Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

María José Hernández, entrevista

María José -Juan Miguel Morales
María José -Juan Miguel Morales

Unas entradas atrás daba cuenta del disco 'Las uvas dulces' en el que la cantautora zaragozana María José Hernández ha remodelado una docena de canciones de Labordeta, ajustando arreglos e insertando esa voz sensible y cálida que posee, dominando a la perfección ese registro vocal suyo en el que se mueve. A continuación reproduzco la entrevista completa que he mantenido con ella y que parcialmente, por la evidente falta de espacio, se ha publicado este fin de semana en el Heraldo. Una 'dulce uva' para los amigos de las voces delicadas y el intimismo y toda una aportación maravillosa al mundo labordetiano.


A la hora de abordar el disco, ¿saliste con voluntad predeterminada, casi con el cuchillo entre los dientes, de no solo poner tu voz en el cancionero labordetiano sino de arreglar el gran roto que le hicieron a Labordeta en los arreglos de casi todos los discos de los 80-90? ¿O fue algo que luego salió de forma más natural y menos premeditada?


Tenía claro que este no era un disco recopilatorio. Era un disco de Mª José Hernández cantando canciones de Labordeta. Se trataba de traerlas a mi terreno y sentirlas como mías...


¿Tarea difícil?


Realmente, no, porque la poesía de Labordeta no tiene género. Escuché las canciones, las desnudé, dejé intactos los textos y las melodías y junto a Sergio Marqueta al piano partí de cero...


¿Sin ideas preconcebidas?


Exactamente. Comenzamos a trabajar desde un concepto acústico, en el que el piano iba a ser el protagonista, apoyado en el contrabajo y la guitarra como elemento rítmico, sin batería. Así que a los músicos, Julio Calvo, Daniel Escolano y Gonzalo Lasheras, les pasé ya la selección de las primeras maquetas sólo con piano o guitarra, es decir, ya tamizadas, olvidándonos de los arreglos originales para no partir, en efecto, de ideas preconcebidas.


Gonzalo Lasheras, además de músico, productor, ha sido el gran catalizador musical...


Gonzalo entendió perfectamente el sonido que yo quería para este disco y ha gobernado este 'barco' con maestría.


Has rebanado bajos y teclados (ay, 'Nieve en abril' y aquellos sintetizadores ochenteros), amainado baterías…, suprimido incluso acordeones y arreglos orquestales, como ocurre en 'Qué queda de ti', o los saxos y guitarrazos acústicos de 'Abrí todas las puertas', has liberado a 'Guárdate del aire' de la base de blues eléctrico que tenía… y te has decantado, en general, por el piano como base instrumental y por la melodía. ¿Has buscado austeridad o precisión? ¿El texto o la música?


Cuando escuché por primera vez 'Nieve en abril', me quedé impresionada con la letra pero no me gustó nada el arreglo. Lo mismo ocurrió con 'Con tu voz', que ha resultado una de las canciones más luminosas, o 'Guárdate'; así que nos propusimos sacarlas de esos arreglos trasnochados y convertirlas en canciones totalmente diferentes. Simplemente, con despojarlas de artificios, brillaron porque los textos eran impresionantemente bonitos.


Lo que no quita para que, por ejemplo, en 'Si fueses como la aurora' aparezca una guitarra eléctrica muy liviana que en origen no existe…


La guitarra eléctrica puede tener un abanico sonoro muy amplio y en este disco hemos buscado sobre todo que aportara tímbrica y texturas redondas y cálidas, siempre todo al servicio de los textos.


En el álbum 'Paisajes', de Labordeta, pusiste tu voz en tres canciones. Al final has elegido 'No me digas ahora'…


Me parece una reflexión preciosa y melancólica; esa que todos en algún momento nos hacemos cuando toca hacer balance de lo vivido. Hice ese arreglo de piano inspirada en las 'Gymnopedies', de Satie, porque el texto me evocaba esa atmósfera.


En 'Caminaremos' has añadido al final unos coros masculinos que no existen en el original. ¿Tal vez para reivindicar que esta es también una canción 'comunal' que hila con el 'Canto a la libertad'?


Sí, 'Caminaremos' es el himno de este disco. No había que olvidar esta faceta del repertorio. Lo que no tenía claro era como plantear el arreglo, y ahí fue Gonzalo Lasheras quien tuvo la buena idea de llevarlo al otro extremo y hacerlo solo con chelo y voz. El arreglo de Dani Escolano es fantástico y el coro está formado por los amigos de La Magdalena a los que pude engañar de un día para otro.


Pese a acudir a aquellas canciones “mal vestidas”, no has obviado la etapa mejor instrumentada, o la más adecuadamente instrumentada, que fue la de los 70. Hay dos piezas del 76, de 'Cantes de la tierra adentro'…


No quería centrarme solo en las canciones más poéticas y de amor que a priori podían ser más “apropiadas para mi voz” y olvidarme del talante combativo de canciones como 'Rosa Rosae', que es una canción autobiográfica tremenda que describe los años de la guerra civil y la vida de posguerra y 'Caminaremos', que como he dicho es el himno de este disco.


Como hay tres de 'Canciones de amor', la salvedad del estropicio de los 80-90, como fue aquel disco, quizá el más acoplable por no decir más sencillo para tu voz y tu estilo. ¿O mandó la belleza completa de ese disco?


Indudablemente, junto con 'Trilce', son dos de los discos con mejores canciones, y 'Mar de amor', en concreto, fue la canción que dio origen a este disco, porque fue versionándola junto a Joaquín Pardinilla en un homenaje que se le hizo al 'Abuelo', que caí en la cuenta de que ninguna mujer se había atrevido con su repertorio, y ahí se me encendió la bombilla.


Llama la atención que precisamente no hayas incluido la canción que da titulo al disco…


Originariamente se encontraba en la lista de las elegidas porque además su título me parece una metáfora perfecta de lo que para mí son estas canciones… son como esas uvas que están escondidas en el racimo y que en cambio son las más dulces, las más exquisitas… El caso es que no acababa de encontrar un arreglo que me convenciera y al final, con pena, se quedó fuera. Pero ocurrió que, de tanto preguntarme la gente lo mismo, y supongo que por aquello de que “bajo presión llega la inspiración”, dos días antes de la presentación en el Principal, mientras paseaba, se me ocurrió el arreglo y la montamos en un ensayo, la víspera del concierto, para incluirla en el directo.


Cierras con un poema inédito, 'Nadie', y además el último que escribió Labordeta, que tú misma has musicado. Emocionante. ¿Cómo te llegó?


Después de morir José Antonio, cuando decidí retomar el proyecto, lo primero que hice fue hablar con Ángela Labordeta y Juana de Grandes porque tenía claro que sin su complicidad no quería hacerlo. Ellas me recibieron y me dijeron que estaban encantadas de que la idea fuera precisamente alejarme del repertorio obvio. Ángela me pidió entonces que musicara, si así lo sentía, este poema que encontraron una vez fallecido su padre, entre sus cosas, porque era el último poema que él escribió, cuando la enfermedad ya casi no le dejaba coger el bolígrafo y era muy especial ya que sentía que era su despedida. Estaba en una hoja de papel, manuscrito y con una letra casi ilegible. Lo musiqué al final de toda la grabación. Simplemente me senté al piano y lo canté; salió así, de tirón, y acabé con los ojos arrasados porque el texto es estremecedor.


José Antonio era consciente de sus limitaciones musicales y así lo confesaba. ¿Qué dificultades técnicas o formales has encontrado?


Creo que el universo musical de José Antonio estaba muy arraigado a la música popular, que constantemente nos demuestra que no hace falta un tratado armónico ni melodías enrevesadas para calar en la gente y perdurar en la memoria. Está claro que él era fundamentalmente un poeta que encontró en la música el medio para decir lo que necesitaba decir y llegar a mucha gente. La fuerza de sus canciones residía en sus textos y en la autenticidad que transmitía su voz y su persona.


En más de una ocasión, recuerdo hablarle y casi reprocharle aquellas canciones festivas –'Coplas de Severino el Sordo', 'Qué vamos a hacer' o aquella que ahora, con el asunto de la corrupción, estaría bien vigente como 'El decreto 33'- con un punto de populismo musical que no encajaba con la profundidad de sus canciones más intimistas. Él se medio sonreía y con cierta timidez se justificaba diciendo: “Es que cuando vas a los pueblos…” Ahí no te has atrevido a entrar…


No es que no haya querido entrar, es que teniendo en cuenta que tenía que ceñirme a 12 o 13 temas, había canciones mucho más interesantes dentro de la línea que me había marcado.


Estoy seguro, como lo está su hija Angela, de que a Labordeta no solo le hubiera encantado este disco sino de que te hubiera dado un beso de alegría enorme. Fui testigo de lo mal que lo pasó en los ochenta peleándose con las discográficas y los productores, o por mejor decir, aguantando estoicamente el temporal, parafraseando uno de aquellos discos, de que era lo que tocaba –modernidad- y no había más remedio para sobrevivir en el negocio, hasta el punto de que dio un millón de pesetas a la SER, a los 40, como me confesó en mi libro, para que en el 87 le pincharan su disco 'Qué vamos a hacer'. ¿Eres consciente del acto de justicia que le has hecho?


