Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Carmen París: jota y jazz, ¿aberración o gran acierto?

Jotera lo serás tú, Carmen París. Y echada p'alante, también. O más. Que es que, en tiempos tan negros como estos, meterse en el berenjenal económico y artístico que te has metido, es echarle muchos redaños. Ahí es nada, grabar un disco con toda una orquesta de jazz. Escribía uno el otro día sobre las ventajas de la autogestión. Pues he aquí otro ejemplo, aún más insólito y, permítanme los de Voyeur, más costoso por no decir valeroso, mayúsculo.


Porque la orquesta, la Concert Jazz Orchestra de Greg Hopkins, procede ni más ni menos que del famoso Berklee College de Boston, ciudad donde además se ha grabado el álbum, con todos los costes que ello conlleva. Ni de coña pensar que la Warner, compañía en la que París militó varios años, le sufragaría un proyecto tan ambicioso como este. ¿Pues, cómo lo ha hecho ella? Pues por su cuenta, según dice, y a costa de los futuros royalties que le lleguen. Y si no llegan, algún trampujo le caerá con un banco, cosa que confiemos que no ocurra, porque tamaña aventura tiene que salir a flote: 'Ejazz con jota', que así se llama el disco, tiene suficiente peso musical y novedosos reclamos para llegar a la gente. De aquí y de fuera.


Es un disco con nuevos temas y alguno ya conocido pero adaptado al contexto del nuevo álbum. Por ejemplo, 'Jotera serás tú' que Carmen ha recuperado y que en su nueva adaptación resume su inquieto espíritu universal de la música, la regla vital de su 'mensaje artístico' y de toda su discografía, que con este disco ya llega a la cuarta entrega, aparte de sus numerosas colaboraciones. “Que a mi no me duelen prendas de cantarte por rancheras o por chotis o en zulú”, canta. Y ese es el resumen básico de su credo.


Podía haber envasado sus nuevas melodías en gregoriano o en khoomei, que el mestizaje y la fusión tienen el semáforo siempre abierto para transitar por los parajes más insospechados, pero ahora ha sido el jazz, uno de sus ríos mayores, lo que la ha llevado a confeccionar este hermoso disco cantado en español e inglés y donde la jota se arrebuja entre una sólida mini big band –¡ah, los puristas del género!- que lo mismo emite sonidos de blues que de Ben Webster, de Herbie Mann o del Corea eléctrico, cuando no oímos a Carmen cantando 'scat' con una pericia y una originalidad desorbitada ('No More Groundhog').


Es cierto que el inglés chirría en algún momento y que hay fraseos a los que les falta una modulación más satinada, menos chillona, pero ello no empaña el contenido general y la intención de este disco, confortable, atractivo, coherente, con unos arreglos y una instrumentación exquisitos, dentro de un jazz clasicista, amén de una voz poderosa. No hay fronteras estilísticas para esta zaragozana impetuosa y valiente, cual Agustina de la canción.


Una pregunta final: ¿cómo ves este tipo de fusiones? ¿Consideras una aberración que la jota salga de su contexto tradicional para ennoviarse con otros géneros? Tengo que decir que no es la primera vez que oigo pestes salidas de algunas reputadas bocas de cantadores y cantadoras tradicionales de jota contra estos experimentos, pero si algo permite la música que no permiten la economía o las dictaduras, pongamos por caso, es la libertad. Otra cosa es acertar en el noviazgo.


http://www.youtube.com/watch?v=9LfdQoPKuNg


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