¿Quién escribió el manuscrito de Voynich?

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Enigmas  Lo denominan el "santo grial de la criptografía". Nadie, ni siquiera los mejores expertos, ha logrado descifrar la escritura de este libro del siglo XVI. Las últimas teorías apuntan a los aztecas


El especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich adquirió en 1912 un extraño libro de coloridas ilustraciones y escritura ilegible, que poseía la Universidad Pontificia Gregoriana. Se trata del libro más misterioso de la historia: el carbono 14 lo ha datado en torno al año 1500 y nadie ha logrado todavía descifrar la lengua en la que está escrito. Y se trata de un idioma real: el lenguaje cumple la ley de Zipf, que establece que en todas las lenguas la palabra más frecuente en un texto aparece el doble de veces que la segunda más frecuente, y el triple que la tercera más frecuente, y así sucesivamente.


El bautizado como 'manuscrito de Voynich' es un volumen que recoge asombrosos conocimientos botánicos, médicos e incluso astronómicos. Sorprenden por ejemplo las ilustraciones de novas (explosión termonuclear de una estrella), que indican que el autor conocía los misterios de la energía nuclear. Incluye una amplia sección dedicada a la botánica, otra a la astronomía, una tercera a la biología, la cuarta a la cosmología, y la quinta son recetas médicas. Y, a pesar de las ilustraciones que acompañan al texto, poco se ha podido comprender. Por ejemplo, en el tema de las plantas (que es el que nos ocupa a nosotros), apenas hay similitudes con los vegetales corrientes. Algunas contienen formas que recuerdan a los ojos, otras tienen colores imposibles. Los primeros estudiosos identificaron dos: un pensamiento y un helecho. Unas plantas se mezclan con otras en curiosas mezclas, y las hay que incluso tienen garras como adorno.


Desde que se conoce su existencia, han sido muchos los que han dedicado su vida a desentrañar los misterios, sin hallar respuesta alguna. El primer propietario conocido fue Roberto de Bohemia (nieto de Carlos I de España), quien ya apuntó al fraile y polígrafo franciscano Roger Bacon como autor. Sin embargo, nunca ha podido confirmarse, y hubiera resultado difícil inventar un lenguaje tan perfecto. Otras lenguas artificiales, como el klingon de 'Star Treck' o el idioma élfico de Tolkien de 'El señor de los anillos' no cumplen la citada Ley de Zipf. Además, los estudiosos de Bacon no ven rasgos del estilo del fraile en este manuscrito.


Arthur Tucker y Rexford Talbert, de la Universidad de Delaware, acaban de señalar que el libro podría tener su origen en la cultura azteca: las plantas recuerdan a las del Nuevo Mundo (aseguran haber identificado 37 de las más de 300 que se plasman) y el volumen entero podría describir un "antiguo jardín botánico que habría estado situado en el centro de México". Las recetas tendrían un componente mágico, que encajan con las ilustraciones cosmológicas, donde aparecen signos zodiacales. Sin embargo, los expertos no explican por qué las mujeres dibujadas tienen rasgos europeos y no aztecas.

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