Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

MÚSICAS DE ORO

Joana Serrat, la voz femenina más seductora de los últimos tiempos

La cantante y compositora catalana acaba de publicar su quinto álbum, Hardcore From The Heart, grabado en Texas con músicos americanos y quintaesencia de la sutileza y del buen gusto pop

¡Hombre!, llevar de apellido Serrat y cantar en inglés… ¡Una broma! Que afortunadamente la música es universal y poco, o menos, importa la lengua, si la música es bella y emocionante. Que es el caso de esta madura joven de 38 años y seductora catalana de Vich, que acaba de publicar su quinto álbum, reafirmando sus postulados sonoros.

Que son muchos y diáfanos, y de una belleza exultante. Joana milita en el sindicato de las voces estrechitas, pequeñas, pero muy dulces y timbradas, es decir, en el sindicato fundado en los sesenta por las yeyés francesas, con Brigitte Bardot como precursora y Françoise Hardy como reina y musa esencial. Sindicato que luego han ido estirando desde nuestra Jeanette a Elizabeth Fraser (de Cocteau Twins), Julee Cruise, Enya, Mazzy Star, Lucinda Williams, Hope Sandoval, Lana del Rey, Anni B. Sweet o La Bien Querida, por no abrir la compuerta al máximo y atosigar con nombres.

Este quinto álbum de Joanna Serrat se titula Hardcore From The Heart y contiene diez preciosidades, por no decir, diez joyas, que ella califica como la fusión ideal entre americana y shoegaze. Y no anda ‘quizá’ descaminada, toda vez que es un disco de pura reflexión personal, mirándose los zapatos (shoegaze) o, lo que es lo mismo, mirando en su cerebro y en su corazón, sacando al exterior sus demonios personales; si bien, y de ahí el ‘quizá’, desvía el tiro con respecto al concepto americana, o country-rock, como se le ha llamado toda la vida, porque este, precisamente, es su álbum que menos contenido posee de este género, especialmente con respecto a los anteriores, que sí beben explícitamente en los sonidos vaqueros y de pradera.

En este hay un sonido con muchas texturas y capas: de guitarras y sintetizadores, de teclados, de voces, de efectos…, y, naturalmente de batería y bajo. Todo ello bajo una producción espectacular, no por exhibicionismo gratuito, sino por la forma en que técnicamente se ha grabado, con mucha reverberación y en unos planos y capas instrumentales que parecen bajar de los cielos, lo que lleva a pensar en las esferas cósmicas pinkfloydianas o en el onírico viaje interestelar de Mike Olfield en su magnífico Songs Of Distant Earth. ¡Menudo comienzo con Easy!

El autor de esta masterpiece es Ted Young, productor, ingeniero de sonido y mezclador, con un Grammy en su haber y con trabajos para decenas de artistas de medio mundo, entre ellos, el mismo Mick Jagger, Alice Cooper o Sonic Youth. También ha colaborado con renombrados productores como Bob Ezrin, Tony Visconti o John Agnello.

El resultado final del disco —como el anterior, grabado en Texas, y con músicos americanos—, es una quintaesencia del buen gusto y de la sutileza, y tan fascinante como luminosamente bello y tristón. Que ahí estriba otra de las peculiaridades del álbum: mucha hermosura musical, tanto en instrumentos y sonido general como en la voz, pero bastante desconsuelo y hasta abatimiento con este auto psicoanálisis que se realiza la cantante catalana en las letras, tratando de indagar en su vida y en el porqué de sus reiteradas soledades en tantas y tantas noches solitaria en una habitación de hotel tras haber actuado en las muchas partes del mundo por las que ha viajado. 

“Me preguntaba, en definitiva, si sirvo o no para el amor”, comentaba a media tarde del sábado pasado, día 3, en Radio Nacional. Y esto lo plasma en una de las canciones más identificativas de este disco: Demons. También sale a la luz su desconsuelo por las ausencias del pasado y de personas y momentos cruciales en su vida; en definitiva, un desnudo íntimo de su esencia humana, que le ha servido como reconfortante ejercicio de terapia, por lo que no siente ningún remordimiento de tan explícita (y poética y sutil, añado yo) exposición pública. A mí, es un disco que me tiene prendado desde hace un par o tres de semanas, al poco de salir. Hasta lo utilizo de bello somnífero para dormir, aunque la escucha bajo una gran manta de estrellas en noche veraniega es su punto ideal de goce máximo.

Antes de este álbum, Joana publicó Dripping Springs (2017), Cross The Verge (2016) y Dear Great Canyon (2014), a cual mejor y más sugestivo, aunque más distantes de este nuevo, por su folk americano, algo de su soterrado y seguramente inconsciente dylanismo en las baladas, y hasta esos hermosos amagos pop sesenteros, caso de Green Grass, perteneciente a Dear Great Canyon, y Trapped In The Fog, de Dripping Springs, aunque siempre con su sello personalísimo de las texturas y de su seductora voz. Previamente a todos ellos, hubo un primero, The Relief Sessions (2012) de muy difícil localización, toda vez que fue autoedición y apenas salió del circuito catalán. Por no señalar otros dos previos en 2008 y 2009, pero bajo las siglas de su nombre JST, aún más ilocalizables. Esta es, volviendo a Hardcore From The Heart, la canción más alegre del disco, que al menos, un brote de optimismo hay, aun cuando sea en la forma.  

En resumen, estamos ante una de las artistas más fascinantes que ha alumbrado la madre naturaleza hispana en los últimos tiempos. Que no es poco, tal y como está la cosa de rácana en lo que a calidad y buen gusto se refiere. Y sí, aunque sea reiterativo, otro gran refugio contra La Gran Morralla. No dejéis pasar esta bellísima voz de cuño internacional, plis. (Por cierto, nada que ver con Joan Manuel Serrat. Lo conoce personalmente, pero sin relación familiar alguna con él, como algunas veces se le ha atribuido). 

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