienses— hubiera leído presencialmente (aunque no me cabe duda de que estuvo seguro en la voz de Ricky) y que se ha plasmado en un gran panel que figurará en el museo al lado de la guitarra Fender de Juan. Todo un honor para mí, y perdón si hay petulancia en ello; que nada hay de esto sino de simple emoción personal. Y aprovecho este modesto rincón para, de nuevo, animar y alentar a Juan, como tantas veces le he recalcado personalmente, a que siga componiendo y grabando. Es valor que no se puede perder ni quedar mudo ante tanta gente que le sigue, le quiere y le admiramos.

                                                                      EL TEXTO

No son palabras huecas ni artificiosas, sino muy sentidas. Para mí es un placer y un gran honor poder trazar en público una semblanza personal de Juan Valdivia, músico heroico e innovador, y sobre todo buen amigo. Este placer y este honor se amplifica decibélicamente al permitirme trazar este perfil, aunque no presencialmente sí emotivamente, en tierras paternas, en Almería, la provincia a la que pertenece la bella localidad de Huércal-Overa, que pateé en mi más tierna infancia y donde vive un buen número de familiares míos.

Excusas por este arranque tan personal. Intentaré ser breve para no cansar, aunque de todos es sabido que, pese a su voluntario retiro activo de la primera línea del panorama musical español, Juan posee un bagaje profesional denso y muy notable, amén de renovador, lo suficientemente copioso para escribir páginas y páginas y llenar libros y documentales, como así ha ocurrido.

A bocajarro: Juan Valdivia es el guitarrista más personal que ha alumbrado el rock español en toda su historia. No por virtuosismo o por apabullante pirotecnia, o por su precisa ejecución técnica, sino por algo tan simple pero tan difícil de conseguir como es sonar de forma diferente, de un modo que nadie lo hace, incluso fuera. Si acaso, Metallica se acerca en alguna canción como la famosa ‘Nothing Else Matters’ en el disco en directo ‘S&M’. Es ese sonido cálido pero contundente, confortable aun en medio de la tormenta, identificable como suyo a las primeras de cambio. Su mejor botón de muestra: la intro de ‘Entre dos tierras’.

Pertenece Juan, sin salvar distancia alguna, a esa estirpe selecta, escogida, de grandes guitarristas mundiales del rock con personalidad propia y sonido único e intransferible: Hendrix, The Edge, Slash, J. J. Cale, Clapton, Hank Marvin, Steve Jones, Mark Knopfler, David Gilmour…, esos instrumentistas que, cuando su guitarra suena, inmediatamente la mente se va como un dardo certero hacia a ellos, al sonido inconfundible de sus guitarras. Son únicos e inimitables tañendo las seis cuerdas, reconocibles como la voz personalísima de uno cualquiera de los grandes cantantes de cualquier género musical, desde Pavarotti a Bono o Gardel. Han construido un mundo y un sonido tan peculiar e innovador que los ha hecho grandes e inolvidables, pese al correr de los años, su desaparición o su retiro voluntario. Es el caso de Juan. Y como prueba fehaciente y bien cercana, este homenaje que tan merecidamente le tributa hoy este magnífico Museo de la Guitarra, creado en Almería en memoria de uno de sus eximios ciudadanos, el lutier Antonio Torres.

Pero en el caso de Juan, ¿cómo ha construido este universo sonoro propio? ¿Cómo se llega a ese sonido tan específico suyo? En una ocasión, intrigado como siempre he estado por saber cómo conseguía ese sonido, le pregunté por su secreto. Creí que me iba a salir con alguna ecuación matemática o con una fórmula de afinar cuerdas o pisar la pedalera, una fórmula que él guardaría bajo siete llaves como el secreto de la Coca-Cola. “Nada más simple”, me contestó: “eco & chorus”. Me quedé asombrado, estupefacto, ante tan escueta respuesta y sobre todo ante esa tajante aseveración de “nada más simple”. ¡Leñe!, me dije, sumido en la mayor incredulidad: si es tan simple, ¿cómo los guitarristas no exploran más esa fórmula y consiguen sonar de manera tan personal como lo hace Valdivia?

Me temo que logro como este no debe ser tan simple y que su respuesta obedecía más al carácter modesto, hasta retraído y bondadoso, de Juan. Porque, si fuera tan sencillo o simple, ¿no estaría poblado el universo guitarrístico de geniecillos innovadores y únicos? Lamentablemente no es así. Y si no, ahí están las pruebas: ¿a cuántos guitarristas de pop-rock, por ceñirnos a este género específico, se les identifica de inmediato nada más poner los dedos sobre las cuerdas? En España, hay unos pocos elegidos, que no cito para no despertar celos, pero ninguno con el sello tan identificador que tiene Juan. Tanto es así que una canción de Héroes sin su guitarra es una canción, sí, pero no de Héroes. Como una Sagrada Familia no sería tal sin Gaudí, aunque la comparación se salga de tiesto. Y es que, en Héroes del Silencio, Juan Valdivia, además de excelente compositor —suyas son prácticamente todas las músicas del grupo—, es una marca, un sello identificativo que muy pocos, insisto, han logrado, y menos en el rock español.

Así pues, todo un campeón de la guitarra y de la composición. Pero algo no menos importante: un campeón de la solidaridad y de la bondad, un ser humano sensibilizado con aquellos que tienen necesidades o lo pasan mal en el mundo. Lleva más de veinte años trabajando para Intermón y Médicos sin fronteras, y desde hace un poco menos con Global Humanitaria. Ello le ha llevado a viajar a la India para colaborar en la construcción de una escuela para niños necesitados o a convivir durante unos días en un campo de refugiados sirios para tocar de cerca la miseria que les rodea, aportando para ello lo poco o mucho que él puede aportar: su renombre como estrella del rock, sus guitarras y sus canciones, su corazón sensible. Una contribución callada y de escasa estatura ante las grandes organizaciones, los grandes medios de comunicación y el poder político de las grandes potencias; pero sí, un basilical gesto humano. “Después de conseguir cierto éxito con la música, lo mejor que puedo hacer es trasladar parte de ese éxito a ayudar contra las injusticias”, me dijo hace un tiempo, cuando le pregunté por qué motivo hace esto, qué se mueve en su pensamiento.

Este es Juan Valdivia en, como quien dice, dos breves fogonazos de su vida y de su forma de ser y de crear artísticamente. Lamentablemente ya no está en activo en grandes escenarios y giras de gran rédito económico como en los tiempos de Héroes del Silencio. ¡Cuánto nos gustaría verlo empuñando una guitarra y tocando canciones propias en solitario o en compañía, no digamos con Héroes del Silencio!, pero esto es harto complicado. Aun así, su nombre ya ha trascendido. Nunca buscó metas galácticas, solo ser él mismo, tocando la guitarra y siendo feliz en un grupo de rock, pero, sin darse cuenta, sin quererlo ni perseguirlo, se ha escapado del papel de músico de a pie para instalarse en la nube de la memoria colectiva española, especialmente en la musical. No es poco mérito y, por tanto, menos justo este granado homenaje que con todo acierto, acompasado a los tiempos, sin distinción de edades o géneros, le tributa el Museo de la Guitarra, guardando en su espacio esta réplica de su emblemática guitarra Fender, que queda aquí para la historia como muestra inapelable de sus logros. Enhorabuena. 

Puedes seguir todas las entradas de este blog cliqueando aquí

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión