Blog - Al Alba

por Mariano Gistaín

La burbuja fue el 11-S

La burbuja buena, la auténtica, fue el 11-S. Engendró un supersector que ha dado muchos dividendos. La metrópoli en presunta decadencia vive de eso y por eso. El supersector es tan secreto que ni él mismo sabe que existe. No tiene ni nombre. Algunos de sus servicios son "seguridad", "espionaje" o "prevención activa". Los drones son uno de sus subproductos estrella. También ha engendrado su propio aparato jurídico, sus teorías frenopáticas lógicas y su cultura pop, basada en las redes sociales. El climax de este hipersector fue la muerte de Bin Laden y la foto de Obama viéndola en directo desde la Casa Blanca. Wikileaks, Assange y ahora Edward, son héroes o antihéroes de relleno (en eso se puede elegir, votar, megustar), lo importante es que la historia sigue, según el esquema de las series, y cada temporada trae sus nuevos episodios, villanos, revelaciones OH! y hasta contratiempos. Y, siempre en la penumbra, el pudridero cuántico de Guantánamo, como una perversión, una licencia del guionista loco o una concesión a los cuentos clásicos (y a la ciencia), cuya trama exige una prisión absurda y eterna, un infierno o un agujero negro. Estados Unidos ya es de unas cuantas corporaciones, y la función del presidente es representarlas a todas. Es un nuevo modelo de estado intervenido desde dentro por sus empresas, lobbys y consorcios, que siempre desembocan en fondos de inversiones.