El Tribunal Constitucional ha sido rápido: ha comunicado su propia constitucionalidad en el día.

El TC debería funcionar sin presencia humana, siempre sujeta a veleidades, deslices y confusiones. Se encarga un algoritmo a Google, se le enchufa la Constitución, y ya.

De esa forma decidirían la NSA u otras agencias secretas a voces, que saben mejor que los magistrados lo que nos conviene. Porque tienen casi toda la info. De primera mano, y fresca. Casi del día.

Así nos ahorraríamos mucho dinero en dietas y cenas y chóferes íntimos. Y en vergüenza de marca.

Por lo demás, el episodio del militante ha alterado el flujo de Bárcenas, que hoy ha perdido fuelle. Ha sido una distracción menor. A la espera de que el Financial Times diga cuándo y cómo ha de salir Rajoy. Y qué ha de decir.

A ver qué sale mañana del pendrive.