José Antonio conoció el proyecto y se entusiasmó con la idea. Incluso se ofreció a mostrarme algunas canciones inéditas y proponerme su propia selección de candidatas, pero desgraciadamente a los meses empeoró su estado y yo aparqué el proyecto. Sinceramente yo también creo que le habría gustado. Juana, su viuda, así me lo manifestó, agradeciéndome que hubiera elegido precisamente esas canciones más poéticas que son las que a ella más le gustaban, y transmitiéndome el gran cariño que su marido me tenía desde siempre.


¿Es en serio que alguien te reprochó o puso cara escéptica con la idea cuando estabas preparando el disco?


¡Ya lo creo! Reproches no hubo pero sí escepticismo. Creo que, en parte porque les costaba imaginar las canciones de José Antonio fuera de la rudeza de su voz. Imagino que también habrá quien me habrá tachado de oportunista, pero eso no me preocupa a estas alturas. Sé quien soy y tenía claro el disco que quería aunque fuera arriesgado.


Supongo que ante semejante arsenal de canciones abordables por tu voz, el proceso de selección sería complejo. ¿Hiciste la tabla selectiva antes de grabar? ¿Fue rápida o costó mucho?


Indudablemente. Lo más difícil en este disco ha sido elegir. Escuché todos los discos, (algunos me costó conseguirlos), pero al final escuché todas las canciones y algunas por primera vez. De forma premeditada, el proceso de selección fue totalmente subjetivo, o sea, estarían las canciones que más me emocionaran y me gustaran a mí. Tan sencillo e instintivo como eso. En una primera criba quedaron como treinta y tantas canciones. Y a partir de ahí vino lo difícil: decidir qué canciones se quedaban fuera para dejar la selección en la duración normal de un disco, porque este no era un disco recopilatorio.


¿Quedó material fuera editable?


Sí pero solo en forma de maquetas. Al estudio fuimos con los doce temas elegidos, porque la grabación se hizo prácticamente en directo, y esto implicaba que el arreglo tenía que estar muy ensayado antes de llegar allí.


¿Crees que volverás de nuevo al cancionero de Labordeta? ¿La experiencia de 'Las uvas' estimula a ello?


Estoy muy satisfecha con el resultado y creo que era un disco que tenía pendiente, pero no tengo intención, de momento, de repetir. Mi próximo disco será de nuevo de canciones propias; de hecho, ya tengo mucho material pendiente de ser grabado.


El disco se ha subvencionado a través de crowfunding mediante la web especializada de Siamm. ¿Qué te ha parecido esta nueva modalidad de edición? Creo que enseguida se recaudó la cantidad necesaria para sufragarlo…


Gran parte de la grabación se ha hecho en el Laboratorio Audiovisual de Zaragoza con Carlos Estella y se ha editado con Delicias Discográficas, pero el resto de los costes de todo el proyecto han caído una vez más sobre mis bolsillos, así que el crowfunding ha sido un empujón. Era la primera vez que lo hacía, y mi objetivo no era financiar todo el proyecto, sino promocionarlo y crear expectación. Por eso, se planteó como una venta anticipada del disco y no se pidió una gran cantidad. Lo más bonito, sin duda, ha sido ver la implicación de los mecenas durante el proceso de grabación, el cariño que me han transmitido y la reacción entusiasta de la gente cuando empezamos a poner canciones en Facebook.


Parece magnífica idea la Fundación Labordeta. ¿Tienes ahí un papel que desempeñar?


Me parece fantástico que la Fundación haya comenzado a andar. He estado al tanto de todo el proceso desde que hablé por primera vez con Ángela y Juana, quienes de hecho me propusieron que este disco fuera una de los primeros proyectos de la misma. Sé que ha sido un proceso largo pero creo que era necesario para salvaguardar y seguir dando a conocer la obra y la persona de Labordeta.


¿Cómo va tu nuevo disco?


Sigo trabajando y metiéndome en líos. Mientras continúo con las presentaciones en directo, tengo intención de comenzar a grabar maquetas con nuevas canciones,. Además, paralelamente a 'Las Uvas dulces', estoy en un nuevo proyecto que nada tiene que ver con mi faceta de cantautora pero sí con la de cantante, y que ha supuesto un reto nuevo para mí. Es un proyecto que he creado junto a dos grandes amigos y enormes músicos como son Luis Delgado y Joaquín Pardinilla en el que recreamos un repertorio de canciones antiguas (medievales, sefardíes, romances, cantigas, etc.) pero desde la perspectiva del siglo XXI. No tiene ningún talante historicista, sino de recreación de esas melodías maravillosas que han perdurado en el tiempo y que siguen emocionando a quien las escucha después de 500 o 600 años. El proyecto se llama 'Vivere memento' (acuérdate de vivir) y el disco saldrá en unas semanas.

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