Blog Cuarta dimensión

por Carlos Bogdanich

El Observatorio STARTGATE

Galáctica, Observatorio astronómico en Teruel
Galáctica, Observatorio astronómico en Teruel

Ser "puente" entre nuestro "finito" Mundo y el infinito Cosmos puede ser una realidad en nuestro presente. Hurgando en el Pasado lo he descubierto.


A lo largo del tiempo y cada día más, el interés de los humanos por escudriñar el Universo se hace más patente y se invierten millones de euros en construir observatorios cada vez más potentes. Para ello no solo se exige una alta tecnología, el lugar del emplazamiento debe tener unas condiciones especiales. Estar alejados de las grandes ciudades para no verse perjudicados por la contaminación lumínica, construirse en zonas altas y firmes para evitar vibraciones, que la climatología sea estable para que el "ojo" no tenga interferencias son, entre otras, las cualidades que se deben respetar.


Galáctica, Observatorio Astronómico en Teruel.


Ejemplos de esa curiosidad científica y que hace avanzar el conocimiento humano y nuestra verdadera situación en el Cosmos, los tenemos en muchos puntos del Planeta. Visitar estos centros nos permite viajar en el Tiempo y descubrir lo grande y pequeño que somos a la vez.




Todos y cada uno de los observatorios "compiten" en una afanosa lucha por traer ante nosotros más información de los misterios del Cosmos.  Pero volvamos sobre las necesidades estratégicas básicas, para que dichos cometidos se cumplan. Indudablemente, los avances científicos y técnicos permiten cada vez más que, estos 'centros oculares', ganen información y rendimiento. Pero a veces no todo es tecnología, si nos sumergimos en el Tiempo pasado, en la Historia, en las tradiciones y legados, nos podríamos sorprender de los mensajes heredados. Sólo es cuestión de ver con los ojos como los de Leonardo da Vinci cuando, observando el vuelo de los pájaros, diseñaba en su mente aparatos voladores.


El observatorio ideal


Antes comentaba la importancia vital a la hora de construir un observatorio que tiene su emplazamiento, guardando estrictas medidas que no perjudiquen su labor. Que mejor que construirlo en un sitio donde el clima sea benigno, la base sólida y bien alejada del "mundanal ruido".


Y ese sitio ideal se halla en una "perdida" y misteriosa isla en el Océano Pacífico, la Isla de Pascua. Isla que, el 5 de abril Día de Pascua de Resurrección, del año 1722, descubría el navegante neerlandés Jakob Roggeveen. La isla, con una superficie de 163,6 km2, posee un clima tropical con poca oscilación térmica tanto diaria como anual, y guarda varios simbolismos secretos que, poco a poco, van saliendo a la luz. 


Por todos son conocidos los famosos moáis, más de 900 estatuas monolíticas distribuidas por toda la isla, de las cuales aún se desconoce cómo fueron construidas. Todas ellas destacan por su "perdida" mirada hacia el cielo, hacia el Cosmos. Su pétreo peso, decenas de toneladas, silencioso y vigilante, conmueve al observador que inmediatamente se pregunta ¿Qué están observando o esperando?...




Imagen comparativa de su tamaño.




Por si esto fuera poco, en el idioma autóctono la isla era antes conocida como 'Te pito' o 'Te henua' que significan "El ombligo de la Tierra" y 'Mata ki te rangi' que se traduce como "Ojos que miran al Cielo".  Aquí es donde se afianza más mi teoría, por este ancestral simbolismo que nos está diciendo que un importante mensaje de los cielos podrá verse desde esa latitud y longitud de la Tierra.


Tradiciones que dicen algo:


Desde lo más remoto del tiempo se celebra en la isla la fiesta 'Tapati', se realiza en el mes de febrero de cada año y dura aproximadamente 2 semanas. Su culminación es con la Luna Llena de dicho mes, donde se procede a la elección de la reina de la Isla. En los días anteriores, los jóvenes descienden a gran velocidad por las colinas de la montaña sobre troncos de plátanos; quizá emulando el descenso de "los dioses" desde las alturas para contactar con los humanos.


Indudablemente mi teoría es un tanto especulativa, pero razonemos un poco. La ancestral celebración "coincide" con la del Nuevo Año Lunar Chino que, desde hace milenios, se celebra también cada mes de Febrero.


La autóctona sociedad 'Rapanui', como se le denomina al pueblo aborigen y a su idioma, defienden de forma ancestral que su ascendencia es directa de los "dioses" que bajaron de las estrellas...




Los 'pascuences' dicen de siempre que "las estatuas andaban"...


Hace muy poco se ha descubierto, tal como indica la foto, que los 'moais' tienen un cuerpo entero, que no solo eran un simple busto inmóvil, que en realidad su construcción, aunque misteriosa, tiene más peso simbólico. ¿Será verdad que hurgando en el pasado con una mente abierta, podemos recrear nuestro futuro?... De momento mi pequeña pincelada teórica ahí queda, nuestra historia evolutiva dirá el resto. Grandes acontecimientos nos esperan, testigos especiales seremos de la Nueva Era.


Felices pesadillas... 




  






















 






























 

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